Análisis
Thrustmaster TMX Force Feedback, manos al volante
Desde los inicios de la historia de los juegos de ordenador y consola los simuladores de conducción han cubierto las ansias de los que no pudiendo acceder a coches deportivos o de competición, como suele sucedernos a los comunes mortales, desean experimentar la sensación de domar cientos de caballos en las carreteras y pistas más famosas del mundo. Pero al igual que para otros juegos nos hemos acostumbrado al teclado o a los mandos de juegos, los aficionados a los simuladores de conducción han visto aumentadas las dosis de realismo y control gracias a los volantes y pedales que distintos fabricantes han ido desarrollando para estos juegos.
Si al principio nos teníamos que conformar con pulsar teclas para mover el volante o pisar los pedales ahora podemos no solamente manejar los mandos del vehículo sino incluso sentir las reacciones del mismo a través del volante. Una de estas empresas es Thrustmaster, un fabricante con reconocido pedigrí que comenzó desarrollando joysticks adaptados al control de simuladores de vuelo y que en 1.999, tras la compra de la francesa Gillemot, extendió su catálogo y aplicó sus conocimientos en el campo de los dispositivos de control de juego a los volantes y otros periféricos con grandes hitos como las réplicas de los volantes de modelos de Ferrari gracias a un acuerdo especial.
En el mercado de los volantes para simulación de conducción podemos encontrar toda una gama de periféricos con distintas prestaciones y precios. Lo complicado es encontrar, como es el caso del Thrustmaster TMX Force Feedback, todos los elementos esenciales que debe tener un volante sin que el presupuesto se dispare en exceso. Hablamos de elementos como el «Force feedback» que transmite al volante mediante motores las reacciones del coche a las maniobras de conducción, y los pedales ambos incluidos en este dispositivo.
Lo primero que nos fijamos al desembalar el Thrustmaster TMX Force Feedback es en la calidad de fabricación. Este tipo de periféricos algunas veces están fabricados con materiales excesivamente ligeros y con poca resistencia que no dan la sensación de ser «volantes de verdad». En nuestro caso se trata de un periférico bien construido con un excelente tacto en la parte del volante. La conexión a corriente y el cable USB (compatible con Xbox y con PC) se encuentran en la parte delantera y son fijas. También en esta parte encontraremos el conector tipo clavija de red para la conexión de los pedales.
Especificaciones Thrustmaster TMX Force Feedback
Diámetro | 28 cm |
Sensor | Sensor óptico 12 bits |
Botones | 12 botones de acción + 1 pad de dirección |
Levas | Sí, a los lados del eje del volante |
Force feedback | Sí |
Conectividad | USB (Xbox / PC) |
Dimensiones | 33 x 32 x 30 cm |
Peso | 4 Kg |
Precio | 199,99 euros |
El sistema de sujeción del Thrustmaster TMX Force Feedback consiste en una plataforma amplia que puede soltarse y apretarse mediante una rosca que gira con un asa plegable para que sea más cómodo hacer girar el sistema y que quede fijo el volante sin que moleste la pieza al sentarnos. La pieza de fijación se apoya en dos puntos de presión que pueden pivotar, para adaptarse a la forma de la mesa, y acolchados, para no deteriorarla. Hay que tener en cuenta que el tornillo totalmente desenroscado deja un espacio de unos cuatro o cinco centímetros, algo a tener en cuenta ya que no se podría instalar en mesas muy gruesas.
De todas formas en nuestro caso la solución ha sido una mesa plegable de camping lo suficientemente robusta para que no baile al utilizar el volante (unos 30 euros aproximadamente). Una solución práctica ya que podemos colocarla a la distancia ideal del televisor conectado a la consola y la mesa se puede plegar y guardar cuando no se use dejando libre el salón. Además es adaptable a distintas alturas según quien vaya a jugar. En el caso de un cuarto con mesa de trabajo o adaptada al gaming no hemos encontrado problemas de instalación ya que habitualmente su espesor no es demasiado grande y suelen ser anchas por lo que hay espacio para colocar los pedales debajo.
Thrustmaster TMX Force Feedback: Controles completos
La parte del volante es muy completa con los botones habituales para el control del juego en Xbox y las dos levas del cambio en los laterales. El tacto de los materiales es muy bueno y de tipo goma, con mejor adherencia aunque quizás poco realista con respecto a los materiales de un volente «de verdad». El diámetro es de 28 centímetros, suficiente para un buen control con ambas manos. El tacto de los botones es bueno y se accede a ellos de forma cómoda y sin dificultad.
Los pedales son un accesorio que añade sin duda realismo, aunque están algo juntos y no disponen de un sistema para fijarlos en el suelo aunque el material de la base es antideslizante el conjunto es ligero por lo que podemos desplazarlo accidentalmente si pisamos con entusiasmo el acelerador o el freno. Sin embargo como dispone de una buena superficie de apoyo para los talones pronto nos acostumbraremos a apoyar el pie de tal manera que los pedales no se muevan. Requiere algo de adaptación pero el resultado es bastante bueno.
La conexión se realiza de forma muy sencilla, simplemente conectamos el volante a la consola o el PC, conectamos los pedales y a continuación a la corriente. El volante realizará unos giros de calibración que nos ayudarán también a ver si la sujeción del volante es suficiente o si la mesa vibra demasiado o se mueve. Una vez realizados esos giros de calibración el volante está listo para ser utilizado y en nuestro caso para comenzar las pruebas de uso.
Nuestras pruebas con el Thrustmaster TMX Force Feedback las realizamos con una Xbox One X y entre otros utilizamos los juegos Forza Horizon 4 y el Forza Motorsport 7 de Microsoft. Enseguida cobró protagonismo el que sin duda es el punto fuerte de este periférico: el sistema de Force Feedback. A pesar de ser un volante de la gama de entrada de Thrustmaster el sistema que utiliza es el de sus hermanos mayores con un mecanismo mixto de engranajes y poleas que según el fabricante es más eficaz y menos ruidoso que otros sistemas. El resultado es que cuando nos aventuramos por ejemplo fuera del asfalto o el terreno es resbaladizo el volante transmite perfectamente las sensaciones y ajusta la resistencia al giro acorde a la simulación del entorno de conducción al que nos enfrentemos.
Por otro lado la precisión de la conducción es notable, cosa que notaremos más en juegos de circuito como el Motorsport. Aquí también se tiene la sensación de estar ante un volante de una categoría superior y es que se ha incorporado un sensor con lectura óptica de 12 bits. Nos ha gustado mucho la sensibilidad a las correcciones en plena curva que según la velocidad con la que la tomemos encontraremos más o menos resistencia.
En definitiva un resultado sorprendentemente realista para la gama de precios en la que nos movemos en este caso. Si quisiéramos complementar el volante podemos utilizar accesorios de la marca como pedales más avanzados, cambio de marchas por palanca e incluso freno de mano (indispensable para los derrapes en juegos de rallies y similares).
Conclusiones
Un volante para juegos de simulación de conducción es una inversión que no está al alcance de todos. Son periféricos que tienen un precio bastante elevado que por otro lado se corresponde con lo que son ya que son dispositivos bastante más complejos que un mando de juegos. Es cierto que se encuentran volantes a un precio bajo, pero son periféricos que muchas veces no ofrecen funcionalidades esenciales como el sistema «Force Feedback» o no disponen de pedales, muy importantes para una buena simulación.
Por esa razón nos ha gustado mucho el Thrustmaster TMX Force Feedback ya que por menos de doscientos euros podremos disfrutar de todas las características fundamentales que hemos mencionado con la calidad y la respuesta de los periféricos de esta marca con una calidad de uso más que convincente.
Desde luego es un dispositivo muy a tener en cuenta si nos estamos iniciando en la simulación de coches y queremos un dispositivo completo y de calidad sin tener que hacer una gran inversión. Pocos inconvenientes como la estabilidad del sistema de pedales o el de fijación son problemas menores.
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