Los «micropagos» pierden su esencia en los videojuegos

Nacidos como una forma de financiación alternativa, y menos intrusiva para los jugadores, para los juegos gratuitos o de precios finales reducidos. Estos micropagos fueron presentados a través de contenidos adicionales disponibles, que no afectaban de forma significativa ni servían como ventaja a la hora de jugar, y que se ofrecían bajo unos precios muy reducidos, generalmente siempre por debajo de los 5 dólares, llegando incluso a ser inferiores a un dólar.

Sin embargo, con el tiempo estos micropagos se han ido abriendo camino en todos los juegos del mercado, independientemente de si el juego es o no gratuito, o incluso si además del precio de compra, incluye una cuota mensual. Esto ha provocado también un incremento progresivo en sus precios, llegando también a ofrecerse contenidos más influyentes para el desarrollo de las partidas (los conocidos «P2W» o «Pay to Win», traducido como Paga para ganar).

Uno de los casos más llamativos ha venido de la mano de Star Citizen, un juego de simulación espacial con elementos de juegos online masivos, y con un mundo abierto al estilo «sandbox», que lleva activo desde 2012. Aunque este juego ya había ofrecido otros contenidos de pago en forma de micropagos, también habíamos podido ver desembolsos mayores, mediante la venta de paquetes con naves espaciales y otros objetos (también disponibles para conseguir mediante el propio juego), llegando algunos de estos paquetes hasta los 2.500 dólares.

Pero esto va a más. El nuevo Legatus Pack, disponible a través de la web oficial del juego, está valorado en 27.000 dólares, siendo así sin lugar a dudas, el contenido más caro en la historia de los videojuegos, incluyendo un total de 280 elementos y contenidos. Si habéis intentado acceder al contenido del enlace y os ha dado error o no hay nada visible, que sepáis que es algo normal. Y es que para poder acceder a este contenido, necesitarás estar registrado en el jugo, además de haber gastado un mínimo de 1.000 dólares en Star Citizen.

Siendo ya un pilar fundamental en la financiación de los videojuegos, y siendo los propios jugadores los que hemos acabado propiciando este modelo de negocio, ¿dónde creéis que está el límite?

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