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Cinco errores que no debes cometer al montar un PC de bajo coste

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Montar un PC de bajo coste siempre nos obliga a hacer ciertos sacrificios, aunque si sabemos dónde tenemos que recortar al final no tendremos ningún problema, y podremos dar forma a un equipo totalmente funcional, fiable y bien ajustado a nuestras necesidades.

Esto es algo muy simple que, por desgracia, no todo el mundo tiene claro, de hecho sigue siendo muy común encontrar errores graves en montajes de PCs de bajo coste que, al final, no solo pueden acabar afectando negativamente a la experiencia de uso, sino que también pueden comprometer la estabilidad y la seguridad del equipo.

Soy consciente de la importancia que esto tiene, y por ello hoy quiero compartir con vosotros una guía dedicada a repasar cinco errores graves que no debemos cometer al montar un PC de bajo coste. En cada punto os explicaré los detalles más importantes de ese error en concreto, y os diré cómo podemos evitarlo.

La guía va a ser clara, sencilla y fácil de entender, pero si tenéis cualquier duda cuándo terminéis de leerla puedes dejarla en los comentarios y estaré encantado de ayudaros a resolverla. Sin más preámbulos, entramos en materia.

1.-Pensar que un PC de bajo coste funcionará con cualquier fuente de alimentación

fuente

Es importante dejar claro, antes de profundizar en este error, que existen muchos tipos de PCs de bajo coste, y que por tanto puede haber casos en los que un montaje concreto sí funcione con cualquier fuente de alimentación. No obstante, incluso en esos casos es recomendable elegir una fuente que nos ofrezca un mínimo de calidad, ya que este componente será el encargado de suministrar al equipo la energía que necesita, y si sufre un fallo crítico puede llevarse consigo a otros componentes.

Una fuente de mala calidad es una bomba de relojería, y al final es solo cuestión de tiempo hasta que explote. Con esto no quiero decir que necesites una fuente de alimentación especialmente cara para montar un PC de bajo coste, nada más lejos de la realidad, pero ten claro que esos modelos que ofrecen una potencia de 500 o 600 vatios por 15 euros o menos son una opción a evitar.

Piensa en las necesidades de alimentación reales que tendrá el PC que estás montando, algo que es muy fácil si partes del requisito base de la tarjeta gráfica que vayas a utilizar, y compra una fuente de alimentación que supere un poco dicho requisito. Una fuente de alimentación de calidad aceptable y con un mínimo de fiabilidad tendrá siempre un precio razonable para su potencia.

Así, por ejemplo, una fuente de 500 vatios debe rondar entre los 35 y los 45 euros en sus versiones más económicas. Ten en cuenta que no necesitarás montar una fuente de alimentación de 100 euros para disfrutar de una buena experiencia de uso, y que hay vida más allá de las marcas premium. Sin ir más lejos las fuentes Nox y Aerocool me han dado buenos resultados. Si tienes dudas sobre qué fuente de alimentación necesitas sigue este enlace.

Si no vas a montar una tarjeta gráfica dedicada no necesitarás una fuente especialmente potente, de hecho en estos casos casi siempre suele ser suficiente con un modelo de entre 300 y 350 vatios. Sin embargo, no debes confiarte y optar por la fuente de alimentación más barata que encuentres. En este nivel lo normal es encontrar modelos fiables desde 25 euros.

2.-Prescindir de una configuración de memoria en doble canal

Suele ser frecuente encontrarnos con este error porque muchos creen que al utilizar una configuración de canal único (single channel) no pierden mucho rendimiento, se ahorran unos pocos euros y solo ocupan una ranura de memoria en la placa base (esto es importante porque la mayoría de placas base de bajo coste solo traen dos ranuras). Obviamente, esto es un error grave, y vamos a ver por qué.

Es cierto que no todas las aplicaciones y los juegos se benefician por igual de una configuración de memoria en doble canal, pero actualmente este tipo de configuración es clave para que los procesadores puedan desarrollar todo su potencial, gracias al uso de un bus de memoria de 128 bits que conseguimos al configurar la RAM en doble canal. Con una configuración de un único canal tendríamos un bus de 64 bits.

Gracias al bus de 128 bits las comunicaciones entre el procesador y la memoria RAM se realizan a mayor velocidad, y esto tiene un impacto positivo en su rendimiento, sobre todo a bajas resoluciones. También existen aplicaciones profesionales que se benefician mucho del doble canal.

Si se da el caso de que vamos a utilizar una GPU integrada este modo marcará una diferencia enorme, ya que determina el ancho de banda total de la memoria y puede reducir o aumentar drásticamente el rendimiento del núcleo gráfico integrado (este utiliza la memoria RAM como memoria gráfica porque carece de ella, cosa que no ocurre con una tarjeta gráfica dedicada).

La diferencia de precio entre comprar uno o dos módulos de memoria RAM será mínima (menos de 10 euros) y la pérdida de rendimiento que tendremos que afrontar no valdrá la pena, así que no escatiméis y montad dos módulos de memoria en doble canal, incluso aunque tengáis un presupuesto bajo. Salvo contadas excepciones, es la mejor opción.

A la hora de elegir la memoria RAM debemos priorizar la cantidad y la configuración en doble canal, estos dos puntos no admiten discusión, pero no debemos olvidarnos tampoco de la velocidad y de las latencias. Si hablamos de capacidad, lo ideal es montar al menos 8 GB para un PC de ofimática y 16 GB para un PC dedicado a juegos, ambas configuraciones deben ir en doble canal.

Con respecto a la velocidad, un PC de bajo coste para ofimática y tareas básicas no se beneficiará tanto de una memoria más rápida como un PC para juegos, así que es un punto más «prescindible». Sin embargo, en el caso de un equipo para gaming no deberíamos bajar de una frecuencia de 3.200 MHz y latencias CL16 en el caso de que utilicemos DDR4, y de 5.200 MHz y CL36 en caso de que montemos DDR5.

3.-Comprar la placa base más barata disponible

AMD chipset

Este es otro de los componentes a los que no solemos dar la importancia que realmente merece, y es un tema que ya hemos tocado en nuestra guía de placas base, pero cuando hablamos de montar un PC de bajo coste se convierte en un problema mucho más importante porque, al final, es el que más recortes suele sufrir, y esto puede acabar dándonos más de un quebradero de cabeza.

Comprar una placa base económica para montar un PC de bajo coste es una excelente idea, pero debemos tener cuidado y no irnos directamente a por el modelo más económico que encontremos. Antes de elegir tienes que plantearte algunas cosas que son básicas:

  • ¿La placa base que voy a comprar cabe en la caja de mi PC?
  • ¿Es compatible con todos los componentes que voy a utilizar?
  • ¿Tiene un VRM lo bastante potente como para mover la CPU que he elegido?
  • ¿Dispone de suficientes conectores y puertos?
  • En caso de utilizar una GPU integrada, ¿tiene los conectores de imagen que necesitaré?

Si no tienes en cuenta todo esto puede que acabes comprando una placa base que no sea capaz de mover de forma óptima el procesador que has elegido, y en casos extremos esto podría darte problemas de estabilidad. También cabe la posibilidad de que no sea compatible con el estándar del SSD que has escogido y que este acabe trabajando a una velocidad inferior, o que no cuente con la salida de imagen que necesitas para conectar tu monitor si recurres a una GPU integrada.

Elegir mal la placa base puede limitarte mucho y darte serios problemas, así que ten cuidado e intenta siempre dejar una pequeña parte de tu presupuesto reservada para elegir un modelo económico pero bien ajustado a tu equipo, y a tus necesidades. También podrías encontrarte con otros problemas menores por gravedad pero muy molestos, como por ejemplo que la placa base que has elegido no tenga suficientes puertos USB para conectar todos tus periféricos.

4.-Desquilibrar demasiado a favor de un componente

Cuando tenemos un presupuesto limitado elegir los componentes para montar un PC de bajo coste se convierte en algo muy complicado. Dado que no todos los montajes tienen el mismo objetivo, es normal que en algunos prioricemos ciertos componentes y que invirtamos en ellos una mayor cantidad de dinero, pero no debemos llegar al extremo de incurrir en graves desequilibrios, porque al final será contraproducente y no disfrutaremos de una buena experiencia.

Podría poneros muchos ejemplos, pero los más frecuentes y graves son los siguientes:

  • Montar un procesador muy poco potente y una gráfica potente, y a la inversa.
  • Reducir la inversión en la memoria RAM y quedarnos por debajo del mínimo recomendado (montar 8 GB en vez de 16 GB si vamos a jugar, por ejemplo).
  • Elegir un sistema de refrigeración barato que no podrá mantener en valores aceptables las temperaturas de nuestro procesador.

Está bien priorizar un componente, pero no llegues al extremo de descuidar otros que también son importantes. Por ejemplo, si quieres montar un PC de bajo coste para jugar el procesador debe estar, como mínimo, al nivel de un Ryzen 5 3600/Ryzen 5 5500 o de un Intel Core i7-8700/Intel Core i3-12100.

Siguiendo con ese ejemplo podemos decir que un PC de bajo coste para gaming tendría un desequilibrio grave si se configura con una CPU de dos núcleos, o incluso si utiliza un chip de cuatro núcleos y cuatro hilos, ya que ninguno de esos procesadores llega al nivel recomendado de 6 núcleos y 12 hilos, ni al mínimo de 4 núcleos y 8 hilos si compensa con un IPC muy alto.

La verdad es que con los precios que hay ahora mismo en el sector CPU no tiene sentido renunciar a esos mínimos, ya que la diferencia entre un procesador de cuatro núcleos y ocho hilos y otro de seis núcleos y doce hilos, ambos con un buen IPC, ronda los 30 euros. Ese ahorro no nos permitirá mejorar otros aspectos del PC que compensen la pérdida de rendimiento que tendremos que asumir.

5.-Olvidarte del SSD y montar solo un HDD

En este caso puedo llegar a entender que al tener que elegir entre rendimiento y capacidad, y al ser este último un factor tan limitante, algunos usuarios todavía piensen que es mejor montar un disco duro de 2 TB que una unidad SSD de 512 GB. En términos de capacidad sí, la primera es mejor opción, pero al optar por una unidad mecánica estaremos renunciando a muchas cosas:

  • Un SSD ofrece tiempos de acceso casi instantáneos, gracias a una latencia mínima. Para que nos entendamos, los tiempos de acceso de un HDD se miden en milisegundos, mientras que los de una unidad SSD se miden en microsegundo.
  • La diferencia en términos de fluidez general del sistema y en los tiempos de encendido y apagado que marca un SSD son enormes. El rendimiento de un SSD también está a años luz del que ofrece un HDD.
  • Un SSD reduce drásticamente los tiempos de carga de aplicaciones y juegos, y permite que los motores gráficos desarrollen mejor su potencial a nivel de streaming y carga de assets en tiempo real, lo que se traduce en una mayor fluidez y en menos problemas de popping.
  • Tienen un funcionamiento totalmente silencioso, y marcan una diferencia cada vez mayor en juegos y aplicaciones.

Si realmente te preocupa la capacidad de almacenamiento podrías optar por montar un SSD de 256 GB o de 512 GB y acompañarlo de un HDD de 1 TB como unidad secundaria. Esto te permitiría disfrutar de lo mejor de los dos mundos con una inversión bastante económica. Si tienes dudas sobre qué SSD deberías elegir te recomiendo que consultes esta guía, donde encontrarás cinco errores que no debes cometer al elegir tu nuevo SSD.

En casos extremos donde el presupuesto nos limite mucho sería mejor, incluso, montar un SSD de 128 GB y acompañarlo de una unidad HDD de 1 TB, aunque tengamos que limitar al primero al sistema operativo y a las aplicaciones básicas. A día de hoy no montar un SSD es un error muy grave, incluso en configuraciones de muy bajo presupuesto, así que tenlo claro.

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