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Análisis Watch Dogs 2

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Un GTA para geeks. Esta podría ser una forma perfectamente válida y por supuesto muy reduccionista de lo que Ubisoft plantea en «Watch Dogs 2», un sandbox que nos «presta» la ciudad de San Francisco para hackear todo lo que se encuentre a nuestro alcance. Tras la fría acogida que tuvo la primera entrega de la nueva franquicia de la compañía francesa, había una gran expectativa por una segunda parte que bien podía remontar el vuelo y convertirse en una apuesta segura para años venideros, o bien acabar enterrada en el cajón de las buenas intenciones.

Afortunadamente el producto final ha conseguido superar la expectativas  y si bien no es un juego sobresaliente, sí que raya a gran altura, entregando diversión a raudales y cumpliendo de sobra con esa promesa geek que parece vivir su momento gracias a series como «Mr. Robot» , «Black Mirror» o «Westworld».

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Un sandbox no tan abierto

En Watch Dogs 2 nos metemos en la piel de Marcus Holloway, un joven programador que entra a formar parte del grupo de hacktivismo DedSec. Su misión, poner en jaque el sistema informático ctOS, un auténtico gran hermano global capaz de monitorizar las comunicaciones y los dispositivos electrónicos de todos los habitantes de San Francisco.

Como todo sandbox que se precie, en Watch Dogs 2 tendremos la oportunidad de o bien centrarnos en seguir exclusivamente la misión principal, o bien entretenernos en explorar la ciudad y seguir todo tipo de misiones secundarias que conseguirán que incrementen nuestra popularidad como hacker y adquirir nuevas habilidades.

Dicho lo cual, si bien el juego se presenta como sandbox abierto, en realidad la ciudad en la que nos movemos tiene un protagonismo inferior al que podemos encontrar en los clásicos de Rockstar. Es cierto que podemos recorrer todo tipo de calles, robar  tomar prestado un sin fin de vehículos e interactuar con casi todas las personas con las que nos crucemos, pero en realidad la ciudad sirve en este caso más de «decorado» que de actor principal. Por ejemplo, en la inmensa mayoría de casas y establecimientos comerciales no podremos entrar y en realidad, la verdadera libertad de acción se desarrollará en el espacio concreto en el que vamos a desarrollar la siguiente misión.

Pese a este detalle, los escenarios «que cuentan» son espectaculares, espacios en los que deberemos utilizar todo nuestro ingenio para cumplir con unas misiones en las que lo de menos es la fuerza bruta y más bien al contrario, deberemos aprovechar nuestra capacidad de sigilo y  de observación para entender mejor el orden lógico para cumplir con nuestro cometido.

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Hackea todo lo que puedas

El punto fuerte del juego es por supuesto en aprovechar todo aquello que lo hace diferente de los demás, en este caso el hacking. Para dotar de realismo al perfil de hacktivista de Marcus, en Ubisoft explican que a la hora de desarrollar el juego se tuvo en cuenta el consejo de hackers reales, que se encargaron de validar la veracidad de los scripts y la mecánica de juego que el protagonista puede poner en marcha. Además se han utilizado historias reales de hacktivismo para introducirlas como parte de las misiones del juego, como es el caso del Proyecto Chanology.

¿Qué podemos hackear? Básicamente cualquier cosa que tenga un chip: cámaras de seguridad, ordenadores, teléfonos móviles, servidores, semáforos, tuberías de gas, instalaciones eléctricas…hasta incluso realizar «hacks masivos» utilizando los dispositivos de varias personas de forma simultánea. Con los hacks podremos acceder a información confidencial, provocar fallos eléctricos y explosiones, robar dinero, suplantar identidades, desviar el tráfico… y en general cualquier cosa que se nos ocurra teniendo en cuenta que el único límite lo ponemos nosotros.

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Para ayudarnos en nuestras misiones dispondremos de un teléfono móvil en el que contaremos con Apps que nos ayudarán a hackear, además de drones, coches teledirigidos y armas que podremos fabricar en la impresora 3D de nuestro cuartel general. Además, también deberemos ser cuidadosos para que otros grupos rivales no nos hackeen a nosotros, provocando una pérdida de datos que restará puntos en nuestra popularidad. Con mucho, es a este nivel hacking donde más se disfruta el juego.

Dinámica de juego

Al ser hackers, la mayoría de las misiones se desarrollan en entornos cerrados y controlados. Así deberemos desde robar un guión de los estudios en los que se está grabando la serie del momento, a acceder al servidor de una gran compañía para realizar un siempre ventajosa suplantación de identidad.

En casi todos los escenarios deberemos lidiar con un grupo de agentes de seguridad o una banda que intentará impedir que cumplamos con nuestro cometido y en el que deberemos aprovechar la tecnología disponible para llevarlo a cabo. En este sentido Watch Dogs 2 puede llegar a ser un título un tanto repetitivo y al no contar con un guión especialmente sólido, es inevitable tener esa sensación de dejá vu que nos puede llevar a cumplir misiones casi por inercia.

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Por otro lado, llama la atención el hecho de que nuestra simple presencia en un escenario «no autorizado» lleva automáticamente a los guardias de seguridad a disparar a matar. No somos asesinos ni en principio, nuestro papel es el de acabar con la vida de nadie, por lo que la respuesta del IA en este caso parece excesiva si se tiene en cuenta que somos «simples hackers».

Un sistema de penalizaciones al ser descubiertos, por ejemplo perdiendo habilidades y popularidad, o en el peor de los casos el postponer el poder llevar a cabo determinadas misiones por haber sido arrestados, nos hubiera parecido una forma más interesante de plantear la dinámica.

Pese a ello la parte positiva es que una vez que aceptamos esta mecánica, podemos relajarnos y divertirnos de verdad. Porque las misiones insistimos, son en realidad puzzles a gran escala que deberemos saber resolver y de los por qué no, también podremos aprender cosas útiles.

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Conclusiones

Watch Dogs 2 no sólo mejora enormemente lo que ofreció Ubisoft en su primera entrega, sino que sienta las bases para una franquicia sólida que estamos seguros de que seguirá ganando en calidad.

Los fans de series como Mr. Robot disfrutarán sin duda de un juego que les permite poner a prueba su capacidad de deducción, a la vez que les pone por primera vez en el papel de un hacker que actúa de forma realista (salvando las distancias)

Por contra, una dinámica de juego un tanto repetitiva y el quedarse como un sandbox un tanto a medias puede llegar a defraudar a aquel que entra en el juego sin tener una idea exacta de lo que se va a encontrar. Pese a ello, Watch Dogs 2 es un juego que se disfruta con facilidad y que sin duda merece la pena. Para nuestro análisis hemos utilizado una consola Xbox One S.

 

Notas finales

8Nota

Gráficos9

Jugabilidad8

Guión7

Diversión9

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