Intel anuncia una megafactoría de chips en Ohio

Que de un tiempo a esta parte Intel ha pisado el acelerador en múltiples facetas es algo que, a estas alturas, ya no admite discusión. Lo hemos visto, en lo referido a su evolución tecnológica, con la duodécima generación de Intel Core. Con Alder Lake la tecnológica ha sacado músculo, y lo que vamos sabiendo sobre Raptor Lake resulta aún más prometedor. Es cierto que AMD no se lo va a poner difícil, pero precisamente eso nos garantiza a los usuarios que las próximas generaciones de ambas empresas serán de lo más interesantes.

Por otra parte, Intel también está demostrando su preocupación por la actual situación de escasez de chips, y lo está haciendo de la mejor manera posible: planteando soluciones, aunque éstas no siempre puedan salir adelante. Hace poco más de dos meses, por ejemplo, supimos que los planes de la compañía para incrementar su producción en China no contaban con el visto bueno de la administración estadounidense.

Esta otra acción, sin embargo, seguro que no solo contará con ese visto bueno, sino que seguramente será acogida con los brazos abiertos por parte de la administración Biden. Y es que, según ha informado la propia compañía, Intel pondrá en marcha una nueva megafactoría, con no menos de dos fábricas, en Ohio, Estados Unidos. Una planta cuya edificación se iniciará próximamente, y que Intel espera poder tener operativa en algún momento de 2025 (recordemos que este tipo de plantas son terriblemente complejas, por lo que su construcción lleva bastante tiempo.

La megafactoría, en su primera fase, tendrá un tamaño de unas 400 hectáreas y contará con dos plantas de producción. No obstante, podría llegar a ampliarse al doble de extensión, 800 hectáreas, y podría llegar a albegar hasta ocho plantas de producción. La inversión para su puesta en marcha será de más de 20.000 millones de dólares, que pueden ascender hasta los 100.000 si la factoría alcanza el máximo tamaño posible, y la compañía espera que genere alrededor de 3.000 puestos de trabajo directos una vez que se encuentre operativa.

De cumplirse el plan más ambicioso con respecto a esta nueva instalación, Intel podrá presumir de tener la mayor factoría de producción de chips del mundo, si bien el despliegue completo de la misma podría llegar a tomarse alrededor de una década, por lo que hablamos de un plan a medio plazo. No obstante, resulta poco probable que la demanda de chips se mantenga o disminuya. Más bien al contrario, podemos apostar a que veremos cómo se sigue incrementando en el futuro.

Así, con este megaproyecto, Intel no solo estaría respondiendo a la actual situación de escasez, sino también anticipándose a ese más que previsible incremento de la demanda. Y es que a día de hoy, son muchos los sectores que se están viendo afectados por la escasez, una situación que, con acciones de este tipo, Intel parece querer evitar a medio plazo.