Juegos con requisitos inflados, un breve análisis

Podemos decir sin miedo a equivocarnos que estamos atravesando una etapa complicada en la que los usuarios de PC tenemos que enfrentar la llegada de [pajarito]juegos con requisitos inflados[/pajarito], un detalle que en ocasiones no es negativo y que incluso puede dejarnos gratas sorpresas, pero que puede intimidar a muchos usuarios y acabar afectando negativamente a las ventas del juego.

La razón por la que digo que los requisitos inflados o demasiado altos, siempre que lo sean de forma artificial y no real, pueden dar alguna que otra alegría es simple, y es que cuando un usuario cree que un juego le va a ir muy ajustado y al final resulta que puede moverlo bastante sobrado la satisfacción y alegría se hace palpable.

Obviamente esto sólo ocurre, como anticipamos, cuando dichos requisitos son exagerados por el fabricante para llamar la atención, o cuando éste opta por reflejar un mínimo algo más alto que garantice una experiencia óptima, dos casos que como dijimos no son en sí negativos, aunque pueden «tirar para atrás» a más de uno.

Requisitos mínimos, un vistazo al pasado

Por lo general los requisitos mínimos de juegos para PC han sido justamente eso, el baremo que debíamos cumplir para tener la garantía de que el juego iba a funcionar, aunque al mínimo y en muchas ocasiones con tirones.

Un ejemplo claro lo tengo por ejemplo en Final Fantasy VII para PC, que con un Pentium a 133 MHz, 32 MB de RAM y una S3 Virge de 4 MB me funcionaba muy justo, sobre todo en los combates, tanto que en ocasiones se producían ralentizaciones que alargaban el desarrollo de los mismos.

Quake 2 sería otro buen ejemplo. Con el mismo equipo no podía activar la aceleración 3D, así que a pesar de superar los mínimos de sobra tenía que correrlo a 320 x 240 píxeles.

Lo mismo era extensible a otros juegos más antiguos y se mantuvo durante una larga etapa que terminó definitivamente con la llegada de Xbox 360 y PS3, en la que los ports de consola a PC dejaron ver requisitos mínimos muy elevados que permitían mucho más que una baja resolución y tirones considerables.

Requisitos elevados, una realidad a día de hoy

En efecto, los ports de Xbox 360 y PS3 a PC ya mostraron signos de incremento en los requisitos mínimos que luego resultaban ser totalmente falsos, ya que cumpliendo los mismos podíamos mover el juego en calidades altas y resoluciones muy buenas.

¿Queréis ejemplos? Pues uno evidente y relativamente nuevo es Metal Gear Rising Revengeance, que llegó a los tres sistemas citados y en su versión para compatibles pedía como mínimo un Core i5 2400 y una GTS 450/Radeon 4850.

Sin embargo la realidad es que este juego funciona de maravilla en calidad ultra-alta bajo un modesto Core 2 Duo E7400 y una GTS 450, que en teoría no cumplirían ni los requisitos mínimos.

¿Otro ejemplo? Hay muchos, la verdad. Batman Arkham Origins también nos sirve, aunque en este caso es menos escandaloso que el anterior, ya que sus requisitos mínimos se identifican mejor con la realidad.

Resident Evil 6 y su spin-off Resident Evil Revelations reflejan esta realidad también a la perfección, ya que con sus requisitos mínimos podemos jugarlos extremadamente bien, y con los recomendados simplemente podríamos «ejecutarlos dos veces».

Si echamos un vistazo a juegos más actuales podemos darnos cuenta de que parece como si los desarrolladores quisieran que los requisitos mínimos garanticen ese mínimo de calidad y jugabilidad del que habíamos hablado, aunque ello conlleve elevarlos, algo que tiene su lado positivo y su lado negativo, como ya vimos.

Sí, ya os anticipamos ambos al inicio del artículo, lo bueno es que el juego correrá mejor de lo que habíamos imaginado si nuestro equipo cumple con el mínimo, y lo malo es que es posible que algunos usuarios podrían no disfrutar de juegos que podrían correr razonablemente por ese incremento «artificial» en los requisitos mínimos.

Ejemplos actuales de ports de Xbox One y PS4

Con la llegada de las consolas de nueva generación la tendencia a inflar los requisitos mínimos no sólo se ha consolidado, sino que además se ha incrementado.

Esto quiere decir que en muchos casos si cumplimos los mínimos normalmente podremos jugar bastante bien al juego, una realidad que de nuevo ilustramos con ejemplos reales.

El reciente Dying Light pide un Core i5 2500 y una GTX 560. Dicha tarjeta gráfica ofrece un rendimiento todavía hoy muy aceptable y similar al de una R7 260X, pero la realidad es que con un Pentium G3220 de doble núcleo y una GTX 460 se puede jugar realmente bien.

He querido dejar para el final uno de los casos más flagrantes de la nueva generación, The Evil Within, un juego que se jacta de pedir un Core i7 de mínimo cuando en realidad es perfectamente jugable en un Core 2 Duo y con una tarjeta gráfica decente.

Conclusiones

Resulta claro a todas luces que hoy por hoy cumplir los requisitos mínimos de un juego nos garantizará una fluidez y calidad aceptable, al menos en la mayoría de los casos, pero especialmente en juegos multiplataforma.

A pesar de todo es recomendable esperar un poco antes de comprar un juego y ver qué tal rinde en varios análisis independientes, sobre todo si tenemos dudas sobre su posible desempeño en nuestro equipo, ya que puede que nos llevemos una alegría y que evitemos también algún que otro chasco.

Finalmente quiero establecer un punto de referencia que creo que puede ayudaros a corto y medio plazo. Actualmente un equipo con un procesador de cuatro núcleos tipo Core 2 Quad o superior, o Core i3 o superior, a más de 3 GHz acompañado de 6 GB de RAM y una gráfica GTX 460 o Radeon HD 5850 (un poco menos potentes que las GTX 650 Ti-Radeon HD 7790) es suficiente para mover la mayoría de juegos actuales en resoluciones razonables, incluso 1080p en algunos casos, y calidades medias o altas, según cada juego en concreto.