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Intel presenta los procesadores Core de décima generación basados en la arquitectura Ice Lake

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Durante muchos años el gigante del chip ha podido mantener una estrategia muy interesante centrada en lo que conocíamos como «tick-tock». Como recordarán muchos de nuestros lectores dicha estrategia se caracterizaba por hacer un «tick», que implicaba una reducción de proceso, y un «tock», que suponía una nueva arquitectura, manteniendo un ritmo anual. Por ejemplo, los procesadores Intel Core Ice Lake son un «tick» con respecto a los procesadores Coffe Lake Refresh, ya que los primeros están fabricados en proceso de 10 nm y los segundos en proceso de 14 nm++.

Sin embargo, Intel no ha podido mantener ese ciclo de desarrollo anual. El salto al proceso de 10 nm que han marcado los procesadores Intel Core Ice Lake debería haberse producido mucho antes, concretamente tras el lanzamiento de los procesadores Skylake, ya que estos fueron un «tock» (nueva arquitectura) sobre Broadwell (los primeros en 14 nm). Después de Skylake Intel tuvo que lanzar los procesadores Kaby Lake, que llegaron bajo el proceso de 14 nm+ y fueron un nuevo «tock» sobre Skylake, una escena que se repitió con dos «tocks» más cuando se lanzaron Coffe Lake y Coffee Lake Refresh, ambos en proceso de 14 nm++.

El propio CEO de Intel, Bob Swan, explicó recientemente que los problemas que han tenido con el salto al proceso de 10 nm se han debido a una aproximación demasiado ambiciosa. Os lo explico, normalmente el gigante del chip ha doblado el número de transistores con cada salto de proceso, pero al aventurarse en los 10 nm decidieron multiplicar por 2,7 veces la cantidad de transistores con respecto al proceso de 14 nm. Ese aumento del 70% fue visto al principio como un desafío complicado aunque posible, pero al final acabó siendo más difícil de lo que parecía.

A pesar de todo Intel ha podido sacar adelante su aventura con el proceso de 10 nm y ha podido anunciar, por fin, los primeros procesadores Intel Core Ice Lake de décima generación. Como estaba previsto el debut de esta nueva generación se ha limitado de momento a los modelos de bajo consumo (serie U) y a los de consumo ultra bajo (serie Y), que cuentan con un máximo de cuatro núcleos y ocho hilos y tienen unas frecuencias de trabajo bastante contenidas.

Los procesadores Intel Core de décima generación de alto rendimiento no llegarán hasta finales de 2020, al menos en teoría, ya que el gigante de Santa Clara todavía está trabajando para mejorar los resultados de chips funcionales obtenidos por oblea de silicio al trabajar con procesadores más complejos. Os recuerdo que según las últimas filtraciones que hemos tenido ocasión de ver Intel tiene previsto cubrir el vacío que quedará hasta la llegada de dichos procesadores con Comet Lake, la última revisión del proceso de 14 nm++, cuyo lanzamiento se espera para principios de 2020.

Intel Core Ice Lake: más rendimiento y AVX 512

En total Intel ha anunciado seis nuevos procesadores Core de décima generación en la serie U y cinco procesadores en la serie Y. Como podemos ver en la imagen adjunta tanto los Core i7 como los Core i5 tienen cuatro núcleos y ocho hilos de ejecución, mientras que los Core i3 mantienen dos núcleos y cuatro hilos.

Para reducir el TDP de los procesadores Core de décima generación serie U hasta un margen que va desde los 15 hasta los 28 vatios ha decidido bajar las frecuencias de reloj, y lo ha hecho de una manera bastante agresiva, ya que como podemos ver hay modelos como el Core i5 1035G1 que funciona a 1 GHz de frecuencia base y puede llegar a los 3,3 GHz en modo turbo con todos los núcleos activos.

En el caso de los procesadores serie Y (consumo ultra bajo) vemos modelos con una frecuencia base de apenas 700 MHz, aunque pueden llegar a un máximo de 3,2 GHz con todos los núcleos activos. Este ajuste de frecuencias permite a Intel reducir el TDP hasta los 9-12 vatios. Y hablando de TDP, el gigante del chip ha destacado que estos nuevos procesadores vienen con un sistema de inteligencia artificial que es capaz de predecir la carga de trabajo que vamos a afrontar y de ajustar mejor las frecuencias de trabajo (en tiempo real) para equilibrar al máximo el consumo y el rendimiento. Muy interesante, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de chips que están pensados para ir montados en ultra portátiles, en convertibles y en sistemas dos en uno, donde lo que prima es la movilidad sobre el rendimiento bruto.

A nivel de rendimiento el salto más importante se ha producido a través de dos grandes frentes: la GPU integrada y las instrucciones AVX 512. Empezamos hablando de la GPU utilizada en los nuevos procesadores Intel Core Ice Lake, que está basada en la arquitectura Gen 11 y ofrece en sus versiones más potentes hasta 1 TFLOP de potencia.

Las primeras pruebas de rendimiento confirman que hay un salto tan grande frente a las GPUs utilizadas en los procesadores Intel Core Whiskey Lake (Core 8000U) que las nuevas GPUs Gen 11 logran doblar los resultados de aquellas. Basta con echar un vistazo a las gráficas adjuntas para darse cuenta de que hay un salto enorme, y sin que el TDP se haya visto afectado. Puntos para Intel en este sentido.

Como anticipamos las instrucciones AVX 512 también marcan una diferencia enorme, aunque no es algo que los desarrolladores estén utilizando a gran escala, así que su importancia es menor, al menos a día de hoy. Si pasamos a ver los resultados obtenidos en las pruebas de rendimiento bruto a nivel CPU nos damos cuenta de que la mejora es bastante discreta.

Desde Anandtech comentan que la diferencia media de rendimiento que marcará Ice Lake frente a Whyskey Lake será de un 3,5%, aproximadamente. No es una opinión que se hayan sacado de la manga, han podido probar durante todo un día los nuevos procesadores Intel Core de décima generación, y gracias a ello han podido confirmar algunos detalles interesantes.

Uno de los más llamativos es el uso de memoria de alto rendimiento. Los procesadores Whiskey Lake que utilizaron venían con memoria LPDDR3 a 2.133 MHz, pero el equipo de pruebas con Ice Lake montaba memoria LPDDR4X a 3.733 MHz, una diferencia enorme que, a su juicio, ha sido determinante en la victoria del Core de décima generación.

Notas finales

Todavía es pronto para sacar conclusiones, pero las primeras pruebas de rendimiento de los Intel Core de décima generación basados en Ice Lake son bastante positivas. Tenemos un aumento del rendimiento bruto incluso trabajando a frecuencias inferiores (recordar lo que hemos dicho de la velocidad de la RAM), un salto muy marcado en el rendimiento de la GPU sin subir el consumo y también debemos tener en cuenta otras claves que añaden valor:

  • Instrucciones AVX 512.
  • Frecuencia dinámica mejorara gestionada mediante IA.
  • Conectividad Wi-Fi 6 integrada.
  • GPUs integradas con memoria eDRAM (serie Iris).

Quedamos a la espera de que el gigante del chip mueva ficha y anuncie los Core de décima generación de alto rendimiento, una línea que estará formada, salvo sorpresa, por la serie Comet Lake que mantendrá, como dijimos, el proceso de 14 nm y tendrá hasta 10 núcleos y 20 hilos.

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