SpaceX llevará su Starship y la aterrizará en la Luna para la NASA

Cada vez parece más claro que los esfuerzos de Elon Musk por llevar a su compañía SpaceX a la vanguardia de los programas espaciales están surtiendo efecto. Y es que después del éxito del pasado mes junio, cuando hicieron historia al transportar por primera vez a astronautas a la Estación Espacial Internacional ser la primera empresa comercial en recibir la certificación de vuelo espacial de la NASA, sus planes de colaboración con la agencia espacial estadounidense han seguido creciendo, en lo que parece una relación de bastante confianza.

La última muestra de ello la encontramos en The Washington Post, y es que SpaceX ha logrado la adjudicación de un contrato de la NASA para llevar astronautas a la Luna. Además, la victoria debe haberle resultado especialmente satisfactoria a Elon Musk, puesto que una de las dos empresas contra las que competía en esta licitación era Blue Origin, la startup espacial fundada por Jeff Bezos. Es públicamente conocida la rivalidad entre ambos, así como las aspiraciones de Blue Origin por participar en la vuelta del hombre a la Luna.

Y es que este ha sido un punto que ha sorprendido a muchos. Se esperaba que la NASA descartara solo una de las tres empresas que se han presentado al concurso, manteniendo tanto a SpaceX como a Blue Origin dentro del proyecto, con el fin de tener un respaldo de seguridad, en caso de que falle el proyecto de una de ambas. De este modo, toda la responsabilidad del aterrizador lunar para el programa Artemisa recae sobre SpaceX, que a cambio se adjudica un contrato de 2.900 millones de dólares.

Para tal fin, los planes de SpaceX pasan por hacer que su nave de gran capacidad Starship (sí, la que ha protagonizado algunas pruebas explosivas los últimos meses) sea capaz no solo de llevar a la tripulación de la Tierra a la órbita lunar, sino que también pueda posarse en la superficie de nuestro satélite. Este planteamiento es bastante complejo, y de hecho fue descartado en los primeros tiempos de la carrera espacial, en la década de los sesenta, pero con los avances de las últimas décadas ahora parece más posible.

De este modo se evita una operación crítica que vivimos en las misiones Apolo: la separación y, sobre todo, el reencuentro del aterrizador con el módulo que queda orbitando la Luna, a la espera del retorno de los astronautas. Seguramente a Michael Collins, compañero de Armstrong  y Aldrin en la Apolo XI, le habría encantado este formato de misión, pues le habría permitido pisar la superficie lunar, en vez de tener que permanecer en órbita esperando a sus compañeros.

Con el programa Artemisa, la NASA pretende llevar astronautas a la Luna, específicamente a la región lunar del polo sur el año 2024, como primera fase para un plan a largo plazo que podría acabar con presencia constante del ser humano en la Luna. Algo que no muchos recuerdan, pero que en realidad ya formaba parte de los planes de la NASA para los años setenta, pero que tras el ocaso en el interés por parte de la sociedad, terminaron siendo cancelados.

Ahora, con la NASA, SpaceX, Blue Origin, Boeing y otras tantas compañías mirando a Marte, la capacidad de establecer una colonia lunar sería una de las grandes pruebas de fuego. Son muchos los pasos que hay que dar todavía antes de pensar en una estancia a largo plazo en Marte, por lo que los planes de llevar al ser humano al planeta rojo en la próxima década parecen complicados. No obstante, si Artemisa resulta ser un éxito, eso nos situará muchos pasos más adelante.