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Cinco cosas que serán imprescindibles para jugar bien en PC cuando «mueran» PS4 y Xbox One

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Nos encontramos en una situación bastante curiosa ya que, para jugar bien en PC, todavía es posible utilizar hardware de hace varios años. Por ejemplo, un equipo configurado con un procesador Intel Core i7 4770K overclockeado a 4,5 GHz, 16 GB de DDR3, una tarjeta gráfica GeForce GTX 970 o una Radeon R9 290, aún es capaz de mover casi cualquier juego actual en 1080p y calidad alta manteniendo un buen nivel de fluidez, y en una minoría de casos tendremos que reducir los ajustes gráficos a calidad media.

Si tenemos configuraciones un poco más potentes, como por ejemplo un Core i7 6700K, 16 GB de RAM y una tarjeta gráfica GeForce 1070 o una Radeon RX Vega 56, podremos jugar incluso en1 1440p con calidades muy altas, o máximas, a la mayoría  de los juegos actuales. Como en el caso anterior, en algunos títulos más exigentes y/o peor optimizados tendremos que reducir esos ajustes, pero la experiencia seguirá siendo buena.

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La primera configuración que hemos dado monta un procesador de 2013 (arquitectura Haswell) y una GPU de 2014 (Maxwell de segunda generación), mientras que la segunda configuración utiliza un procesador de 2015 (Skylake) y una gráfica de 2016 (Pascal). Nos encontramos en la recta final de 2021, así que no deja de ser sorprendente que, con hardware tan antiguo, podamos seguir jugando tan bien.

Esto demuestra, sin duda, que PS4 y Xbox One han lastrado enormemente el avance en la industria de los videojuegos, y que nos han sumido en varios años de desarrollos con tendencias repetitivas y el mismo enfoque de sandbox semivacío sin innovaciones reales. En cuanto una desarrolladora ha intentado salirse un poco de los límites, hemos visto claramente las limitaciones que se han intentado esconder por activa y por pasiva. Cyberpunk 2077 es, sin duda, uno de los mejores ejemplos.

PS4 y Xbox One siguen marcando la base mínima de la que deben partir los desarrolladores a la hora de crear sus nuevos juegos, y esto hace que los requisitos mínimos sigan siendo los mismos que teníamos hace cinco años, y es la clave que explica por qué podemos jugar bien en PC incluso con configuraciones de 2014. Para contextualizar esto un poco mejor, y para que entendáis lo que supone, pensad en la vida útil que tenía un PC para juegos en 1996, en cuestión de dos o tres años ya le costaba mover los títulos de nueva hornada, lo sé por experiencia propia, ya que tuve un Pentium a 133 MHz.

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Esta tendencia se romperá cuando PS4 y Xbox One pasen «a mejor vida», algo que, según las últimas informaciones, ocurrirá en algún momento de 2023. No obstante, viendo los problemas de suministro que hay con PS5 y Xbox Series X, y el impacto que está teniendo la reventa y la especulación en el sector, no me sorprendería ver que Microsoft y Sony decidiesen alargar un poco más la vida de ambas consolas.

Cuando eso ocurra, es decir, cuando la vieja generación deje de ser el mínimo común denominador en los desarrollos de videojuegos y se complete la transición a la nueva generación, ya no podemos jugar bien en PC si no cumplimos una serie de requisitos claramente diferenciados que, obviamente, vendrán determinados por la «nueva generación», que para entonces de nueva tendrá más bien poco.

En este artículo, quiero compartir con vosotros cinco claves que nuestro PC deberá cumplir, sí o sí, para entonces, si queremos poder seguir jugando bien a los títulos de nueva hornada. Jugar bien en PC dependerá por completo de que cumplamos esos requisitos, sin excepción, ya que cualquier carencia importante en uno de ellos provocaría un cuello de botella que podría hundir el rendimiento del equipo, o afectar gravemente a la experiencia de juego.

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1.-Para jugar bien en PC un SSD de alto rendimiento va a ser imprescindible

No me refiero a un SSD PCIE Gen4 a 7 GB/s, no necesitaremos tanto rendimiento, y la razón es muy sencilla, la base mínima en los desarrollos multiplataforma va a quedar marcada por Xbox Series X-Series S, dos consolas que utilizan un SSD a 2,4 GB/s, lo que significa que cualquier unidad de almacenamiento que llegue a ese mínimo debería permitirnos jugar bien en PC a los títulos de nueva generación, a esos que podemos considerar como «post PS4-Xbox One».

Si seguimos utilizando un disco duro mecánico, podremos instalar y utilizar los juegos de nueva generación, pero podríamos experimentar problemas graves que irán más allá de unos tiempos de carga elevados:

  • Tirones y parones, especialmente en juegos de tipo mundo abierto.
  • Problemas en la carga de texturas y en el renderizado de zonas con una elevada carga gráfica debido a la lentitud de la transferencia de datos de un disco duro mecánico.
  • Un «popping» muy marcado (aparición súbita de elementos que gráficos que no aparecían en pantalla, especialmente en distancias medias y largas).
  • Limitaciones en ciertos títulos, como por ejemplo tener que utilizar una distancia de visión menor o una densidad de NPCs más reducida.

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2.-Será fundamental utilizar un procesador con un buen IPC que tenga, al menos, 6 núcleos y 12 hilos

Tanto PS5 como Xbox Series X-Series S vienen con un procesador basado en la arquitectura Zen 2, pero no se trata de una adaptación directa de dicha arquitectura, sino de una solución semipersonalizada que, por las limitaciones propias que impone su integración en una APU (tamaño del encapsulado y constricciones térmicas, principalmente) trabaja a menos frecuencia y viene con una configuración de caché mucho más pequeña, lo que se traduce en un IPC mucho menor.

El procesador de PS5 y Xbox Series X-Series S no está al nivel de un Ryzen 7 3700X, sino que queda más cerca de un Ryzen 7 2700X, ya que trabaja a una frecuencia reducida (hasta 3,5 GHz en PS5 y hasta 3,8 GHz en Xbox Series X), y solo tiene 8 MB de caché L3 (el Ryzen 7 2700X tiene 16 MB de caché L3, y el Ryzen 7 3700X suma 32 MB de caché L3). Esto marca una diferencia muy grande en términos de rendimiento.

Es importante recordar también que, aunque ambas consolas pueden manejar hasta 16 hilos, al hacerlo se reduce la frecuencia efectiva de trabajo. Por otro lado, también se encuentra reservado un núcleo y dos hilos en Xbox Series X y Series S para las tareas del sistema (en PS5 desconocemos este dato, pero debería ser similar), lo que significa que, al final, quedan libres para juegos un total de 7 núcleos y 14 hilos.

Todo lo anterior nos ayuda a entender por qué decimos que, para jugar bien en PC a los títulos de nueva generación, no vamos a necesitar un Ryzen 7 3700X o un Core i7 10700K. El punto de partida estará situado en un nivel mucho más bajo, y es que a partir de un modesto Ryzen 5 1600X o Core i5-10400 la experiencia debería ser muy buena, una vez que se aprovechen de verdad sus 6 núcleos y 12 hilos. No he puesto como ejemplo al Core i5-8400 porque está limitado a 6 núcleos y 6 hilos, y esto ya ha demostrado que puede dar problemas en juegos que aprovechan ocho hilos.

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3.-DirectX 12 Ultimate: Un pilar clave por funciones y optimización

Los juegos de nueva generación se van a apoyar, de forma mayoritaria, en la última revisión del conocido conjunto de APIs de Microsoft. Si no recordáis qué es exactamente DirectX 12 Ultimate, os invito a repasar este artículo, donde os contamos, en su momento, todas sus claves.

DirectX 12 Ultimate introduce novedades muy importantes que están centradas, principalmente, en el rendimiento y en la optimización de videojuegos. Contar con una tarjeta gráfica que sea compatible con todas ellas será fundamental para poder jugar bien en PC a todos los títulos de nueva generación. En este sentido, debemos recordar que este nuevo conjunto de APIs será la base que utilizará Microsoft en los desarrollos de juegos centrados en Xbox Series X-Series S y PC, y también permitirá a los desarrolladores acceder a nuevas tecnologías que aprovecharán mucho mejor el hardware más puntero.

La lista de tarjetas gráficas compatibles con DirectX 12 Ultimate es muy simple: GeForce RTX serie 20, GeForce RTX serie 30 y Radeon RX 6000. Si te preguntas si podrás seguir jugando con una tarjeta gráfica que no sea compatible con DirectX 12 Ultimate la respuesta es sí, siempre que sea compatible con DirectX 12, pero la experiencia podría no ser del todo buena, ya que te perderás optimizaciones importantes que están llamadas a marcar una gran diferencia.

4.-La memoria gráfica sube: 6 GB para 1080p, 8 GB para 1440p

Ahora mismo, la cantidad mínima de memoria gráfica que necesitamos para jugar bien en PC es de 4 GB, siempre que nos movamos en resolución 1080p, y que no nos importe ajustar un poco la calidad gráfica en algunos casos. Nada grave, ya que al final bajar de muy alto, o de ultra, a alto no supone un gran sacrificio.

Cuando se complete esa transición a la nueva generación la demanda de memoria gráfica en juegos aumentará de forma considerable, pero no llegaremos a ver los niveles tan exagerados que se han comentado en algunas ocasiones. No vas a necesitar 16 GB de memoria gráfica para jugar bien en PC, es un mito, de hecho podrás hacerlo sin problemas con cifras mucho más modestas. Con lo que estoy viendo actualmente, y partiendo de la configuración que traen PS5 y Xbox Series X-Series S, puedo dejaros una estimación bastante fiable de qué cantidades exactas necesitaremos.

PS5 y Xbox Series X cuentan con 16 GB de memoria unificada, mientras que Xbox Series S monta 10 GB. Esa memoria se utiliza de forma indistinta para almacenar datos e instrucciones del sistema y datos y elementos gráficos, y es accesible tanto por la CPU como por la GPU. Esto quiere decir que equivale al total de RAM más VRAM que tendríamos en un PC. Así, un PC con 16 GB de RAM y 8 GB de VRAM tendría, obviamente, una mayor cantidad de memoria global, aunque esta funcionaría bajo una división más estricta.

Las consolas de Microsoft reservan 2,5 GB de memoria al sistema, y PS5 también reserva una cantidad no concretada, así que al final la memoria disponible para juegos es más reducida de lo que parece. En Xbox Series X tendríamos 13,5 GB, y en Xbox Series S unos 7,5 GB. Con esto en mente, está claro que los desarrolladores tendrán que volver a hacer malabares con Xbox Series S, y que esta consola da lo mejor de sí en 1080p. Entonces, ¿cuánta memoria gráfica necesitaré para jugar bien en PC? Pues dependerá de la resolución, pero en general creo que este listado es bastante fiable:

  • 1080p: 6 GB de VRAM.
  • 1440p: 8 GB de VRAM.
  • 2160p: 10 GB de VRAM.

5.-Memoria RAM y almacenamiento: ¿Subirán los requisitos?

Estos dos puntos son muy interesantes. Ahora mismo, para jugar en condiciones a títulos actuales basta, en la mayoría de los casos, con 8 GB de RAM, aunque es cierto que para jugar bien en PC a los juegos más exigentes es recomendable contar con 12 GB de memoria RAM, ya que se eliminan ciertos microtirones. Esa configuración es poco frecuente, y por ello se tiene a listar, de forma general, un requisito de 16 GB de RAM, aunque sea irreal.

Ningún juego actual llega a consumir esa cantidad tan elevada de memoria RAM, de hecho en la mayoría de los casos esos títulos más exigentes registran consumos medios de entre 9 GB y 11 GB, pero siguen funcionando bien (casi siempre) en configuraciones de 8 GB de memoria RAM. Contar con 16 GB es toda una garantía de que estaremos preparados para cuando PS4 y Xbox One caigan en el olvido, y los desarrolladores se centren en la nueva generación, así que a grandes rasgos podemos decir que no habrá un aumento importante en los requisitos en este sentido.

En cuanto al almacenamiento, también es un tema muy llamativo, puesto que todo parece indicar que, en contra de lo que la lógica nos haría pensar, no solo no veremos un aumento importante del espacio ocupado por los juegos de nueva generación, sino que este podría reducirse. Mark Cerny, ingeniero jefe de PS5, explicó este tema de forma clara durante la presentación de la consola, y es que en los títulos de nueva generación el uso del SSD permitirá acabar con la duplicación de datos que se utiliza en los juegos actuales, y permitirá una mayor compresión de datos.

Esa duplicación de datos tiene también una explicación, y es que, para paliar las limitaciones de los lentos discos duros que utilizan PS4 y Xbox One, se realizaban instalaciones con datos repetidos en varias secciones, lo que agilizaba los tiempos de acceso y de lectura del disco. Este problema será cosa del pasado cuando se estandarice el SSD, y la mayor compresión de datos también será clave para reducir, o al menos para mantener, el espacio que ocupan los juegos.

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