A Fondo
Obsidian 1.0: el gestor de notas que quiere ser tu segundo cerebro
Atento si no conocías a Obsidian y aún no has encontrado la aplicación de notas que satisfaga tus necesidades, porque quizás esta te haga ver las cosas de otra manera. Literalmente. Por eso mismo, ten en cuenta que hablamos de productividad profunda, de la que exige un compromiso por parte del usuario que no todo el mundo está dispuesto a dar, aunque a cambio tiene sus ventajas, claro.
Así que comencemos por separar en dos el sentido detrás de la toma de notas: por un lado está el light, el cualquier aplicación me sirve para tomar unos apuntes o con Google Keep me sobra, y el hardcore, el toda mi vida está en estas notas o le meto fuego a todas y cada unas de las funciones de Evernote. Entre el uno y el otro hay un trecho en el que caben muchos matices. Obsidian, sin embargo, está un poco más allá.
Salvando las distancias, podríamos comprar Obsidian con Notion, aunque si la referencia no te vale porque no conoces Notion…
Digamos entonces que Obsidian es un gestor de notas clásico en el fondo, pero moderno en las formas: clásico, porque a fin de cuentas tienes el típico panel con tus notas, que escribirás casi en texto plano, cual bloc de notas de Windows…; y moderno, porque bajo esa fachada de simplicidad se esconde una gran potencia cuyo provecho, eso sí, requiere de una curva de aprendizaje que espantará a más de uno.
Pero no te desanimes antes de empezar, porque el esfuerzo tiene recompensa y quizás exagero un poco… Para que te hagas una idea, Obsidian se ve así:
Como ves, todo parece en su sitio: en el panel lateral están las notas y unos cuantos botones con diferentes funciones; en el centro hay una nota abierta y valga la redundancia, una segunda en segundo plano, tal y como se adivina en la barra de pestañas; y a la derecha hay otro bloque con unos gráficos en los que entraremos más tarde, dado que son una de las características de Obsidian. Por el otro lado, en la aplicación móvil se distingue una lista de tareas.
¿Qué tiene de especial Obsidian o, para el caso, el modelo que propone, que no es ni original, ni exclusivo suyo?
Obsidian, una base de conocimiento autogestionada
Lo primero que hay que tener en consideración es que Obsidian es una aplicación, no un servicio. Es importante recalcarlo porque en esta distinción se encuentran muchos de sus pros, pero también algunos de sus contras. Sus desarrolladores, de hecho, ni siquiera se refieren a Obsidian como una aplicación de notas, sino como una «potente base de conocimiento que funciona sobre una carpeta local de archivos de texto sin formato».
¿Qué significa esto? Que todas las notas que tomes en Obsidian se guardarán en una base de datos local (una carpeta con archivos) cuya conservación es cosa tuya. O sea, tú te encargas de mantener a buen recaudo tus notas, así como de buscarte la vida para sincronizarlas entre dispositivos, si es que tal capacidad es -y muy probablemente lo sea- importante para ti. Este es un buen ejemplo de las ventajas y desventajas de Obsidian, de ser una aplicación y no un servicio.
Por lo tanto, la facilidad de descargar la aplicación o acceder vía web desde un segundo dispositivo, iniciar sesión y tener ahí todas tus notas, no lo encontrarás en Obsidian. Con un matiz importante: el tema de la sincronización sí está resuelto a modo de servicio. De hecho, sí hay un modelo de servicio detrás de Obsidian, aunque no de la manera que suele ser habitual. Hablemos, pues, de esta faceta, antes de seguir con sus características.
Obsidian es una aplicación gratuita. Y, sin embargo, en su web figura un plan de precios cuyos dos planes de pago tienen como contraprestación el contribuir al desarrollo del proyecto y tener acceso a versiones tempranas de la aplicación, alguna tontería tipo insignias de la comunidad para distinguirse en el foro… o soporte técnico y licencia para su uso comercial, lo cual no tiene demasiado sentido.
Asimismo existe Obsidian Sync, un servicio que facilita la sincronización de las notas y que cuesta la friolera de 8-10 dólares al mes según sea pago mensual o anual; como existe un servicio de publicación de notas que cuesta el doble. En ambos casos, son servicios añadidos como complementos, que es donde parece que van a incidir los desarrolladores de Obsidian para hacer negocio. De momento están solo estos dos.
No obstante, lo de la publicación es una utilidad muy de nicho, por no mencionar que exportar una nota para su publicación es cuestión de un par de clics, por más que el procedimiento sea manual y no automático; y el tema de la sincronización… digamos que con un mínimo de mañana te lo montas tú muchísimo más barato, si no totalmente gratis. Todo dependerá, por supuesto, del tipo y grado de uso que hagas de Obsidian.
Obsidian, por cierto, es una aplicación de los creadores de Dynalist, si es que eso te dice algo. ¿No? Al lío.
Markdown y complementos, el ‘core’ de Obsidian
Obsidian se distingue de los gestores de notas más populares y se parece a la ingente hornada de aplicaciones surgidas en los últimos años por basarse en el lenguaje de marcado Markdown, pieza indispensable para dar formato a todo lo que anotes. Esto ya puede echar atrás a más de uno, por si en lugar de apretar un botón para poner unas negritas, una cursiva o un enlace, hay que introducir un código… Pero lo cierto es aplicar los elementos de un formato básico en Markdown es realmente sencillo… aunque cuanto más le pidas, más se complica.
No voy a extenderme con con Markdown ahora porque no es el propósito de este artículo, pero si no lo conocías y te interesa saber más, en Wikipedia te resumen lo principal y te muestra unos ejemplos.
Con todo, hay que señalar las tres grandes ventajas de Markdown, o las razones de por qué mucha gente prefiere «liarse» con estas cosas, antes que usar un procesador de texto:
- La primera es que Markdown es, como ya he dicho, muy sencillo de aprender, al menos en lo que a aplicar un formato básico se refiere.
- La segunda es, derivada de la primera, que precisamente por su facilidad, Markdown es un gran aliado de quienes escriben mucho y prefieren separarse del teclado -por ejemplo, para coger el ratón y pulsar sobre un botón- lo mínimo.
- Y la tercera y más significativa, es que Markdown es un formato abierto en texto plano, lo cual garantiza su compatibilidad en el largo plazo.
En definitiva, si escribes mucho es posible que te interese conocer Markdown, en el caso de que aún no lo conozcas. A poco que te fijes, está en todos lados. En Obsidian está hasta este nivel.
Otro dato muy interesante a este respecto es la «edición en vivo«, esto es, a diferencia de la mayoría de editores Markdown, en los que tienes que elegir entre la vista de código con resaltado o la de lectura con el formato final, Obsidian ofrece una que combina ambas y que es una de las maravillas de la aplicación.
De todas formas, no supedites el uso de Obsidian a conocer Markdown, porque aunque es lo recomendable, sobre todo si piensas en el medio o largo plazo, otras de las características de la aplicación es su soporte de plugins con los que ampliar las capacidades predeterminadas. Y entre otros muchos plugins, puedes instalar una barra de herramientas con botones de formato, para así poder usar Obsidian como si de Word se tratase.
En los plugins está la salsa de Obsidian, pues hay centenares de ellos, desarrollados en su inmensa mayoría por la comunidad, como sucede por ejemplo con editores de código como Visual Studio Code. Si te animas a probar Obsidian y le faltan opciones de personalización o funcionalidades que desearías, es probable que algún plugin cubra la necesidad (si no, siempre puedes desarrollarlo tú mismo, pero esa sí que es otra historia).
Ojo, porque a base de plugins puedes transformar Obsidian en una suite de productividad de lo más completa, cercana a un procesar de texto en cuanto a funciones y con extras como calendario, tareas, contactos…
En Obsidian, todo está conectado
Más allá de la forma está el fondo y el de Obsidian, como ya se adelante en el titular, pasa por el ambicioso objetivo de ser «tu segundo cerebro». De ahí surge lo de crear una «base de conocimiento», ya que en Obsidian todo está conectado. Cual wiki, Obsidian permite enlazar unas notas con otras para crear una visualización gráfica que te recordará a una red neuronal.
Esta es sin duda una de las características de Obsidian, en la que no voy a entrar porque, en mi opinión, solo es de utilidad para quienes se adhieren con decisión a la idiosincrasia de la aplicación. Sin embargo, al margen de esta función, es la interconexión entre las notas, los enlaces internos, los que ayudan a crear esa base de conocimiento con la que impulsar un segundo cerebro por escrito con el que reemplazar a casi cualquier otro gestor de notas o de información personal.
Y casi que lo vamos a dejar aquí, porque lo que pretendía ser una mera introducción a Obsidian, se ha alargado más de la cuenta.
Bueno, un poco más, y es que el motivo por el que dedicar este espacio justo ahora, es el reciente lanzamiento de Obsidian 1.0, versión que ha traído consigo novedades como un más que bienvenido remozado visual de los temas por defecto, así como una función tan interesante como las pilas de pestañas. Pese a ello, advierten sus desarrolladores que esto no significa que se considere a Obsidian como completa a nivel de características o libre de errores. Queda mucho camino por recorrer antes de eso.
Pero sí es un buen pie para introducir a Obsidian en sociedad… O en la sociedad que no la conociera, al menos. De hecho, he explicado solo un poquito de lo que te vas a encontrar si te atreves a probarla. Obsidian está disponible para PC (Linux, Mac, Windows) y móvil (Android, iOS).
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