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El próximo wearable lo llevarás pegado a la piel

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La moda de los wearables acaba de empezar y sin embargo, ya hay un buen número de usuarios que se ha cansado de tener que llevar siempre una pulsera, introducir datos, sincronizar con su smartphone o su ordenador…. Y no es que suponga un gran esfuerzo, pero es una rutina más a la que hay que prestar atención. ¿Y si os dijéramos que todo eso podría tener los días contados? ¿Que el próximo wearable lo llevarás pegado en tu piel?

Esta es al menos la propuesta que nos hace llegar John Rogers, un investigador de la Universidad de Illinois que hace un año presentó un prototipo de circuito que en vez de situarse sobre una sólida e inflexible base de silicio, podía “habitar” fácilmente en una superficie muy similar a la plástica de una tirita, pudiéndose pegar a nuestra piel con facilidad.

Un año más tarde, desde esa prueba de concepto Rogers ha conseguido desarrollar junto a la Northwestern University, el primer prototipo con aplicaciones realmente prácticas, conteniendo toda la tecnología necesaria para llegar hasta el usuario final.

El nuevo desarrollo es algo más robusto y grueso que el que se presentó el año pasado, pero aún así sigue siendo lo suficientemente flexible y adherente como para que cualquiera pueda “pegárselo” en cualquier parte de su piel como si fuese un tatuaje temporal.

La base del circuito oculta una minibatería que conduce su energía por “túneles” microscópicos hasta una placa que, en el prototipo actual, alberga un acelerómetro, un chip Wi-Fi y circuitería Bluetooth. Es decir, el 90% de los elementos que componen un wearable actual y que en realidad, se diferencian en el tipo de software que son capaces de implementar y en cómo interpretan los datos.

Lo mejor de todo es que se trata de un desarrollo muy barato. El coste de fabricación básico de estos curiosos wearables no debería de superar los cinco dólares y si nos limitamos al coste de los materiales empleados, no superan los diez céntimos de dólar, según han declarado los investigadores para Fast Company

Por supuesto el dispositivo tiene también sus puntos débiles. La vida útil del dispositivo es de aproximadamente un día… después de lo cual, hay que cambiarlo por otro (no se puede recargar la batería). Lo cual no debería ser un problema si el precio es contenido, es decir, si vamos a pagar dos o tres dólares por cada día que lo utilicemos.

¿Sus aplicaciones? De momento los investigadores quieren orientarlo al campo médico, utilizándolo para monitorizar constantes vitales y evitando a los pacientes el tener que llevar dispositivos que a día de hoy, siguen siendo muy aparatosos. Otras posibles aplicaciones incluyen el estudio del sueño y en un futuro por qué no, incluso su aplicación al campo del fitness.

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