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Twitter, COVID-19 y Boris Johnson, ¿qué podía salir mal?

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Twitter, COVID-19 y Boris Johnson, ¿qué podía salir mal?

Hay una cosa que me disgusta bastante de las discusiones en Twitter (bueno, en realidad hay un montón de cosas que me disgustan bastante de las discusiones en Twitter, pero ahora me voy a centrar en una) y es cuando, por la razón que sea, alguien critica lo crítica que es la masa tuitera en nuestro país, dando a entender que se trata de un fenómeno localizado en España o, a un nivel más amplio, en el mundo hispanohablante. Nada más lejos de la realidad.

En realidad, Twitter democratiza el acceso a pelearte (online, se entiende) con alguien que no piensa lo mismo que tú, da igual sobre qué tema, de dónde seas o el idioma que hables. Siempre encontrarás alguien que te toque las narices (o a quien tocarselas tú, que de todo hay), todo vale. Ayer mismo, ante un tweet de Carlos Bardem (persona polémica, lo sé) en el que anunciaba el fallecimiento de su madre, la actriz y activista Pilar Bardem, era posible encontrar comentarios de ¿personas? haciendo crítica política. En un tweet de alguien que acababa de perder a su madre.

No voy a entrar en hacer valoraciones sobre dichos mensajes, en su lugar me voy a quedar con un mensaje de Juan Soto Ivars en Twitter, que creo que define la situación a la perfección, y con el que no podría estar más de acuerdo:

Pero bueno, que me desvío del tema principal. Como decía al principio las polémicas en Twitter no distinguen de idiomas y nacionalidades, y un ejemplo perfecto de ello lo encontramos en lo que ha ocurrido en Reino Unido con su primer ministro, Boris Johnson, que se ha visto obligado a marcarse un «donde dije digo, digo Diego», tras una reacción explosivamente negativa a la supuesta impunidad de la que iba a disfrutar, frente a la situación que vive el resto de la población.

Todo empieza el viernes, con una reunión entre Johnson y Sajid Javid, recién nombrado secretario de salud de Reino Unido, y se complica cuando ayer sábado Javid hace público, a través de Twitter, que ha dado positivo por COVID-19. En este punto es importante recordar que el servicio público de salud británico obliga a un periodo de aislamiento de 10 días. Solo en la última semana, más de 500.000 británicos se han visto obligados a confinarse por esta medida.

Sin embargo, y ante esta situación, el 10 de Downing Street afirmó que Johnson no se sometería al aislamiento obligatorio y que, en su lugar, participaría en un estudio piloto que, básicamente, consiste en seguir con su vida normal y, eso sí, hacerse varias pruebas diarias. Un anuncio que, como ya habrás podido imaginar, no ha hecho ninguna gracia a toda esa ciudadanía que cumple a rajatabla con la decisión del servicio público de salud de imponer los confinamientos para intentar impedir la expansión de la pandemia, especialmente desde la llegada de la variante Delta.

Así, de manera casi inmediata al anuncio del no aislamiento de Boris Johnson, Twitter empezó a poblarse de mensajes críticos con el primer ministro británico, fortaleciendo una corriente de opinión que, según podemos leer en Business Insider, ha terminado por forzar al político a dar marcha atrás, anunciar que no participará en el estudio piloto y que se recluirá en su domicilio los diez días marcados por el NHS, del mismo modo que lo están haciendo el resto de británicos que han tenido contacto con personas que han dado positivo en los tests.

Al igual que no lo he hecho en el caso de Pilar Bardem, tampoco voy a entrar ahora a valorar lo ocurrido con Johnson, aunque es indudable que lo del estudio médico piloto que te permite mantener tu vida normal suena un tanto extraño. Lo que sí que es indiscutible, y aquí tenemos un recordatorio más de ello, es que ese ente colectivo denominado redes sociales, y en este aspecto encabezadas por Twitter, se ha convertido en una palanca de presión que puede llegar a cambiar las agendas de los líderes mundiales, aunque sea al menos en asuntos como este.

 

Imagen: EU2017EE Estonian Presidency

 

 

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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