El SETI detecta 72 nuevas señales que se repiten desde una lejana galaxia

Miembros de la organización de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI en sus siglas en inglés) han tomado la decisión de implementar Inteligencia Artificial para ayudar a gestionar la ingente cantidad de datos que obtienen diariamente. Desde entonces, 72 nuevas ráfagas de radio rápida ha sido descubiertas en la galaxia (o en lo que consiguen abarcar de ella) de datos previamente extraídos, analizados mediante el uso de un modelo de aprendizaje automático personalizado. Esto supone una mejora notable frente a las 21 detectadas con los algoritmos iniciales.

Esto no quiere decir que todas o algunas de esas ráfagas de radio sean conexiones de comunicaciones extraterrestres, pero sí son poco conocidas y podrían representar al menos algún fenómeno cósmico que hasta ahora no había sido observado. Por ejemplo, FRB 121102 es el único objeto estelar que emite señales regularmente, por lo que es está sometido a observación continua.

Los últimos datos obtenidos provienen del Telescopio Green Bank, situado en el oeste de Virginia (Estados Unidos) y que ya apuntó hacia esta fuente de ráfagas rápidas durante cinco horas en agosto de 2017, produciendo un total de 400 terabytes de transmisión. A pesar de la mejora aportada por la Inteligencia Artificial, los métodos tradicionales siguen siendo necesarios para aportar los datos iniciales.

Los datos obtenidos sugieren que las señales son recibidas sin seguir ningún patrón que se pueda determinar, o al menos no se puede determinar más allá de los 10 milisegundos. Si bien es una cantidad de tiempo muy escasa, sí resulta importante tanto para descartar cosas como descubrir otras nuevas, a la vez que los descubrimientos que se van haciendo permiten entender de forma más detallada el comportamiento dinámico de las FRB.

Si bien no se está descubriendo, al menos aparentemente, ninguna civilización extraterrestre, los datos recopilados sí pueden servir para entender acontecimientos que se producen en el espacio.

Fuente: ScienceAlert