GRIS, análisis: una obra de arte de principio a fin

Cada vez hay más títulos indies que apuestan por sorprender al jugador con propuestas originales. GRIS es la obra de arte que nos propone el estudio independiente español Nomada Studio, cuyas pantallas fácilmente podrían ser expuestas en una galería de arte y ser apreciadas como una obra impresionante.

Pero más allá de un simple cuadro, este juego nos permite dar vida a estas ilustraciones, otorgándole movimiento a todos los elementos que aparecen en el escenario.

Tratando de resumir al máximo su historia y evitar los spoilers, deberemos ayudar a nuestra protagonista a devolver el color a este artístico mundo, a modo de una representación interna, al que se enfrentará tras verse sumida en un desesperado dolor emocional. Esto a su vez implica que deberemos enfocar este juego con una mente abierta, con muchas referencias e interpretaciones que cambiarán según el jugador.

Dicho de manera más simple, más que jugabilidad, tendremos emocionalidad.

Algo que GRIS logra aunando arte y música. Y es que su apartado sonoro, compuesto por la magnífica banda sonora compuesta por los barceloneses Berlinist que combina a la perfección instrumentos clásicos y sonidos electrónicos.

La música en general se centrará en transmitirnos la melancolía y las preocupaciones de nuestra personaje, y todos los efectos de sonido del entorno como nuestras pisadas en los distintos terrenos, los animales y pájaros o el correr del agua.

Lo cierto es que logra transmitir mucha fuerza en determinados momentos, poniendo los pelos de punta, ayudando a intensificar las emociones.

Sin llegar a explicarnos los controles, y con tan sólo un par de consejos para la realización de acciones concretas, el juego se irá desarrollando de forma bastante intuitiva, forzándonos a seguir un camino ya marcado con alguna que otra sutil pista.

Así, la complejidad real del juego se centrará más que en nuestra habilidad, en nuestra capacidad de percepción y comprensión de los escenarios. Aunque sí que contaremos con algún que otro puzzle y escenas de plataformas, manteniendo siempre una dificultad muy moderada para ayudarnos a no perder el hilo de la atmósfera y la historia.

Para ello, deberemos ir recopilando unos pequeños puntos de luz distribuidos a lo largo de los mapas, y que nos ayudarán a desbloquear caminos e incluso alguna habilidad especial.

De ahí que la mayor pega que le podemos encontrar al juego sea su corta durabilidad. Y es que si somos suficientemente hábiles, en apenas unas 3 o 4 horas (en mi caso una única tarde) podremos llegar a completar sin problemas la historia principal.

Sí que es cierto que el juego esconde algunos retos extras con lo que aumentar un poco su rejugabilidad, sobre todo para aquellos a los que les guste completar los juegos al 100%, pero en su mayoría tampoco será difícil encontrarlos y superarlos durante la primera partida.

Además, una vez completado el juego, desbloqueamos el acceso a un selector de capítulos mediante el cual podremos evitarnos el tener que repetir la trama completa, y que nos facilitará la búsqueda de secretos.

En cuanto a al apartado técnico, GRIS logra mantenerse fácilmente en los 60 fps estables, tanto cuando juguemos en modo portátil, como cuando tengamos la consola conectada a un televisor, sorprendiendo sobre todo que los gráficos y las líneas se mantienen bastante nítidas y definidas frente al reescalado en televisores de hasta 50 pulgadas.

Resulta curioso que el juego completo esté montado con el motor gráfico Unity y montajes de Photoshop: escaneando cientos de acuarelas hechas a mano para implementarlas una a una y conferirlas movimiento. El resultado final, que apenas requerirá 3,8 GB de espacio, logra atraparnos dentro de esta pintura interactiva, que casi podría pasar por una película de animación.

Por el momento, GRIS sólo está disponible en formato digital a través de la eShop de Switch a un precio de 16,99€.