Guías
Ocho errores que no debes cometer al montar un PC barato para juegos
Montar un PC barato para juegos puede parecer un objetivo sencillo, sobre todo si nos dejamos llevar por el mito clásico que dice que debemos gastar casi todo en la tarjeta gráfica y olvidarnos del resto de componentes, pero si hacemos eso estaremos cometiendo un grave error, y tendremos que lidiar con graves desequilibrios que harán que el rendimiento deje mucho que desear, y que nuestra experiencia de uso sea, por tanto, muy mala.
Si aspiramos a montar un PC barato para juegos manteniendo el debido equilibrio conseguiremos un buen rendimiento, y la experiencia de uso será bastante buena, pero tendremos que tomar decisiones más complicadas y deberemos invertir más tiempo buscando y comparando diferentes componentes para quedarnos, al final, solo con aquellos que ofrecen de verdad un buen valor precio-prestaciones.
También cabe la posibilidad de que nos sintamos tentados a reducir costes en ciertos componentes para mejorar otros, algo que puede ser una buena idea en ciertos casos, pero que puede acabar siendo una decisión terrible en otros. Piensa, por ejemplo, en un PC que tiene una tarjeta gráfica muy potente pero cuenta con una CPU que no cumple ni siquiera con los requisitos mínimos de los juegos a día de hoy.
Sé que este es un tema complicado y que os preocupa bastante, y por ello he querido compartir con vosotros esta guía, donde vamos a ver varias líneas rojas que no debemos cruzar a la hora de montar un PC barato para juegos, ya que si lo hacemos estaríamos cometiendo errores graves.
1.-Fuentes de alimentación de baja calidad y PCs baratos para juegos
Son una combinación muy peligrosa, sobre todo si utilizamos tarjetas gráficas que tengan unos requisitos energéticos relativamente altos, cosa que puede suceder fácilmente si en lugar de montar una tarjeta gráfica actual nos vamos al mercado de segunda mano, donde podríamos encontrar modelos interesantes por rendimiento aunque menos eficientes que las generaciones actuales.
No me cansaré de repetir que la fuente de alimentación es uno de los pilares centrales de cualquier equipo, y que debemos darle la importancia que realmente merece, incluso aunque vayamos a montar un PC barato. En la mayoría de los casos, el usuario se deja llevar por los varios, y se limita a buscar la fuente de alimentación que más vatios le da por el precio que cuesta. Obviamente, esto es un error, y puede salirnos muy caro.
Por ejemplo, una fuente de alimentación de 500 vatios que cueste 14,54 euros, como esta L-Link, puede parecernos una inversión más atractiva que la Nox Urano SX que también es de 500 vatios y cuesta 31,99 euros. Sin embargo, la primera tiene una calidad de construcción mucho menor, un amperaje de solo 25A y solo viene con un conector de 20+4 pines y dos conectores SATA, lo que significa que no tiene ni siquiera un conector de 6 pines para alimentar una tarjeta gráfica.
Por contra, la Nox Urano SX sube a 36 amperios, tiene 10 sistemas de protección avanzada contra subidas y bajadas de tensión y viene con cuatro conectores SATA, un conector de 4 pines para CPU, dos conectores molex de 4 pines y un conector floppy. Si montamos una tarjeta gráfica que necesite alimentación adicional podríamos recurrir a un adaptador a 8 pines y conectar esos dos molex de 4 pines.
Reducir mucho el gasto en la fuente de alimentación puede llevarnos a comprar una que no tenga los conectores que necesitamos, o que ofrezca una potencia y un amperaje tan bajos que acabe poniendo en riesgo la integridad de nuestro equipo. Si esto ocurre, cuando la fuente «muera» podría llevarse por delante otros componentes.
2.-Procesadores de dos núcleos y cuatro hilos
Ya no tienen cabida, ni siquiera para montar un PC barato para juegos, salvo que no queramos jugar a títulos lanzados a partir de 2017. Ahora mismo el estándar mínimo recomendado para disfrutar en condiciones de cualquier juego actual es una configuración de cuatro núcleos y ocho hilos, siempre que este tenga un algo IPC, aunque en algunos casos empieza a ser recomendable contar con seis núcleos y doce hilos.
Puede que nos tiente recortar en la CPU para montar una tarjeta gráfica más potente, y puede ser una buena idea, pero siempre y cuando no crucemos esa línea roja, es decir, siempre que no montemos un procesador con menos de cuatro núcleos y ocho hilos. Si lo hacemos, estaremos creando un enorme cuello de botella y tendremos problemas muy graves en juegos, entre los que podemos destacar rendimiento inconsistente, con tasas mínimas de FPS muy bajas y picos muy marcados, stuttering y tirones constantes.
Si te preguntas dónde está el mínimo la respuesta es muy sencilla, para montar un PC barato para juegos deberías optar al menos por un Core i3-10100F, un chip que tiene un buen IPC y que suma 4 núcleos y 8 hilos. Es muy económico, ya que cuesta 73,70 euros, y es perfectamente capaz de mover cualquier juego actual sin problemas. Puedes acompañarlo de una tarjeta gráfica de gama media como la GeForce RTX 3050 o la Radeon RX 6600.
3.-Memoria configurada en single channel
Con los precios que tienen hoy en día los kits de memoria de dos módulos este es un error que ya no tiene ningún sentido, y es que la diferencia de precio al final acaba siendo mínima, y sin embargo la mejora de rendimiento que vamos a notar puede ser notable, especialmente si utilizamos procesadores con gráficas integradas, ya que estas recurren a la RAM para utilizarla como memoria de vídeo, y el ancho de banda de esta se determina por su frecuencia y por la activación, o no, del doble canal.
Si tenemos la memoria RAM funcionando en single channel su bus será de solo 64 bits, lo que reducirá el ancho de banda y afectará negativamente tanto al rendimiento de la CPU como al de la GPU integrada, si es que tenemos una. El impacto en el rendimiento del procesador puede variar mucho en función no solo del modelo que tengamos, sino también del juego que estemos utilizando, pero su impacto será enorme en el rendimiento de la GPU integrada.
Teniendo en cuenta que la diferencia de precio entre un kit con un módulo de memoria y otro de dos módulos puede ser de solo unos pocos euros, no vale la pena renunciar al valor que ofrece a día de hoy el modo de doble canal. Al activarlo crearemos un bus de 128 bits, es decir, estaremos doblando el ancho de banda de la memoria RAM, y notaremos una mejora considerable del rendimiento.
4.-Memoria RAM lenta y/o capacidad insuficiente
Recortar gasto en la memoria RAM es algo muy habitual a la hora de montar un PC barato para juegos, y no solo por lo que ya hemos comentado del doble canal, sino también por el tema de las frecuencias de trabajo y la capacidad. Ya tenemos una línea roja que no debemos cruzar, la del doble canal, pero todavía quedan otras dos que vamos a unir en un único punto, la capacidad y la velocidad.
El rendimiento de un PC mejora al activar el doble canal porque este dobla el ancho de banda, y la velocidad de la memoria también incrementa el ancho de banda. Montar una memoria RAM muy lenta intentando ahorrar unos pocos euros nos hará perder un rendimiento muy valioso, y será una mala elección, algo que también podemos aplicar al tema de la capacidad, aunque en este caso el problema puede ser tan grave que cabe la posibilidad de que algunos juegos ni siquiera funcionen, o que lo hagan a tirones.
Ese mínimo de velocidad del que no debemos bajar varía en función del procesador que vayamos a utilizar, pero como hablamos de montar un PC barato podemos fijarlo en 2.666 MHz para procesadores como el Core i3-10100F y de 3.200 MHz para las alternativas de AMD basadas en Zen 2. Por lo que respecta a la capacidad, 8 GB es a día de hoy la línea roja que no hay que cruzar al montar cualquier PC barato para juegos.
5.-Olvidarnos del SSD y montar un HDD
Entiendo que los HDD siguen ofreciendo un excelente valor en relación coste por gigabyte, pero estos están perdiendo peso en el mundo de los videojuegos, y cada vez más desarrolladores están centrando sus esfuerzos en optimizar los juegos para unidades SSD. Esto, unido a la situación que tenemos actualmente, con una nueva generación que no tardará mucho en completar el clásico periodo de transición, hace que montar un SSD sea imprescindible incluso en un PC barato para juegos.
Las unidades SSD tienen un mayor coste por gigabyte, pero ofrecen un rendimiento mucho mayor, y esto marca una diferencia enorme en juegos que va más allá de los tiempos de carga, ya que también afecta a las posibilidades del motor gráfico para trabajar a toda velocidad cargando los «assets» (datos) del juego en tiempo real. En títulos como Cyberpunk 2077, por ejemplo, el SSD marca una diferencia enorme al eliminar los tiempos de carga y permitir que el motor gráfico cargue todos los elementos a la velocidad apropiada, de manera que no tenemos problemas de popping ni de carga de texturas.
Incluso aunque no puedas permitirte un SSD de 1 TB deberías considerar montar al menos una unidad de 512 GB como unidad principal, y acompañarla de una unidad HDD económica como secundaria, así disfrutarás de lo mejor de los dos mundos y no tendrás que aguantar largos tiempos de carga ni esos molestos efectos de popping que se producen con los discos duros. Incluso montar un SSD económico de 240 GB, que cuestan menos de 30 euros, marcará una diferencia muy grande, tanto que es una línea roja que no deberíamos cruzar.
6.-Placas base baratas, no todas son una buena compra
Es cierto que cuando vamos a montar un PC barato para juegos la placa base queda en un segundo plano, pero esto no quiere decir que debamos irnos a por el modelo más barato y más pobre en prestaciones, de hecho si lo hacemos puede que acabemos teniendo problemas importantes, y que su vida útil acabe siendo muy corta.
Así, por ejemplo, comprar una placa base que no tiene refrigeración pasiva en el VRAM no nos dará más que quebraderos de cabeza, ya que la temperatura que alcanzará el sistema de alimentación de la CPU será muy alto, y esto puede reducir el rendimiento. Es lo que conocemos como thermal throttling. También puede que nos encontremos con otras limitaciones importantes en materia de conectividad y de soporte de estándares importantes.
Obvia decir que todo lo anterior también puede limitar enormemente las posibilidades de actualización de nuestro PC. A día de hoy, por suerte, la mayoría de los fabricantes cumplen con unos mínimos incluso en sus modelos más económicos, así que es difícil equivocarse, pero esto no quiere decir que no existan algunos modelos a evitar, como por ejemplo esta Asrock H310CM-DVS, que ofrece un valor muy pobre por 47,31 euros.
Si vas a montar un PC barato para juegos a día de hoy busca una placa base que tenga, al menos, disipación pasiva en sus puntos clave, incluido el VRM, que cuente con un conector PCIe Gen4 x16 y que disponga de todos los puertos USB que vas a necesitar para conectar los periféricos que tienes previsto utilizar.
7.-Montar la tarjeta gráfica equivocada
Sí, se puede montar una tarjeta gráfica equivocada en un PC barato para juegos, de hecho hoy en día es, por desgracia, más sencillo que nunca caer en ese error, debido a la tendencia de NVIDIA, y sobre todo de AMD, de lanzar modelos que solo funcionan en modo x4 o x8 bajo PCIe Gen4. Cuando trabajan sobre el estándar PCIe Gen3 su ancho de banda se reduce notablemente, y esto acaba haciendo que pierdan rendimiento.
Así, por ejemplo, montar un Core i3-10100F con una tarjeta gráfica Radeon RX 6400 sería un error grave, ya que esta trabajaría en modo PCIe Gen3 x4, y su rendimiento disminuiría notablemente. En este caso, sería mejor recurrir al mercado de segunda mano y montar directamente una Radeon RX 580, por ejemplo, ya que esta funcionaría en modo PCIe Gen3 x16.
También podemos equivocarnos al elegir la tarjeta gráfica montando un modelo que está muy por debajo de lo que necesitamos realmente, o al revés. Por ejemplo, montar una GeForce RTX 3080 para acompañar a un Core i3-10100F y jugar en 1080p con un monitor de 60 Hz no tiene ningún sentido, y tampoco lo tendría montar una GeForce GT 1030 para jugar con esa configuración, ya que no tendríamos potencia suficiente.
8.-Sistema de refrigeración insuficiente
Normalmente un PC barato para juegos no genera mucho calor, ya que sus componentes ofrecen un rendimiento más modesto que el de las configuraciones más caras. Sin embargo, esto no quiere decir que no sea necesario mantener una buena disipación de componentes, o que no debamos contar con ventiladores suficientes para generar un flujo de aire constante dentro del chasis.
Podemos utilizar un procesador como el Core i3-10100F con el ventilador de referencia, y lo mismo ocurre con otros chips con más núcleos, como el Ryzen 5 4500, pero es importante que tengamos una buena refrigeración en general para que todos los componentes que hemos montado puedan trabajar de forma óptima.
Es comprensible que hagamos recortes en la calidad del chasis y en el sistema de refrigeración en sentido amplio, pero siempre hay una línea roja que no debemos cruzar, y que se define en dos claves muy simples: ten al menos un ventilador frontal metiendo aire frío y otro en la parte trasera sacando aire caliente, y utiliza una torre que permita un montaje cómodo y ordenado.