Guías
Cinco errores frecuentes que cometes y que hacen que tu PC vaya más lento
¿Por qué funciona cada vez más lento mi PC? Todos nos hemos hecho esa pregunta en más de una ocasión, y por desgracia no siempre hemos dado a tiempo con la respuesta correcta.
El paso del tiempo y el uso continuado de un PC pueden provocar que éste acabe funcionando cada vez más lento, pero no es algo aleatorio y tampoco inevitable. Siempre está relacionado con unos hábitos inapropiados, con un mantenimiento ineficiente o con un poco de ambas cosas, aunque también puede que nos encontremos en algunos casos con infecciones de malware que afecten al rendimiento del sistema o con errores o fallos a nivel de hardware.
Este sencillo resumen nos permite entender por qué puede ser complicado identificar lo que hay detrás de un PC que va lento. Puede que no se deba a una única razón, y que además tengamos problemas de hardware que solo sean subsanables con la compra de un nuevo componente.
Con el paso de los años se creó un mito que dice que los PCs, especialmente aquellos basados en Windows, se ralentizan con el paso de los años y que al final acaba siendo imprescindible hacer al menos una reinstalación limpia del sistema operativo cada uno o dos años. No es cierto, y mi equipo es un ejemplo de ello, ya que actualicé a Windows 10 desde Windows 7 Pro hace unos cuatro años y no he tenido que hacer nada desde entonces, más allá de actualizar a las diferentes revisiones semestrales y de trastear en ocasiones puntuales con los drivers de sonido.
Mi PC utiliza Windows 10 y funciona a la perfección cuatro años después. No, no es cosa de magia, solo es cuestión de seguir unos ciertos hábitos de uso responsable y de evitar errores importantes que pueden acabar afectando de forma irreversible al sistema operativo.
Soy consciente de la importancia que esto tiene para disfrutar de una buena experiencia con cualquier PC, así que quiero compartir con vosotros una sencilla guía en la que veremos cinco errores que pueden hacer que nuestro equipo vaya más lento y que debemos evitar a toda costa.
1.-Programas instalados y PC lento
Instalar programas de forma descontrolada puede hacer que tu PC funcione cada vez más lento y tiene muchas implicaciones. Por un lado consume recursos a nivel de capacidad de almacenamiento y contribuye a la fragmentación de las unidades de almacenamiento, haciendo que los procesos de lectura sean más lentos. Esto se deja notar, sobre todo, en unidades HDD.
A ese problema debemos sumar otro, y es que es probable que acabemos acumulando una gran cantidad de programas no deseados que, en los PCs basados en Windows, se acumularán en la sección de «mostrar iconos ocultos», situada en la bandeja del sistema de la barra de tareas. Todos los programas que aparecen ahí han cargado durante el inicio del sistema y tienen un impacto considerable en el rendimiento del sistema, no solo en lo que respecta a los tiempos de arranque, sino también al rendimiento en general, ya que consumen memoria RAM.
Para evitar este problema es recomendable ser un poco más selectivo a la hora de instalar los programas que necesitamos, tener mucho cuidado con el origen de los mismos, ya que pueden traer malware, eliminar aquellos que no necesitemos y deshabilitar el inicio de aquellos que solo utilizamos de forma ocasional. Podemos hacerlo a través del «Administrador de Tareas» de Windows, entrando en la pestaña «Inicio» y haciendo clic derecho en aquellos programas que queramos deshabilitar.
Por último, aunque no por ello menos importante, también es recomendable utilizar la herramienta de optimización de unidades de almacenamiento dedicada de Windows 10 al menos una vez cada mes. No os preocupéis, no afectará a la vida útil de vuestro SSD.
2.-No reiniciar el PC con cierta frecuencia
Hay muchas cosas que dan «pereza» al usuario cuando se encuentra trabajando con su PC. Instalar actualizaciones es una de ellas de las más conocidas, pero el tema de reiniciar el equipo es sin duda otra de las más frecuentes.
Conozco muchos casos de personas que han estado días con el equipo encendido, algo que en sí mismo no tiene por qué ser malo, pero puede acabar afectando al rendimiento del sistema y hacer que empecemos a notar que el PC va lento. La razón es muy simple, cuando trabajamos con nuestro ordenador utilizamos de forma continuada la memoria RAM, un componente fundamental que determina en gran medida la experiencia de uso que vamos a disfrutar.
La memoria RAM se va llenando y vaciando en función del uso que hacemos del PC, pero va acumulando restos de microcódigo que al final pueden tener un efecto negativo en el rendimiento del sistema.
Hacer un reinicio del equipo con cierta frecuencia (al menos una vez al día) puede aportar algunas ventajas importantes y ayudarnos a que el PC deje de ir lento. Estos son los principales beneficios que puede aportar un reinicio:
- Descarga totalmente la RAM: es un tipo de memoria volátil, así que cuando se corta la alimentación esta pierde todos los datos que había almacenado. Cuando el PC arranca aquella está limpia y preparada para afrontar nuevas cargas de trabajo de forma óptima, ya que se ha desecho de los archivos temporales y de los restos que pueden quedar tras un uso demasiado prolongado.
- Detiene las fugas de memoria: es un problema que se produce cuando un programa no se cierra correctamente. Cuando ejecutamos un programa este consume una cantidad determinada de memoria RAM que se libera cuando lo cerramos. Pues bien, se produce este problema cuando esa porción de memoria no se devuelve tras el cierre de un programa. En estos casos un reinicio arregla la situación.
- Puede arreglar errores diversos: reiniciar el equipo puede detener determinados procesos y aplicaciones en ejecución que estén generando conflictos. Al vaciar la RAM también ayuda prevenir las cargas de trabajo que quedan forzadas en segundo plano. Es un hecho, un simple reinicio puede resolver problemas que parecían no tener solución, e incluso ayudarte con los problemas de tu conexión a Internet, así que nunca lo subestimes.
3.-Hacer clic sin pensar
Ya lo hemos anticipado, un uso responsable es básico para lograr que un PC funcione de forma óptima durante mucho tiempo. Para ello es fundamental que el usuario tenga unas nociones básicas sobre su equipo, sobre seguridad y sobre Internet.
En el primer apartado hemos hecho referencia al tema de instalar programas y aplicaciones sin llevar un control mínimo. Su impacto está fuera de toda duda, pero los problemas que pueden surgir al navegar por Internet y hacer clic donde no debemos pueden ser mucho más graves.
No tenemos que irnos a los enlaces de descarga falsos con malware para tener problemas, una descarga «legítima» puede venir acompañada de software no deseado en forma de herramientas de terceros que acabarán anclados en nuestro navegador, en nuestro menú de inicio y puede que hasta en la bandeja del sistema. En ocasiones también pueden cambiarnos la página de inicio predeterminada y el navegado principal.
La mayoría de estos programas muestran en algún momento un aviso en forma de casilla que debemos marcar para evitar su instalación, pero es frecuente que el usuario la acabe pasando por alto, ya que no es habitual leer las condiciones que se muestran durante la instalación de un programa o de una descarga.
Hacer clic de forma indiscriminada puede hacer que tu PC vaya más lento, y también llevarte a sufrir una infección de malware de las que hacen historia, así que calma. Piensa antes de hacer clic, aunque se trate de una descarga que deseas con muchas ganas y estés convencido de que es totalmente legal.
4.-Un PC sin mantenimientos será un equipo lento
Cualquier PC requiere una serie de cuidados mínimos, tanto a nivel de hardware como de software. Es algo imprescindible que, lamentablemente, muchos usuarios olvidan, ya sea por falta de tiempo o por pura pereza.
No limpiar nunca nuestro equipo por dentro hará que el polvo y la suciedad se acumulen en el interior, en los componentes y en los sistemas de disipación. Esto no supone un problema en sí mismo, es decir, una CPU o una tarjeta gráfica no se va a romper porque tenga mucho polvo encima, el problema está en la refrigeración y en el calor.
Con el paso del tiempo una acumulación muy marcada de polvo puede reducir la eficacia de los sistemas de refrigeración y generar una acumulación de calor cada vez mayor que puede derivar en un caso de «thermal throttling». Si llegamos a ese punto los componentes afectados reducen su velocidad de trabajo para evitar que el calor excesivo acabe causando daños irreversibles.
Los mantenimientos a nivel de hardware son importantes, pero también debemos tener en cuenta el peso del software. Olvidarnos de las actualizaciones a nivel de sistema operativo y de drivers puede llevarnos a perder estabilidad y rendimiento de forma continuada, y dejar nuestro sistema expuesto a amenazas de seguridad.
Limpia el PC cada seis meses, cambia la pasta térmica con la frecuencia adecuada según la calidad de la misma y mantén tu sistema operativo y tus aplicaciones actualizadas. Con esas claves reducirás las posibilidades de que tu PC vaya cada vez más lento.
5.-Superar los límites de tu PC
Se que puede parecer un poco surrealista, pero es todo un clásico. He vivido muchas veces esa escena en la que una persona se queja de que su PC va lento y luego veo que tiene abiertas diez pestañas en Chome a pesar de que su equipo solo tiene 2 GB de RAM.
Para que os hagáis una idea el consumo medio de memoria RAM de Chrome con 12 pestañas abiertas es de 3,6 GB, así que el caso anterior se explica por sí solo, aunque obviamente es solo un ejemplo de lo importante que es ser consciente de las posibilidades reales de un PC de cara a hacer un uso óptimo del mismo.
Si tu equipo tiene poca RAM deberás limitar la cantidad de programas que ejecutas en multitarea y las aplicaciones que tienes en segundo plano. En caso de que utilices Windows 10 contar con 2 GB te permitirá disfrutar de un uso muy básico, y con 4 GB podrás acceder a una multitarea moderada. El nivel óptimo son 8 GB de RAM, ya que a partir de ahí podrás despreocuparte por el número de pestañas y de aplicaciones en segundo plano.
En caso de que el procesador sea flojo los tiempos de arranque de aplicaciones y programas pueden ser lentos, incluso aunque tengas un SSD, y la multitarea también deberá ser moderada.
Cuando utilizamos juegos la tarjeta gráfica tiene un papel fundamental, pero depende directamente del procesador y de la RAM para ofrecer todo su potencial, así que debemos valorar todos esos elementos en conjunto para entender por qué nuestro PC puede trabajar lento con un juego determinado.
Resumiendo, las especificaciones de un PC son las que determinan el tipo de uso que debemos darle. Si compramos un PC con una CPU Intel Atom y 2 GB de RAM no podemos esperar una experiencia de uso óptima. Deberemos trabajar con cargas acordes a su potencial si no queremos sumergirnos en un cúmulo de retrasos y tiempos de carga.
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