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La radiación en el viaje a Marte no representa un problema tan grave como se creía

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Uno de los grandes peligros que plantea el envío de una misión tripulada a Marte es la radiación. Ya hemos hablado sobre ello en artículos como éste, donde hicimos una recopilación con los cinco mayores peligros que según la NASA tendría que afrontar un astronauta en dicho planeta.

La radiación era el primero y por una razón muy sencilla: en una misión tripulada a Marte se debería afrontar un viaje muy largo y una exposición continuada a altas dosis de radiación. Sin las medidas de protección apropiadas las consecuencias para la tripulación podrían ser fatales, una realidad que la ESA ha puesto ahora en tela de juicio.

Diversos estudios indicaban que los astronautas que realizaran esa misión tripulada recibirían una dosis de radiación superior al máximo recomendado para toda su carrera. Esto quiere decir que acabarían sufriendo problemas de salud a medio y largo plazo, y que podrían acabar desarrollando enfermedades graves y diversos tipos de cáncer.

Pues bien, según los datos presentados por la sonda ESA ExoMars los astronautas que afronten dicha misión podrían recibir «como mínimo» un 60% de la dosis de radiación máxima recomendada para toda su carrera. Este dato incluye tanto el viaje de ida a Marte como el de vuelta, y contempla para ambos una duración de seis meses (un año en total).

No hay duda de que es una cantidad elevada si comparamos con la dosis de radiación que reciben por ejemplo los astronautas de que pasan largos periodos en la Estación Espacial Internacional, pero es mucho menor de lo que señalaban los peores pronósticos y además no tiene en cuenta los posibles avances técnicos que se produzcan en años venideros. Éstos podrían reducir de forma significativa esa dosis de radiación, y hacer que la misión sea mucho más segura.

Marte y la radiación en su superficie

Como hemos dicho la dosis de radiación recibida en el viaje de ida y vuelta sería tolerable, pero nos queda un desafío importante por resolver: la estancia en el planeta rojo. Durante el periodo marcado en la misión para establecer una colonia en Marte los astronautas estarán expuestos a un mundo hostil, y no nos referimos únicamente a las bajas temperaturas o a la ausencia de una atmósfera respirable.

Marte tiene una atmósfera muy tenue y carece de campo magnético, lo que significa que una vez en su superficie los astronautas quedan expuestos a fuertes dosis de radiación. Esto significa que es imprescindible desarrollar sistemas avanzados de protección que permitan a los astronautas caminar de forma segura por su superficie, además de los materiales aislantes y los «escudos» anti-radiación para las zonas habitables que se instalarán en dicho planeta.

LA NASA está trabajando de forma activa en estas cuestiones. Sabemos que tienen entre manos un prototipo de chaleco anti-radiación que podría cubrir en gran medida las necesidades básicas de los astronautas para afrontar ese viaje a Marte, pero todavía queda mucho camino por recorrer antes de que sea totalmente viable enviar una misión tripulada sin miedo a los efectos de la radiación.

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