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¿Están en riesgo las aplicaciones de escritorio?

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Aplicaciones

Apple publicó la semana pasada la primera vista previa de su próximo sistema operativo para ordenadores personales,  macOS 10.14 Mojave. Más allá de sus novedades, Mojave es una indicación de cómo Apple ve el futuro de las aplicaciones de escritorio, cada vez más relacionadas con las móviles de iOS.

Apple ha habilitado una característica para desarrolladores que les permite (en términos simples) crear aplicaciones iOS que se ejecutan en ordenadores con macOS. Cupertino ya ha mostrado que esta tecnología funciona incorporando a Mojave apps de iOS como Apple News, Stocks y Voice Memo. En 2019, el despliegue será total. Apple ofrecerá a los desarrolladores algunos frameworks de iOS a macOS como UIKit lo que facilitará portar apps de iOS a macOS.

La experiencia de “continuidad” e integración que hemos visto en Windows 10 también es perseguida por Apple y lo vemos en algunas nuevas características de Mojave que permiten usar un iPhone y Mac juntos. Por ejemplo, puedes presionar un botón en tu Mac cuando quieras tomar una foto y automáticamente se abrirá la aplicación de la cámara en tu iPhone. Tomas una foto, la guardas y se importará a tu Mac. Lo mismo ocurre con el escaneo de imágenes con la cámara de tu iPhone. Solo es el comienzo.

El futuro de las aplicaciones de escritorio

Las apps móviles, consideradas a menudo inferiores a las aplicaciones de escritorio o copias pobres de ellas, ahora se están posicionando para reemplazarlas como el principal medio con el que los usuarios interactúan con el software y los servicios en los PCs. 

Los desarrolladores (en Europa y América del Norte) ya no diseñan sus mejores aplicaciones para plataformas de escritorio como Windows y macOS, sino que se desarrollan para iOS, Android y la web, en ese orden. Con esta nueva realidad en mente, los proveedores de sistemas operativos han intentado facilitar a los desarrolladores llevar sus aplicaciones móviles al escritorio de una forma u otra.

Google ha ampliado directamente el campo de acción de sus Chromebooks con el añadido de las miles de apps Android tras el soporte a Google Play y la estrategia de Microsoft pasa claramente por sus «aplicaciones universales de Windows” diseñadas para funcionar de la misma manera en múltiples dispositivos con diferentes factores de forma. Y para el futuro apuesta por el proyecto “Polaris”, una versión “moderna” y simplificada del núcleo actual de Windows y cuya novedad más destacada sería la eliminación total del soporte para aplicaciones Win32. 

No todo es negativo. La tendencia hacia el desarrollo de apps móviles representaría nuevas oportunidades para los programadores, muchos de los cuales han abandonado la creación de aplicaciones de escritorio tradicionales para trabajar con dispositivos móviles.

Muchas aplicaciones de escritorio ahora se crean como una aplicación web primero o como aplicaciones basadas en la web. Google Docs es un excelente ejemplo de una aplicación de escritorio que vive completamente en la web. Slack y Trello, herramientas populares de colaboración que tienen aplicaciones de escritorio, están construidas casi en su totalidad con tecnología web a través de aplicaciones ‘nativas’ desarrolladas en Electron.

El traslado de las aplicaciones móviles al escritorio proporcionará beneficios a los usuarios, si tiene éxito. Veremos más apps móviles que aprovechan otros factores de forma y pantallas más grandes. Los usuarios de computadoras de escritorio obtendremos acceso a una gran cantidad de aplicaciones a las cuales nunca accederíamos debido a la escasez actual de desarrollo para el escritorio informático.

El gran problema es que aún existen ocho millones de aplicaciones de escritorio (solo para Windows) que no se pueden abandonar de un plumazo porque simplemente muchos usuarios no encuentran alternativas para ellas. O no las hay o son muy pobres comparadas con ellas. Dicen en Neowin que es irónico: «Durante años hemos intentado llevar el escritorio a los dispositivos móviles y ahora parece que tendremos que recorrer la ruta opuesta».

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