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Guía: claves para elegir bien la placa base

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La placa base es uno de los componentes más importantes de cualquier PC, pero también es uno de los que menos se suelen tener en cuenta a la hora de montar o de adquirir un nuevo equipo, error muy frecuente que afecta incluso a usuarios relativamente avanzados.

Al igual que ocurre con componentes como el procesador o la tarjeta gráfica su elección no es nada sencilla, algo que se agrava no sólo por la gran variedad de soluciones que podemos encontrar actualmente en el mercado, sino también por la extensa variedad de elementos que debemos considerar en cada uno de ellos.

Por ello hemos decidido hacer esta guía, en la que os ayudaremos a tener claras una serie de pautas o puntos que es conveniente seguir, ya que os permitirán elegir correctamente la placa base que mejor se adapta a vuestras necesidades.

Como siempre intentaremos evitar complicaciones innecesarias y nos centraremos en lo importante, de forma que así esta guía sea útil incluso para los usuarios con menos experiencia.

Consideraciones previas

Es posible que algún usuario se pregunté por qué es tan importante la placa base, y lo cierto es que podríamos dar una respuesta muy extensa y rica en conceptos a esa cuestión, pero para que resulte más fácil de asimilar lo mejor es hacerlo de forma resumida:

  1. La placa base es el sustento general del equipo, todos los componentes se conectan e interactúan entre sí gracias a ella.
  2. Una placa base integra funciones vitales, muchas de ellas accesibles a través de la BIOS, que pueden acabar afectando y limitando nuestra experiencia de uso a nivel general.
  3. De la calidad de construcción y solidez de la placa depende no sólo la vida útil de nuestro equipo, sino también la del resto de componentes, que pueden verse afectados por el mal funcionamiento de aquella.
  4. Las posibilidades de actualización de nuestro equipo dependen también directamente de la placa base, un detalle muy importante que puede ayudarnos a alargar la vida útil de nuestro sistema con pequeñas actualizaciones en lugar de comprar un equipo entero.
  5. Influye en el aprovechamiento de los componentes del sistema, hasta tal punto que la elección de un procesador de última generación y su instalación en una placa base inadecuada puede suponer una pérdida de prestaciones, por ejemplo.

Estos cinco puntos nos permiten entender mejor porque es tan importante la placa base dentro de un equipo, y es que la misma viene a ser para un PC lo mismo que los pilares para una casa.

Socket que vamos a utilizar

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Antes de lanzaros a elegir una placa base debemos tener claro el socket, o lo que es lo mismo, la plataforma por la que tenemos pensado apostar.

El socket, también conocido como zócalo, es el elemento de conexión que integra cada placa base para instalar el procesador. Dado que existen diferentes tipos de socket cada uno permite el uso de determinados procesadores concretos.

A continuación os dejamos los diferentes tipos de socket que podemos encontrar actualmente.

Intel:

  • LGA1150.
  • LGA1155.
  • LGA2011.
  • LGA2011-3.

AMD:

  • AM3/AM3+.
  • FM2/FM2+.
  • AM1.

Debemos tener presente que en ocasiones un mismo socket soporta diferentes generaciones de procesador, como ocurre por ejemplo en las placas base con socket LGA1150, que permiten instalar tanto procesadores Intel Core serie 4000 como los nuevos Core serie 5000.

Chipset que utiliza la placa base

Este detalle es muy importante, ya que del chipset dependen buena parte de las funciones de la placa base e influye directamente en la posibilidad de aprovechar terminados tipos de componentes y configuraciones.

En el caso de Intel los chipsets Z75, Z77, Z87 y Z97 forman la gama alta dentro de la línea de consumo general y son los que permiten disfrutar de una mayor cantidad de funciones.

Si vamos a utilizar CPUs serie K (multiplicador desbloqueado) es imprescindible utilizar una placa base con dichos chipsets, ya que de lo contrario no podremos sacar partido de este tipo de procesadores.

Por el contrario los modelo con chipsets H87 y H97 no tienen soporte de oveclock y resultan un poco más limitadas, pero para el usuario medio son más que suficientes.

Finalmente si optamos por la gama baja con chipsets como los H77 o H81 la placa no ofrecerá soporte de configuraciones multiGPU y mostrará un nivel de prestaciones más básico, pero de nuevo esto no tiene porque ser negativo, siempre que su calidad de construcción sea buena y se ajuste a nuestras necesidades reales.

En lo que respecta a AMD el chipset tope de gama es el AMD 990FX, que ofrece soporte completo de overclock y permite configuraciones multiGPU con un total de 32 líneas PCI-E a repartir.

Un peldaño por debajo tenemos el AMD 990X. La diferencia más importante que presenta frente al anterior es que cuenta con 16 líneas PCI-E, lo que nos limita a configuraciones con dos tarjetas gráficas a x8 cada una.

También existe el socket AMD 980G, pero es una rareza que soporta únicamente CPUs FX, no otras como los Ahtlon o Phenom II. Suele ser poco habitual y no es recomendable. Finalmente el chipset AMD 970 es de gama baja aunque, a pesar de todo, puede soportar hasta dos tarjetas gráficas trabajando juntas, aunque limitadas a 4 líneas PCI-E (x4) cada una.

En lo que respecta a la plataforma FM2+ los chipsets más recomendables son los A88X, A78, y A55 ya que soportan APUs Kaveri, Trinity y Llano, aunque sólo el primero permite utilizar dos tarjetas gráficas trabajando cada una en x8.

Formato de la placa base

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Esto también es importante, ya que dependiendo del tamaño del equipo que queramos montar deberemos optar por una placa base de menor o mayor.

Actualmente podemos encontrar los siguientes formatos de placa base:

  • ATX: Es el tamaño estándar y el más utilizado en general, tiene unas medidas de 305 x 244 mm.
  • Micro-ATX: Ha adquirido una gran popularidad a la hora de montar equipos compactos pero potentes, tiene unas medidas de244 x 244 mm.
  • Mini-ITX: No es el más habitual, pero es muy útil para montar equipos pequeños y normalmente de menor potencia, tiene unas medidas de 170 x 170 mm.

Conectores y posibilidades de ampliación

Como dijimos anteriormente la placa base determinará los componentes que podremos instalar hoy y mañana, y por tanto las posibilidades de ampliación que tendremos a corto y medio plazo, por lo que debemos asegurarnos de que integra todo lo que vamos a necesitar realmente.

Estos son los puntos básicos que debemos revisar y valorar:

  • Capacidad total y tipo de memoria RAM que permite instalar, así como la velocidad máxima que permite.
  • Ranuras PCI-E, que deben ser tipo 3.0. Si tenemos pensado utilizar más de una tarjeta gráfica debemos buscar modelos que tengan más de una de estas ranuras e intentar que permitan configuraciones de x16 y x8 cómo mínimo, aunque lo ideal es x16/x16.
  • Puertos SATA III y USB 3.0 para aprovechar al máximo los dispositivos de almacenamiento. Si tenemos pensado utilizar un SSD de última generación y alto rendimiento en conector PCI-E debemos buscar una placa con uno de estos puertos tipo x4.

Calidad de construcción y valor añadido

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Una placa base puede perfectamente ser económica y de gama baja pero contar con una buena calidad de construcción y ofrecer una excelente fiabilidad, sólo tenemos que cuidar nuestra elección y buscar con cabeza.

De ello dependerá su vida útil y el buen funcionamiento de nuestro equipo, así que es recomendable que nuestra placa base tenga, como mínimo, condensadores sólidos, un PCB resistente, un sistema de alimentación que no debería bajar de las 6 fases para equipos de alto rendimiento y sistemas de protección contra picos de tensión. Obviamente todo lo que exceda de lo dicho es bienvenido y contribuirá a garantizar una mayor durabilidad.

Si bien es cierto que la calidad de construcción representa en sí misma un valor añadido también hay otros elementos integrados en la placa base que debemos tener en cuenta, como la calidad del chip de sonido y la tarjeta de red.

Algunas recomendaciones concretas:

Para terminar os dejamos algunas recomendaciones con ejemplos de productos concretos en los que hemos aplicado todos los puntos que se han expuesto en esta guía, de forma que podáis terminar de asimilarla con mayor facilidad.

Si vamos a montar un equipo para jugar basado en un Core i5 4670K (socket LGA1150) y tenemos intención de utilizar ahora o en el futuro dos tarjetas gráficas la GIGABYE Z97X-Gaming 3 es una de las mejores soluciones que podemos encontrar. Su precio es de unos 130 euros.

En el caso de que tengamos en mente hacernos un equipo basado en un FX-8350 (socket AM3+) y queramos también utilizar dos tarjetas gráficas la GA-990FXA-UD3 Rev 4.0 sería una excelente elección, ya que ronda los 140 euros.

Enlaces de interés ⇒ Recopilación de guías MuyComputer.

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