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Corea del Norte detona una bomba de hidrógeno ¿Estás asustado?
Ver a dos tipos como Kim Jong Un y Donald Trump presumiendo en Twitter sobre «quién la tiene más grande» pone los pelos como escarpias al más valiente. La supuesta detonación por Corea del Norte de una bomba de hidrógeno es un salto cualitativo en una escalada de consecuencias imprevisibles.
Sin pretender entrar en aspectos geopolíticos que no son de nuestra línea editorial, nos ha gustado (y preocupado) un artículo de Wired que analiza el alcance «científico» de Corea del Norte en materia de energía nuclear y su aplicación militar. Los «memes» en Internet sobre el actual líder supremo norcoreano y los de su antecesor, su padre, los retrata poco menos que como «payasos», pero mucho cuidado, se equivoca el que piensa que esto es un circo.
Análisis científicos de situación confirman sin duda alguna que Corea del Norte es hoy una potencia nuclear, también con capacidad de aplicación militar. El gobierno asegura que su sexta prueba nuclear conocida corresponde a la citada detonación de una bomba de hidrógeno lo suficientemente ligera para ser montada en un misil balístico intercontinental. Dicha aseveración está siendo comprobada por investigadores en medio mundo.
Bomba de hidrógeno, un paso gigante
Lo que ya está confirmado mediante grupos de sensores en Corea del Sur, China y los Estados Unidos, es que cualquier cosa que explotara bajo tierra la semana pasada era más potente que las armas atómicas utilizadas contra Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial. Un punto de referencia que Corea del Norte no había superado nunca antes.
«Parece que la prueba fue aproximadamente 10 veces más grande que la anterior en septiembre de 2016», dice Abraham Denmark, director del programa para Asia del Centro Wilson y ex secretario adjunto de Defensa para Asia Oriental durante el gobierno de Obama. «Los científicos estarán estudiando detenidamente los datos durante los próximos días, pero está claro que la explosión fue mucho más grande que cualquier cosa que Corea del Norte haya probado antes. Esto significa que Corea del Norte ha dado un una capacidad nuclear creíble que amenaza a todo Asia Oriental y los Estados Unidos».
El Servicio Geológico de Estados Unidos detectó que el temblor de la explosión tuvo una magnitud de 6,3, mientras que el Ministerio de Defensa de Corea del Sur detectó una magnitud de 5,7. Incluso la estimación más baja, todavía indica una explosión muchas veces más potente que las pruebas de 2016. Sensores estadounidenses y chinos detectaron una segunda explosión de magnitud 4,1, que podría haber sido causada por un colapso estructural en la instalación subterránea.
Aunque la dictadura norcoreana advirtió la detonación de una bomba de hidrógeno en 2016, las investigaciones de terceros lo descartaron, explicando como más probable la experimentación con tritio, un isótopo radiactivo del hidrógeno que sirve para aumentar la potencia de las bombas atómicas convencionales. La bomba detonada esta semana sí puede serlo.
Quedan muchas respuestas por responder y -por ahora- no es probable que tengan capacidad de lanzamiento, pero los científicos citados creen que desde un punto de vista geopolítico es el momento de asumir que Corea del Norte tiene la capacidad de poseer armas termonucleares con funcionamiento por etapas y todo lo que ello supone.
La imagen anterior es ilustrativa. Una bomba H es muchísimo más poderosa que una convencional. Se basa en la obtención de la energía desprendida al fusionarse dos núcleos atómicos, en lugar de la fisión de los mismos, con una explosión sin comparación con la de una convencional y temperaturas similares a las alcanzadas en el núcleo del Sol. Además, no tendría que alcanzar un territorio específico, su detonación en altura sobre una ciudad sería suficiente para causar un gran daño.
Se impone el sentido común, aunque no se adivine entre Kim Jong Un y Donald Trump. La «mano dura» y múltiples sanciones no parecen haber dado resultados salvo para dejar aún más en la miseria al pueblo norcoreano. El nuevo sistema múltiple de cohetes de calibre pesado (MLRS) que Corea del Norte desplegará en 2018 en la frontera con Corea del Sur y a muy pocos kilómetros de Seúl, no podrán frenarlo ni los mejores sistemas antimisiles de EE.UU. De ahí a la bomba de hidrógeno hay un largo trecho para cualquier responsable, pero viendo los «generales en jefe» de ambos países, es para estar asustado.
Más información | Wired
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