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Intel Comet Lake no llegará hasta mediados de 2020

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Una hoja de ruta filtrada (dirigida en teoría a Dell) nos deja un vistazo bastante completo a los planes del gigante del chip para los próximos años, y en ella podemos ver que la serie Intel Comet Lake no llegará al mercado hasta mediados de 2020.

La primera hoja de ruta nos deja una visión general tanto de las generaciones de procesadores Intel que se venden actualmente como de aquellos que están por venir, abarcando tanto soluciones para portátiles como versiones de bajo consumo y para equipos de escritorio. En la segunda hoja de ruta tenemos un desglose de CPUs para ordenadores portátiles.

Tenemos mucha información en ambas capturas de pantalla, pero sin duda lo más interesante es la referencia a los procesadores Intel Comet Lake, una generación que estará basada en el proceso de fabricación de 14 nm++, el mismo que hemos visto en Coffee Lake Refresh, y que dará el salto a los 10 núcleos y 20 hilos.

Intel Comet Lake: ¿qué cambios traerá?

Antes de nada es importante tener en cuenta que según informaciones anteriores esta nueva generación iba a llegar entre mediados y finales de 2020. Las hojas de ruta que estamos viendo en este artículo pueden no ser definitivas o haber quedado descartadas por un cambio de planes de Intel, así que la información no es totalmente fiable, por mucho que provenga, en teoría, de una fuente oficial.

Dicho esto podemos entrar a ver las claves más importantes de Intel Comet Lake. Nos encontramos con una generación que mantendrá el proceso de 14 nm++, pero esto no quiere decir que no vaya a contar con cambios a nivel de silicio, sobre todo para corregir a nivel de hardware algunas de las vunerabilidades que afectan a los procesadores Core, vinculadas en su mayoría a la ejecución especulativa.

En términos de IPC no esperamos una mejora importante, pero es evidente que el aumento del número de núcleos e hilos supondrá un avance claro frente a los Core 9000 (Coffee Lake Refresh), que cuentan en su versión más potente con 8 núcleos y 16 hilos.

Para mejorar el rendimiento más allá del número de núcleos es probable que Intel opte por elevar las frecuencias de trabajo, pero al mantener el proceso de fabricación no tendrá mucho margen de maniobra si no quiere disparar consumos y temperaturas.

Si finalmente se confirma que no llegarán hasta el primer o segundo trimestre de 2020 la situación podría ser complicada para el gigante del chip, ya que AMD y sus procesadores Ryzen 3000, basados en Zen 2, se quedarían «solos» durante varios meses (su lanzamiento se espera para el mes de julio).

¿Y qué hay del salto a los 10 nm?

Es una de las grandes preguntas que todos nos hacemos. Sunny Cove será, según confirmó Intel en un evento oficial, el gran debut del proceso de 10 nm en el mercado de consumo general. Dicha arquitectura se esperaba para finales de este mismo año, una fecha que choca frontalmente con todo lo que vemos en estas hojas de ruta, ya que sugieren que no llegarían al escritorio hasta 2022.

Ahora mismo la incertidumbre es total, aunque en el fondo solo tenemos dos posibilidades. La primera es, como dijimos, que esas hojas de ruta sean antiguas y hayan quedado descartadas, y la segunda sería todo lo contrario, es decir, que esas hojas de ruta sean actuales y que representen un marcado cambio de planes por parte de Intel.

Dado que no tenemos información oficial por parte del gigante del chip solo podemos esperar. Os recuerdo que a Intel le está costando saltar del proceso de 14 nm porque utiliza una arquitectura distinta a AMD. La compañía de Santa Clara ha optado por un diseño MCM desde el lanzamiento de los primeros Ryzen, que implica dividir una CPU multinúcleo en varias pastillas de silicio con una pequeña cantidad de núcleos y unirlas a través de un sistema de comunicación que se encarga de coordinar el trabajo de esos módulos.

Esto reduce la complejidad del silicio, facilita los saltos a procesos de producción más pequeños y mejora la tasa de éxito por oblea, reduciendo además los costes y el precio de venta. Como contrapartida presenta un rendimiento inferior, genera una mayor dependencia de las latencias y de la memoria RAM, y puede dar problemas de optimización en determinados escenarios.

Intel, por contra, utiliza una arquitectura de núcleo monolítico en la que todos los núcleos del procesador se agrupan en una única pastilla de silicio. Esto mejora el rendimiento y permite alcanzar velocidades de trabajo más elevadas, pero supone un diseño más complejo que dificulta los saltos a procesos más pequeños y reduce la tasa de éxito por oblea, lo que al final acaba representando costes y precios más elevados.

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