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Guía: Tarjetas gráficas, diseños de referencia y factores de forma

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Hemos hecho muchos artículos dedicados a tarjetas gráficas, algunos centrados en el plano técnico y otros enfocados como guía de compras, pero nunca habíamos dedicado uno a hablar de los diseños de referencia, los personalizados y los factores de forma.

Son temas interesantes ya que forman parte de las cuestiones que debemos resolver a la hora de elegir una tarjeta gráfica, y también hemos podido comprobar que muchos usuarios tienen algunas dudas con respecto a ellos que es necesario despejar.

Por eso hemos decidido hacer este especial, donde hablaremos de los diseños de referencia y los personalizados, veremos las claves de ambos y también tocaremos el tema del factor de forma a la hora de elegir una tarjeta gráfica. Como siempre os invitamos a dejar cualquier duda en los comentarios.

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PCB de una GTX 1080 TI de referencia, en la zona de los chips de memoria se aprecia la ausencia una unidad, por lo que suma 11 GB

Por el principio, ¿qué son los diseños de referencia?

Se llama de esa forma a la tarjeta gráfica que sirve de modelo o de base a los fabricantes. Normalmente éstos tienen tres grandes opciones:

  • Seguir de plano el modelo de referencia, cosa que siempre ha sido bastante habitual y que actualmente se mantiene tanto en las soluciones de NVIDIA como en las de AMD.
  • Seguir esa base pero introducir pequeñas diferencias que normalmente se limitan al apartado estético. Un ejemplo reciente lo tendríamos en esta GTX 1080 TI que anunció Manli.
  • Cambiar totalmente los diseños de referencia y lanzar modelos personalizados «de verdad». Esto implica cambios que pueden ser más o menos profundos, aunque sobre ello hablaremos más adelante.

Por norma general los ensambladores apuestan por ofrecer un catálogo lo más completo posible, y ello implica que podemos encontrar tanto tarjetas gráficas fieles a los diseños de referencia como otras personalizadas.

Esto también tiene otra explicación, y es que les permite comercializar soluciones basadas en el mismo núcleo gráfico pero a precios diferentes. Esas diferencias de precio se justifican por los acabados y la calidad de construcción que tiene  cada tarjeta.

Resumiendo, los diseños de referencia son el modelo base que generalmente liberan NVIDIA y AMD de una concreta tarjeta gráfica, y los personalizados las adaptaciones que llevan a cabo los ensambladores, introduciendo novedades diversas que pueden ir desde el PCB al sistema de refrigeración, o producirse en conjunto.

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Un ejemplo de diseño de referencia muy cuidado y bastante impresionante, aunque también voluminoso.

¿Qué ventajas aportan los diseños personalizados?

Ya tenemos claro qué diferencias básicas existen entre lo que consideramos como tarjetas gráficas de referencia y personalizadas, pero dentro de esa aparente sencillez hay un mundo de variaciones que nos acaba pintando un panorama muy complejo, y que puede acabar complicando en gran medida la elección.

En este punto vamos a hablar de las modificaciones más importantes que puede traer una tarjeta gráfica frente a un diseño de referencia, comentaremos lo que ello puede suponer para el usuario y analizaremos el valor real que ofrece.

  • PCB personalizado: esto puede suponer desde cambios estéticos (un color diferente al del modelo de referencia) hasta diseños de alimentación con diferentes fases y conectores adicionales. Ha ido perdiendo importancia gradualmente y hoy por hoy hasta los diseños de referencia tienen una calidad excelente y cumplen más que de sobra.
  • Conectores de alimentación: hemos querido dedicarle un apartado separado porque tienen una gran importancia. Normalmente una tarjeta gráfica con diseño de referencia utiliza una cantidad fija de conectores, pero las versiones personalizadas pueden alterarlo y normalmente suele ser yendo a más. Un ejemplo claro lo tenemos en la GTX 1080 TI, que utiliza un conector de seis pines y otro de ocho en su versión de referencia, pero buena parte de las personalizadas subirán a dos conectores de 8 pines. El hecho de que requiera menos conectores significa que se adapta a fuentes más sencillas.
  • Puertos de conexión: hablamos de los conectores externos que ofrece una tarjeta gráfica. Lo más habitual es que la mayoría de las versiones personalizadas mantengan los del diseño de referencia, pero algunas pueden añadir puertos concretos, tanto en la parte trasera como en los laterales. Un ejemplo lo tenemos en la GTX 1080 AORUS de GIGABYTE, que trae dos HDMI adicionales en la zona frontal. Más conexiones no siempre es mejor, todo depende de lo que necesitemos.
  • Velocidades de trabajo: es una de las mejores maneras de añadir valor a una tarjeta gráfica personalizada, subir las frecuencias de trabajo. Lo más habitual es encontrar aumentos en la GPU, aunque en algunos casos hay ensambladores que aumentan también la velocidad de la memoria. Esos incrementos pueden suponer un aumento de rendimiento considerable, así que como dijimos es un valor interesante. Más siempre es mejor, en este caso, y el hecho de que vengan subidas de fábrica nos da seguridad.
  • Mayor cantidad de memoria: siempre ha sido uno de los grandes puntos de diferenciación que han utilizado las ensambladoras, aunque últimamente se encuentra un poco de capa caída. Tened en cuenta que la memoria gráfica es importante, pero el rendimiento total de la tarjeta depende sobre todo del núcleo gráfico que monte y de la gama en la que se encuadre. Con esto queremos decir que por ejemplo una RX 470 de 8 GB no rendirá más que una GTX 980 de 4 GB por el hecho de tener el doble de memoria gráfica. Con todo es un valor interesante, ya que en modelos como la RX 460 marca una diferencia clara en juegos como DOOM, por ejemplo.
  • Sistemas de disipación: es uno de los puntos que más juego da a los ensambladores. Los modelos con diseños de referencia suelen venir con sistemas de disipación muy sencillos y no demasiado eficaces. Por contra los modelos personalizados traen en su mayoría grandes radiadores con dos o tres ventiladores, o incluso con refrigeración líquida, lo que significa que ofrecen mejores temperaturas de trabajo incluso con overclock. Supone un gran valor y debemos tenerlo muy en cuenta, sobre todo si vivimos en zonas calurosas.
  • Placa metálica trasera: es un elemento que se ha convertido casi en imprescindible en las soluciones de gama alta que montan grandes sistemas de disipación. Aporta solidez al PCB y ayuda a refrigerar la tarjeta gráfica. Es sinónimo de calidad y añade un valor claro.
  • Otras cosas a tener en cuenta: en este apartado se incluyen elementos decorativos, como la iluminación LED por ejemplo, y el software que ayuda a controlar dicha iluminación o que nos permite monitorizar las temperaturas de la tarjeta o incluso hacer overclock. Ninguno de los dos son algo imprescindible para la mayoría, pero también suponen un valor añadido.
Nvidia GeForce GTX 1080 Ti Founders Edition

Placa metálica trasera en una GTX 1080 TI Founders Edition.

Conclusiones fundamentales

Queremos cerrar este punto antes de pasar a los factores de forma con una serie de conclusiones importantes que creemos que os ayudarán a asimilar mejor todo lo que hemos ido viendo hasta el momento.

A la hora de elegir una tarjeta gráfica lo mejor es ir a por un modelo con diseño personalizado, sobre todo si vamos a apostar por una solución de gama alta, ya que la diferencia de precio suele ser mínima y nos llevaremos una solución que tendrá:

  • Un sistema de ventilación más cuidado y eficaz.
  • Overclock de fábrica en la mayoría de los casos.
  • Tendremos un mayor margen para hacer overclock sin llegar a temperaturas preocupantes.
  • A la hora de venderla de segunda mano perderá menos valor.

Sin embargo debéis tener claro que nunca es buena idea pagar un precio excesivo por un modelo personalizado, salvando el caso de la refrigeración líquida, ya que estaremos haciendo una inversión que no se verá rentabilizada proporcionalmente.

Un ejemplo de tarjeta gráfica con diseño personalizado a buen precio sería esta GTX 1080 ARMOR OC de MSI.

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Versión miniITX de una GTX 1070 de GIGABYTE.

Factores de forma

Cerramos el artículo con una referencia al tema de los formatos y los tamaños. No hay un estándar fijo y podemos encontrar tarjetas gráficas de tamaños muy diferentes que se adaptan tanto a formatos microATX como miniITX, incluso en gama alta.

También podemos encontrar versiones que ocupan una, dos o tres ranuras de expansión (grosor de la tarjeta), dependiendo de la solución de disipación que utilicen.

Por lo general el rendimiento de las tarjetas gráficas más pequeñas suele ser idéntico al de sus hermanas mayores o hasta un poco superior, un claro ejemplo lo tenemos en la GTX 1070 miniITX de GIGABYTE.

Debemos tener en cuenta que su precio es también muy similar al de los modelos de referencia, aunque vienen acompañadas de sistemas de disipación personalizados que funcionan muy bien y mantienen las temperaturas bajo control sin problemas.

A la hora de elegir una tarjeta es fundamental que valoréis antes de nada el tamaño de la misma y el de vuestra caja, los conectores de alimentación y la fuente que necesita, y ya desde ahí podéis empezar a valorar el resto de claves que hemos ido viendo.

Enlaces de interés: Guías MC.

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