¿Cuándo veremos con Google Glass?

2014 podría ser el año de Google Glass. Eso si se cumplen las previsiones y finalmente Google cumple su promesa y pone Glass al alcance de los usuarios antes del 31 de diciembre del año que viene. Para conseguirlo tendrá que superar no pocos obstáculos. En primer lugar, superar algunas dificultades técnicas que siguen lastrando la experiencia de usuario y en segundo término, convencer a empresas y consumidores de que se trata de una buena idea.

Si hacemos un poco de memoria, descubrimos que la historia de Google Glass se remonta al 27 de junio de 2012, cuando Sergey Brin presentó el dispositivo en la conferencia anual de desarrolladores de Google (Google I/O), sirviéndose para ello de la pericia de un grupo de paracaidistas profesionales que hicieron una espectacular entrada en el evento.

Hubo que esperar casi un año para que la primera versión de Glass (Explorer Edition), llegase a las manos de los desarrolladores, que tuvieron que pagar 1.500 euros para empezar a experimentar con el nuevo dispositivo de Google.

Desde entonces se han sucedido las noticias, sin que Google haya querido indicar en ningún momento cuándo se producirá el lanzamiento, o a qué precio se hará. La sensación es que a diferencia de lo que ocurrió con Android, en esta ocasión los de MountainView no quieren precipitarse. El primer terminal que pusieron en el mercado (HTC G1) si bien era interesante, todavía era muy inmaduro y Google estuvo pagando su inexperiencia en este terreno hasta la presentación de la rama 4.0.

Lo que sí hemos visto de momento es la presentación de algunas aplicaciones que van de la mano de Google (como Evernote) y finalmente, la presentación el mes pasado del Glass Development Kit Preview que permite que cualquier desarrollador pueda presentar su aplicación a la tienda específica de apps que Google ha desarrollado para Glass.

A diferencia de Google Play, donde la empresa norteamericana es muy laxa a la hora de aprobar o rechazar apps para Android, en la tienda de apps para Glass el control va a ser total. Prueba de ello es por ejemplo que Google ya ha declarado que no va a permitir que se presenten apps que permitan realizar un reconocimiento facial, por mucho que en algunos escenarios pudiese resultar interesante.

¿A qué precio llegará Glass al mercado? Como comentábamos antes, es difícil decirlo. Parece improbable que 1.500 euros sea un precio que muchos estén dispuestos a pagar. E incluso los 600 euros que cuesta de media un smartphone de gama alta siguen pareciendo excesivos si tenemos en cuenta la funcionalidad actual de Glass.

Lo más probable es que su precio se sitúe en la órbita de lo que cuesta un smartwatch (los 300 euros) o tal vez algo más, si tenemos en cuenta que actualmente el precio de producción de Glass es de 260 dólares.

Pero tal y como comentábamos al inicio del artículo, hay dificultades técnicas que Google va a tener que salvar. La principal y la que más preocupa es la vida útil de la batería. En estos momentos, la batería de Glass no permite su uso durante un día completo. Y en caso de que hagamos uso de tareas intensivas como la grabación de vídeo, podemos comprobar cómo tenemos que recargar nuestras gafas inteligentes en menos de una hora.

¿Quién utilizaría unas gafas con tan poca autonomía? Y lo que es peor… ¿Quién estaría dispuesto a llevar consigo baterías extra para ir recargando sus Glass?

Pero las dificultades que está experimentando Google, no se van a quedar únicamente en el apartado técnico. Además de la reticencia que tengan los usuarios a la hora de llevar un dispositivo tan “extraño” como estas gafas inteligentes, hay que unir el hecho de que varias empresas, restaurantes y lugares públicos ya han hecho saber su intención de prohibir el uso de Glass cuando al fin estén disponibles.

Finalmente y no menos importante será resolver el dilema entre privacidad y libertad que este dispositivo plantea. ¿Estamos dispuestos a tolerar el uso de un dispositivo que fotografía y graba sin que nadie lo sepa? Sea como sea, tenemos todo un año para descubrirlo. Los acontecimientos nos esperan.