GeForce RTX 30 LHR: el nuevo golpe de NVIDIA a los mineros llegará en mayo

A NVIDIA no le hace ninguna gracia la situación actual con sus gráficas y los mineros, y RTX 30 LHR es no solo una muestra más de ello, sino un golpe que, de efectuarse adecuadamente, puede hacer bastante daño a los criptomineros y, al tiempo, aliviar las tensiones y el sobreprecio en el mercado de las tarjetas gráficas. Dicho de otro modo, NVIDIA muestra un grado de compromiso con los usuarios que, sin duda, es muy de valorar y agradecer.

Y es que, en realidad, la cuenta de resultados de la compañía no hace necesaria la introducción de las GPU RTX 30 LHR (Low Hash Rate), pues sabe que a día de hoy tiene garantizadas las ventas de cuantas tarjetas gráficas se puedan producir por parte de sus socios. Y aún más, esta medida puede reducir su volumen de ventas una vez que la situación se normalice, ya que sus tarjetas dejarán de ser interesantes para los mineros. Por lo tanto, no parece una decisión tomada pensando en los números, sino en los usuarios.

¿Qué es RTX 30 LHR? Pues según hemos podido leer en Videocardz, NVIDIA ha informado a sus socios del próximo envío de los integrados GAxx2, una revisión de los chips de la serie RTX 30 pero con limitadores de la capacidad de minado. Como recordarás, ésta se mide por la cantidad de hashes que puede procesar por segundo, y los cambios introducidos por NVIDIA en el diseño de RTX 30 LHR se dirigen, como su propio nombre indica, precisamente a limitar eso, la cantidad de hashes que puede procesar la GPU.

Esto es mucho más interesante todavía al saber que NVIDIA no tiene planes de hacer distinción entre los integrados con y sin esta limitación, es decir, que no veremos tarjetas identificadas como RTX 30 LHR, y tampoco sabemos si este cambio se aplicará a todas las GPU que se produzcan o solo a parte de las mismas. Lo que sí que se habría indicado a los socios es que el rendimiento de los chips en el resto de tareas será similar al que ofrecen en la actualidad.

Por razones lógicas, NVIDIA no ha revelado en qué consisten exactamente las modificaciones introducidas en el diseño de las GPU RTX 30 LHR, si bien entendemos que, a diferencia de la primera solución intentada, en la que la limitación se establecía mediante software con el driver, en esta ocasión hablamos de modificaciones físicas en el integrado, que pueden ser irreversibles o, en todo caso, muy difíciles de eludir, mucho más que con una simple modificación de software.

La única excepción serían las GeForce RTX 3090, el modelo menos rentable para los mineros, pero el resto de chips RTX 30 LHR empezarían a producirse en mayo, por lo que se espera que las primeras tarjetas gráficas limitadas a este respecto deberían llegar al mercado en algún momento de junio. A partir de ese momento, para los mineros, comprar tarjetas gráficas GeForce se convertirá en una lotería, lo que esperemos que los empuje a disminuir su volumen de compras.

Y es que, salvo sorpresas a este respecto, los mineros solo podrán averiguar si una GPU RTX 30 es LHR una vez que ya la tengan en sus manos y puedan realizar ciertas comprobaciones. Cabe la posibilidad, eso sí, de que las adquieran, y todas aquellas que sean RTX 30 LHR sean automáticamente revendidas, pero en cuanto la situación se normalice, y el precio de las tarjetas de segunda mano pase a ser inferior que el de las nuevas, comprar tarjetas de NVIDIA se convertirá en un juego de azar que puede salirle muy caro a los mineros.

Hace unos meses, AMD dijo que no tenía intención de tomar medidas para evitar que sus tarjetas gráficas fueran codiciadas por los mineros, una posición empresarialmente comprensible, pero que dejó un cierto mal sabor de boca, pues coincidió en el tiempo con el primer plan de NVIDIA para disuadir a los mineros de comprar sus GPU. Ahora, con los planes de RTX 30 LHR NVIDIA vuelve a dar un paso más en este sentido, que debería empujar a los de Santa Clara a replantearse su postura. No tienen ninguna obligación de ello, por supuesto, pero parece bastante sensato reaccionar en este sentido, y procurar proteger los intereses de sus clientes particulares, frente a los de los mineros.