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Los smartphones con una cámara están destinados a desaparecer
La presencia de los smartphones con una cámara ha sido una constante el sector móvil durante muchos años. Fue entre 2001 y 2002 cuando cámara y teléfono móvil empezaron a ir de la mano, y como podemos ver en la primera gráfica que acompañamos, cortesía de GSMArena, a partir de entonces los modelos sin cámara pasaron de dominar el mercado a entrar en una etapa de caída libre que se saldó con su desaparición en 2014.
Es comprensible. A día de hoy todos los smartphones vienen con cámara, una tendencia que se ha extendido incluso a los teléfonos móviles más económicos. Sí, en muchos casos su calidad es tan baja que su funcionalidad real es mínima, pero lo importante a efectos de estadística es que está incluida, y que los móviles sin cámara son algo del pasado.
Si nos fijamos en esa misma gráfica veremos algo muy curioso, y es que los smartphones con configuraciones de una cámara han experimentado una reducción drástica en apenas un par de año, pasando de un 100% a casi un 50%. El culpable salta a la vista, el enorme auge de los smartphones con configuraciones de doble cámara, una apuesta que han seguido una gran cantidad de fabricantes y de vendedores, Apple incluida, y que está empezando a dejar paso a las configuraciones de tres y hasta cuatro cámaras traseras.
Utilizar una configuración de varias cámaras permite mejorar las prestaciones del terminal apostando por la especialización y la división de tareas. Así, lo más habitual en un smartphone de doble cámara es tener una lente actuando como sensor principal y otra trabajando como sensor de profundidad o como teleobjetivo, lo que permite conseguir imágenes de calidad y aplicar efectos de desenfoque de profundidad, o hacer zoom sin una gran pérdida de calidad.
En la segunda gráfica podemos ver la tendencia del sector en lo que respecta a las cámaras frontales. La evolución aquí ha sido menos marcada, ya que la mayoría de los smartphones siguen utilizando una única cámara frontal, pero se empiezan a ver cambios que confirman que el camino a seguir es la integración de dos cámaras en la parte delantera.
Gigantes como Samsung piensan apostar por esa configuración en su Galaxy S10+, un terminal tope de gama que vendrá, además, con tres cámaras en la parte trasera. No es casualidad, mejorar las prestaciones a nivel de fotografía se ha convertido en una manera de diferenciarse de la competencia y de hacer dispositivos más atractivos. Ya no basta con tener un SoC con más potencia, un acabado premium o montar más RAM, las cámaras se han convertido en una de las prioridades más importantes para los usuarios.
Más no siempre es sinónimo de mejor
Como ocurría con el caso de los procesadores con muchos núcleos y de la memoria RAM tener más no siempre es mejor. Un smartphone con cuatro cámaras no tiene porque hacer mejores imágenes que un terminal con una única cámara. Al final la calidad del sensor y de la óptica de cada configuración de cámara será la que determine sus posibilidades.
Por ejemplo, el Google Pixel 3 solo tiene una cámara en la parte trasera, pero gracias al hardware dedicado que ha introducido Google, al sistema de inteligencia artificial y aprendizaje profundo sobre el que ésta se apoya y a la calidad de la lente y del sensor es capaz de ofrecer unos resultados superiores a los de otros terminales como el iPhone X, que monta un sistema de doble cámara.
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