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John McAfee se quita la vida tras una orden de extradición

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John McAfee se quita la vida tras una orden de extradición

Duro e inesperado final para John McAfee, el que fuera uno de los pioneros de la seguridad informática, y que como hemos podido saber hace solo unos minutos, el polémico McAfee, que actualmente se encontraba recluido en la prisión de Brians 2, en Sant Esteve de Sesrovires, Barcelona, se ha quitado la vida. Los funcionarios públicos han intentado reanimarlo pero no ha sido posible, por lo que el personal médico solo ha podido certificar su muerte. Al lugar se ha desplazado una comitiva judicial con el fin de intentar determinar la causa de la muerte, si bien de momento todo apunta al suicidio.

Es una sorpresa, desde luego, pero es indudable que la situación actual de John McAfee distaba mucho de ser ideal. Desde la venta de McAfee a Intel, en agosto de 2010, empezó a protagonizar algunas noticias muy lejanas del perfil de experto en ciberseguridad y hombre de negocios que conocíamos hasta el momento, lo que hizo que ganara cierta relevancia pública pero, a cambio, arrojó sobre él una imagen de persona excéntrica que lo ha acompañado hasta el final de sus días.

Detenido en el aeropuerto de El Prat el 4 de octubre de 2020, a instancia de las autoridades estadounidenses y cuando se disponía a tomar un vuelo a Estambul, desde entonces John McAfee ha permanecido recluido en dicho centro, e incluso concedió alguna entrevista a medios en este periodo. La razón por la que la justicia de Estados Unidos es una supuesta deuda de 3,35 millones de euros, contraída al haber ocultado al fisco los ingresos obtenidos entre 2016 y 2018 con sus operaciones con criptomonedas.

Desde su ingreso en prisión, la justicia de Estados Unidos ha reclamado la extradición de John McAfee, que afirmaba encontrarse bastante cómodo en una cárcel española, «Las cárceles aquí son como el Hilton en comparación con Estados Unidos«, llegó a afirmar. El desencadenante de su suicidio ha debido ser, con prácticamente total seguridad, la decisión de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, tomada la semana pasada, y que autorizó la extradición que tanto temía McAfee, sumada a que ya antes de recibir esta noticia parecía encontrarse bastante desanimado, ha debido ser el detonante.

En este tweet de la semana pasada, John McAfee afirmaba que la acusación de la agencia tributaria estadounidense, de que todavía tenía un alto volumen de criptomonedas en su poder era incierta. Según afirmaba, todas esas criptodivisas habían sido tomadas por sus antiguos colaboradores, con los que se ha dedicado a este mercado los últimos años, y terminaba el mensaje con un lacónico «No tengo nada. Sin embargo, no me arrepiento de nada». EL mensaje fue publicado hace justo una semana, el miércoles 16 de junio. Posteriormente publicó varios mensajes más sobre la vida en la cárcel y sobre la corrupción y el poder.

Esto tampoco es algo nuevo, sus denuncias de la supuesta corrupción vienen de lejos, y la última oportunidad que tuvo para exponerlas fue la vista de extradición celebrada la semana pasada. En la misma, afirmó haber pagado millones de dólares en impuestos, y afirmó que la verdadera razón por la que el gobierno de Estados Unidos reclamaba su extradición era la persecución política, por haber denunciado corrupción en la agencia tributaria estadounidense.

«No existe prueba acreditativa de que tal cosa pudiera estar sucediendo«, fue la respuesta que obtuvo John McAfee de la Audiencia Nacional, que desestimaba de esta manera sus argumentos para evitar ser extraditado. Un trámite que no es nuevo para él, pues recordemos que ya fue deportado a Estados Unidos en 2012, tras un mes en el que protagonizó titulares por la sospechosa muerte de un vecino (con el que tenía muy mala relación) por un disparo en la cabeza, su sorprendente aparición en Guatemala, donde pidió asilo pero fue detenido por entrada ilegal y, finalmente, su deportación a Estados Unidos.

John McAfee se quita la vida tras una orden de extradición

Ya en aquel momento, John McAfee afirmó que era objeto de persecución política, si bien su nombre ya aparecía vinculado a actividades ilegales como tráfico de drogas, corrupción de menores, altercados y alteración del orden público, posesión de armas y, claro, la sospecha de que hubiera tenido que ver algo con la muerte de su vecino.

Nacido el 18 de septiembre de 1945 en Cinderford, Reino Unido, John McAfee se licenció en ciencias exactas matemáticas en la Universidad de Roanoke en 1967 y solo un año después trabajó como programador para la NASA, posición que mantuvo hasta 1970, momento a partir del cual empezó un peregrinaje por Univac, Xerox y demás empresas de la eclosión tecnológica que vivió Silicon Valley en la década de los setenta.

Cuando aún trabajaba por cuenta ajena, y tras recibir una muestra de malware, empezó a trabajar en un software que fuera capaz de hacer frente a este nuevo tipo de amenazas. Años después, en 1989, y con esos trabajos convertidos ya en una sólida propuesta de software de seguridad, John McAfee abandonó su trabajo y fundó McAfee Associates, que posteriormente pasó a llamarse Network Associates, para más tarde recuperar el apellido del creador, esta vez sin ningún texto añadido, McAfee.

Su principal innovación fue ofrecer el primer antivirus que se distribuía con una licencia shareware, lo que permitió que llegara a muchos potenciales clientes, que tenían la oportunidad de probar una solución de seguridad antes de tener que pagar por ella. Esto, en un mercado tan incipiente en aquel momento como el de la seguridad informática, demostró el talento comercial de John McAfee, que logró situar sus soluciones de seguridad entre las más reconocidas a nivel global, además de en un autor prolífico y un conferenciante muy valorado entre finales de los ochenta y mitades de la primera década de este siglo. Descanse en paz.

 

Imagen: NullSession / Gage Skidmore

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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