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El precio de los smartphones tope de gama se ha multiplicado por cuatro

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Los smartphones han experimentado una importante evolución que ha afectado a su diseño, a sus prestaciones y, como no, a su precio de venta. Es un hecho, hoy tenemos terminales con mejores acabados que presentan una calidad de construcción superior, más potentes y con mejores cámaras, pero también son mucho más caros.

Sé lo que estáis pensando, que hay excepciones. No hay duda, gracias a la enorme competencia que impera en el sector y al empuje de gigantes como Huawei, Xiaomi y Meizu podemos encontrar terminales con un nivel de prestaciones muy bueno a un precio muy competitivo, pero si echamos la mirada atrás y repasamos los últimos siete años salta a la vista que el coste de los smartphones tope de gama ha subido enormemente.

En la gráfica que acompañamos, elaborada por Bloomberg y publicada por PhoneArena, podemos ver que el precio del iPhone 4s iba desde los 600 hasta los 800 dólares, en función des su capacidad de almacenamiento. En España su precio fue de 599 euros la versión de 16 GB, 699 euros la versión de 32 GB y 799 euros la versión de 64 GB.

Bien, ahora vamos a fijarnos en el precio de venta que tiene el iPhone Xs, que sería el sucesor actual de dicho terminal. El modelo de 64 GB cuesta 1.159 euros, la versión con 256 GB sube hasta los 1.329 euros y el modelo de 512 GB cuesta 1.559 euros. Las diferencias a nivel de prestaciones que existen entre ambos terminales son muy marcadas, pero la diferencia de precio también.

Si miramos con detenimiento la gráfica veremos que hay dos momentos en los que se produjo un salto especialmente grande en el precio de los smartphones tope de gama. El primero fue con la llegada del iPhone X, un terminal que introdujo el reconocimiento facial en 3D y que debutó con un precio base de 1.159 euros.

El segundo salto es también el más marcado, y lo tenemos en 2019 con los Galaxy Fold y Huawei Mate X, dos smartphones que todavía no han llegado al mercado, pero que han sido anunciados oficialmente con un precio, respectivamente, de 1.980 dólares y 2.600 dólares. Son cifras muy elevadas que colocan a ambos terminales en una posición inaccesible para la mayoría de los consumidores, pero representan la culminación de una tendencia clara: ofrecer más prestaciones y nuevos diseños y formatos a costa de un precio muy elevado.

Llegados a este punto no puedo evitar preguntarme si esta es la tendencia correcta, es decir, si el consumidor está preparado para seguir el ritmo de una industria que se empeña en lanzar cada año terminales más potentes, pero también más caros. A título personal debo decir que no gastaría 1.000 euros en un smartphone, prefiero invertir ese dinero en otras cosas, como un buen monitor y una tarjeta gráfica de gama alta, aunque entiendo que haya gente que quiera (y pueda) hacerlo.

Antes de terminar os dejo una pregunta simple pero interesante, ¿cuánto estaríais dispuestos a gastar en vuestro próximo smartphone? Nos leemos en los comentarios.

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