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Diez claves para no equivocarte a la hora de montar un PC
Montar un PC es algo más que ensamblar componentes, requiere de un proceso previo que implica una etapa de selección de piezas en función de cosas tan importantes como nuestro presupuesto, el uso que vayamos a darle y las propias particularidades que puedan presentar algunas de esas piezas para su correcto funcionamiento, tanto a corto como a medio y largo plazo.
No importa si quieres montar un PC para juegos o un PC para ofimática, siempre hay una serie de puntos clave que debes seguir si no quieres meter la pata y encontrarte con errores graves que pueden acabar afectando, de una forma u otra, tanto a la experiencia de uso como a la vida útil del sistema y a sus posibilidades de ampliación.
Es cierto que el uso que vayamos a dar al equipo influye, al fin y al cabo no es lo mismo montar un PC de alto rendimiento para juegos que hacer lo propio con uno más sencillo y económico que solo tendrá que mover aplicaciones de ofimática, navegar por Internet y reproducir contenidos multimedia, pero como anticipamos en ambos casos existe una base común que debemos tener muy en cuenta si queremos acertar.
Muchos creen que montar un PC no es complicado, y en efecto, desde un punto de vista físico no lo es. Hay multitud de tutoriales que sirven de guía, pero conseguir un montaje óptimo, bien ajustado a nuestros objetivos y a nuestro presupuesto y totalmente libre de errores puede acabar siendo un desafío importante.
Somos conscientes de ello, y por eso hemos decidido hacer este extenso artículo donde os daremos diez claves que os ayudarán a montar un PC sin caer en errores graves que pueden acabar arruinando vuestra experiencia, y vuestros objetivos.
1.-El chasis es clave para montar un PC
Es uno de los componentes más importantes y más básicos a la hora de montar un equipo por piezas, pero no siempre le damos la atención que merece. La elección del chasis tiene un peso fundamental porque es, precisamente, el habitáculo donde irán montados todos los componentes del equipo.
Para que lo entendamos mejor, el chasis es «el hogar» de los componentes, su casa. Esta sencilla analogía nos sirve como aperitivo, pero para entender de verdad su importancia es necesario profundizar en todas las cosas que dependen directamente del chasis:
- Los componentes compatibles: cada tipo de chasis tiene un espacio interno determinado, y está preparado para soportar determinados componentes. Por ejemplo, una torre muy pequeña puede no ser compatible con ciertas placas base, ni con determinadas tarjetas gráficas. Es importante tenerlo en cuenta, ya que puede provocar incompatibilidades durante el montaje y limitar las posibilidades de ampliación del equipo.
- El flujo de aire y la refrigeración: una torre muy pequeña no será capaz de mantener el mismo flujo de aire que una de mayor tamaño, y puede que no nos permita utilizar sistemas de refrigeración de alto rendimiento. En equipos muy potentes esto puede representar un problema muy grave, ya que el calor podría acabar acumulándose en el interior del chasis y provocar problemas de estabilidad y daños irreversibles.
- La gestión del cableado y los accesorios: es una cuestión importante. Comprar una torre que nos permita gestionar de forma óptima el cableado y ocultarlo nos dará la posibilidad de crear montajes limpios, sin cables que afecten al flujo de aire o que puedan interferir con otros componentes. La posibilidad de utilizar accesorios, como sistemas de iluminación LED RGB, también puede ser un valor interesante para algunos usuarios.
- Vida útil y opciones de conectividad: la calidad de construcción de un chasis y la presencia de elementos que ayuden a su mantenimiento, como filtros antipolvo por ejemplo, es otro valor importante a tener en cuenta. Lo mismo ocurre con las opciones de conectividad que integre en la parte frontal, siempre agradeceremos contar, al menos, con un par de conectores USB y dos jacks de 3,5 mm.
2.-La elección de la placa base
Es otro de los errores más habituales al montar un nuevo PC. Hay dos grandes creencias que se mantienen con el paso de los años, la primera se inclina por pensar que lo más caro siempre es lo mejor, y que no hay otra opción para sacar partido a un equipo de alto rendimiento, y la segunda apunta en la dirección contraria y dice que una placa base barata es suficiente casi siempre.
Los extremos no son buenos, y ninguna de esas dos ideas es cierta. Comprar una placa base tope de gama para acompañar a un procesador de gama media es un error garrafal, y lo mismo ocurrirá si compramos una placa base de gama baja para acompañar a un procesador de gama media o de gama alta. Debemos tener claro que la placa base determinará las posibilidades de ampliación del equipo, y también el soporte y el grado de compatibilidad de algunos componentes.
Por ejemplo, si compras un procesador Core i9 9900K y lo montas en una placa base con chipset H370 no habrá problema, podrás utilizarlo, pero no tendrás la oportunidad de hacerle overclock, ya que para ello necesitas una placa base con chipset Z370 o Z390. En el caso de los procesadores AMD ocurre algo parecido, ya que solo las placas base con chipset B350 y superiores permiten hacer overclock, aunque como te contamos en su momento los Ryzen 3000 apenas mejoran su rendimiento y no tiene sentido subir sus frecuencias manualmente.
Esto es solo un ejemplo de lo mucho que puede afectarnos la elección de la placa base, pero hay mucho más. Por ejemplo, el formato de la placa base está relacionado directamente con el chasis donde tengamos pensado montarla, ya que un modelo ATX no entrará en una torre con soporte de micro ATX.
La placa base también determina las ranuras de expansión, la cantidad, tipo y frecuencia de la memoria RAM que podemos instalar, la calidad y potencia del VRM (fundamental si vamos a utilizar procesadores muy potentes), el sistema de sonido integrado y otras funciones y características secundarias.
No te dejes llevar por estereotipos, cuida al máximo la elección de la placa base, pero siempre en función de tus necesidades reales y de tu presupuesto, y recuerda que lo mejor no siempre es lo más caro.
3.-Cantidad de RAM frente a frecuencias de trabajo
La memoria RAM es un limitador directo cuando hablamos de requisitos de aplicaciones y juegos. El factor clave que debemos valorar siempre en primer lugar es la cantidad de memoria RAM, y ya, en segundo plano, debe quedar la velocidad.
Es muy fácil de entender. Comprar memoria RAM más rápida puede marcar una diferencia importante, pero si hemos gastado mucho dinero para adquirir módulos a alta frecuencia y hemos sacrificado cantidad puede que nos encontremos con una experiencia de uso poco o nada óptima en algunos casos, y que ciertas aplicaciones y juegos directamente no nos funcionen.
Lo entenderemos mejor con un ejemplo. Dos usuarios quieren montar un PC para jugar y tienen un presupuesto reducido, el primero opta por dos módulos de 4 GB a 2.666 MHz (8 GB en total) y el segundo compra un módulo de 4 GB a 3.466 MHz. Dado que los juegos actuales requieren al menos 8 GB de RAM para funcionar de manera «óptima» (en algunos casos llegan a los 10-12 GB) está claro que el primer usuario ha distribuido mejor su presupuesto, mientras que el segundo ha cometido un grave error, ya que con 4 GB no le funcionará prácticamente ningún juego actual.
Sé lo que estáis pensando, ¿y dónde está el límite entre priorizar cantidad de RAM y frecuencia a la hora de montar un PC? Pues muy sencillo, si queremos montar un equipo para ofimática 4 GB es el mínimo y 8 GB lo ideal, mientras que a la hora de jugar debemos contar con un mínimo de 8 GB y el nivel óptimo sube hasta los 16 GB.
La frecuencia de la RAM también tiene una importancia variable en función del procesador y de la configuración a utilizar. Si vamos a elegir un Ryzen es recomendable partir de una frecuencia de al menos 2.933 MHz, mientras que el caso de Intel podemos disfrutar de un buen rendimiento a partir de los 2.666 MHz.
No olvidéis, además, que al utilizar una GPU integrada esta recurre a la memoria RAM y la utiliza como memoria gráfica, así que el ancho de banda dependerá del bus y de su frecuencia. Esto quiere decir que en ese tipo de montajes siempre debemos montar dos módulos en doble canal para crear un bus de 128 bits y que la velocidad de la memoria tendrá un mayor impacto.
4.-Gastar mucho en el procesador al montar un PC…
El equilibrio debe ser siempre uno de los pilares básicos que tenemos que seguir a la hora de montar un PC. Invertir demasiado dinero en un componente puede generar un gran desequilibrio, y si esto ocurre lo más probable es que tengamos un cuello de botella absurdo que nos impida disfrutar de una experiencia óptima.
También puede ocurrir justo lo contrario, es decir, que acabemos comprando un componente al que no le saquemos todo el partido. En este sentido uno de los casos más frecuentes es la compra errónea del procesador al elegir un modelo que supera de forma exagerada nuestras necesidades. Esto nos priva de una parte del presupuesto que podríamos haber invertido perfectamente en otros componentes.
Vamos a por un ejemplo. Imagina que quieres montar un PC para jugar y tienes un presupuesto muy limitado. Estás valorando la compra de un Ryzen 5 1600, que cuesta 102 euros, y un Ryzen 5 3600, que cuesta 215 euros. Ambos tienen seis núcleos y doce hilos, aunque es cierto que el segundo rinde mejor, ¿pero realmente deberías ir a por él? Comprando el primero tendrías 113 euros más que podrías invertir en una tarjeta gráfica de mayor potencia, y eso se traduciría en una mejora mucho mayor de rendimiento en juegos, así que la respuesta está clara.
Nos lanzamos ahora a por otro ejemplo centrado en ofimática, el de un usuario que quiere un equipo económico pero tiene miedo de que se le quede pequeño muy pronto y decide montar un Ryzen 5 1600 o un Core i5 9400F. En ambos casos se ha instalado un procesador que ofrece un rendimiento innecesario para el tipo de uso que tiene previsto, nunca llegará a rentabilizar realmente la inversión que ha realizado. En su lugar debería haber optado por una solución como el Ryzen 3 1200 o la APU Athlon 200GE.
Está claro que cada caso, y cada usuario, es un mundo, pero el valor del equilibrio al montar un PC nos afecta a todos por igual y no debemos pasarlo por alto en ningún momento. Si tienes dudas sobre qué procesador deberías comprar echa un vistazo a nuestra última guía.
5.-Y hacer lo propio con la tarjeta gráfica
Lo mismo que hemos dicho en el apartado anterior aplica a este. El papel que juega la tarjeta gráfica es fundamental, pero su importancia depende del uso que le queramos dar al equipo y del presupuesto que tengamos.
Para un usuario que solo tiene previsto ejecutar aplicaciones de ofimática, navegar por Internet, disfrutar de contenidos multimedia y de juegos sencillos una solución integrada, como la que monta un procesador Core o la APU Athlon 200GE puede ser más que suficiente, pero para aquellos que van a jugar o a ejecutar aplicaciones profesionales GPU-dependientes la situación cambia totalmente.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que invertir mucho en la tarjeta gráfica y reducir la inversión en otros componentes, como el procesador o la RAM, puede crear un desequilibrio importante y dejarnos con uno o varios cuellos de botella. Ya hemos visto que una cantidad insuficiente de RAM puede impedirnos ejecutar juegos y aplicaciones, y en el caso del procesador una potencia muy baja hará que la tarjeta gráfica no reciba los datos que necesita para desarrollar todo su potencial.
Todo esto nos permite entender, de una manera sencilla y efectiva, el peso que tiene equilibrar el gasto en la tarjeta gráfica. Sobre esta cuestión hay que recordar que la resolución a la que queramos jugar y el grado de fluidez que estemos dispuestos a aceptar también debe guiar nuestra elección.
Así, si por ejemplo queremos jugar en 1080p y tenemos un presupuesto ajustado una Radeon RX 580 sería una buena opción. Por contra, si vamos a jugar en 2160p deberíamos buscar, como mínimo una Radeon RX 5700 o una RTX 2060 Super-RTX 2070.
Si tienes previsto comprar una tarjeta gráfica y tienes dudas sobre el modelo que mejor se ajusta a tus necesidades y a tu presupuesto echa un ojo a nuestra guía de finales de septiembre.
6.-La refrigeración importa a la hora de montar un PC
Otro error importante, y muy común, sobre todo en montajes con presupuestos ajustados, ya que es donde más se tiende a recortar. La refrigeración es fundamental para el correcto funcionamiento del PC y de los elementos que lo integran, y también puede afectar a su vida útil, así que debemos darle la importancia que se merece.
Es un hecho que el calor puede reducir de forma drástica la vida de los semiconductores. Un SSD, un procesador, una tarjeta gráfica o una memoria RAM que sufran de un calor excesivo durante periodos de tiempo prolongados acabarán dando fallos y errores que desembocarán, al final, en una avería total que nos obligue a cambiar dichos componentes.
Las necesidades de refrigeración varían en función del uso y de los componentes de cada equipo, pero incluso un PC para ofimática necesita de una disipación mínima para conseguir un correcto funcionamiento. Si tienes previsto hacer overclock debes asegurarte de que la torre tendrá un buen flujo de aire y de que el sistema de refrigeración que vas a utilizar podrá mantener bajo control las temperaturas del componente (o de los componentes) que vayan a funcionar a mayores frecuencias de las que traen de casa.
Por ejemplo, un PC para ofimática que monte una modesta APU Athlon 200GE podrá funcionar sin problemas con el ventilador de referencia y en chasis muy pequeños con poco flujo de aire, pero un equipo para juegos que monte un procesador Intel Core i9 9900K overclockeado a 5 GHz necesitará de un buen sistema de refrigeración y de un flujo de aire considerable para evitar que el calor se acumule.
Este mismo ejemplo sería aplicable a las tarjetas gráficas, especialmente a aquellas de gama media y gama alta que están preparadas para mover juegos exigentes en calidades máximas. No solo es recomendable buscar modelos con sistemas de refrigeración eficaces, sino que además deben tener su espacio y recibir un buen flujo de aire.
El hacinamiento de componentes no es bueno, aunque esto no quiere decir que no sea posible crear equipos compactos sin que el calor sea un problema. El Corsair One i160 es un buen ejemplo, pero se trata de un equipo personalizado que ha sido construido por expertos en la materia, y que viene con un sistema de refrigeración totalmente adaptado a su diseño.
7.-Descuidar la fuente de alimentación
Ya tenemos una base bastante sólida de los errores más importantes que cometemos a la hora de montar un PC, pero todavía nos quedan algunos muy importantes que pueden afectar a todo el sistema, y uno de ellos es la elección incorrecta de la fuente de alimentación.
La alimentación de cualquier PC depende de la fuente que tenga instalada, y cada equipo tiene unas necesidades determinadas tanto en lo que respecta a conectores como a potencia e intensidad de la corriente. Si elegimos una fuente de baja calidad con una potencia muy justa o insuficiente para alimentar a un PC de alto rendimiento estaremos dado forma a una bomba de relojería que puede explotarnos en cualquier momento.
Si la fuente muere puede llevarse algún componente por delante, con todo lo que ello supone, pero no debemos olvidarnos, además, de que este componente determina los componentes que podemos utilizar y los que no. Por ejemplo, una fuente de baja calidad de 450 vatios no nos permitirá mover de forma estable una RTX 2080 Ti.
La fuente tiene un impacto directo en los componentes que podremos utilizar, en la capacidad de ampliación del PC, en la estabilidad del mismo y hasta en su rendimiento, ya que en ciertos casos un suministro insuficiente de energía puede hacer que los componentes trabajen por debajo de sus posibilidades para evitar daños.
Sé que la elección de una fuente de alimentación puede ser muy complicada, así que te recomiendo que revises nuestra última guía para encontrar toda la información que necesitas.
8.-Almacenamiento: ¿velocidad o capacidad?
Debemos ser realistas, la capacidad importa más que la velocidad cuando hablamos de almacenamiento y tenemos un presupuesto reducido, pero siempre hasta un cierto límite. Por ejemplo, si queremos montar un PC para jugar y tenemos un presupuesto muy limitado que nos obliga a elegir entre un SSD de 250 GB o un HDD de 1 TB y optamos por el primero tendremos un serio problema, ya que con instalar dos juegos triple A nos habremos quedado sin espacio.
Como hemos dicho anteriormente serán las necesidades de cada persona, el presupuesto y el uso que se le vaya a dar al PC los que deberán determinar la decisión en este punto. Sin ir más lejos la decisión del ejemplo anterior sería un error al montar un PC para juegos, pero sería un acierto en un PC para ofimática.
Sé que muchos usuarios creen que comprar un disco duro es un error, pero este tipo de soluciones de almacenamiento siguen teniendo un valor claro por su buena relación coste por gigabyte. Para equipos gaming y presupuestos muy ajustados debemos priorizar la capacidad como hemos dicho. También debemos considerar la posibilidad de montar, por ejemplo, un HDD de 1 TB o de 2 TB para instalar juegos y un SSD económico de 120 GB para el sistema operativo, ya que nos permitirá disfrutar, a grandes rasgos, de lo mejor de los dos mundos.
Jugar con esa idea de combinar un SSD y un HDD puede ser muy útil cuando el presupuesto no nos permite montar uno o dos SSDs de alta capacidad. Recordad que los discos duros de 5.400 RPM ofrecen un rendimiento muy pobre, salvo las versiones que traen varios gigabytes de memoria NAND Flash como caché, y que lo ideal es optar siempre, como mínimo, por un modelo estándar de 7.200 RPM.
Las unidades SSD ofrecen una mejora importante de rendimiento que afecta tanto a los tiempos de encendido y apagado del sistema como al inicio y cierre de aplicaciones y a los tiempos de carga de los juegos, siempre que estén instalados en ellas, pero esto no te servirá de nada si te quedas sin espacio, así que tenlo en cuenta.
¿Tienes dudas? Pues tranquilo, de nuevo te dejo una guía que te será de ayuda para decidir qué unidad SSD deberías comprar para montar un nuevo PC, o para ampliar el que tienes.
9.-Olvidarnos del sonido
El auge de las soluciones de sonido integradas ha propiciado que muchos usuarios se olviden, directamente, de montar una tarjeta de sonido dedicada en su nuevo PC. Esto no tiene porque ser un problema, de hecho la mayoría de las placas base actuales vienen con soluciones bastante competentes que pueden cubrir las necesidades de cualquier usuario medio, ¿pero qué pasa con aquellos que no encajan en esa idea de usuario medio?
Es ahí donde está la clave de este punto. Si vas a dar un uso profesional a tu equipo dentro del mundo de la música y la creación de contenidos o simplemente eres un audiófilo deberías plantearte desde el principio dedicar una parte de tu presupuesto a comprar una tarjeta de sonido de alta calidad, ya que de lo contrario puede que quedes decepcionado por la calidad de la solución integrada o que esta no cubra, directamente, tus necesidades de forma efectiva.
La elección de la tarjeta de sonido dependerá, como el resto de componentes, de nuestras necesidades y de nuestro presupuesto. Para usuarios profesionales puede acabar representando una gran inversión, pero para aquellos que simplemente quieren disfrutar de un sonido de primera será suficiente con apostar por un modelo de gama media-baja o de gama media, cuyo precio suele rondar entre los 70 y los 120 euros.
Por ejemplo, la Sound BlasterX AE-5 es un modelo bastante equilibrado en valor calidad-precio que debería satisfacer a la mayoría de los usuarios que no utilicen su PC con fines profesionales.
10.-Montar un PC sin el debido cuidado
Sé que puede parecer una obviedad, pero no lo es en absoluto. Como hemos dicho al principio del artículo muchos usuarios optan por montar ellos mismos sus propios equipos tirando de tutoriales que encuentran en Internet, ya sea en Youtube o en distintos medios y foros.
Esto no tiene porque ser malo, de hecho les permite ahorrarse el pago del extra que cobran algunas tiendas por el montaje y les ayuda a aprender, pero representa un riesgo importante que debemos tener muy claro, y es que un error en el montaje puede acabar dañando uno o varios componentes, afectar negativamente a su vida útil o incluso darnos problemas a corto, medio y largo plazo.
Piensa, por ejemplo, en el usuario que aplica mucha o poca pasta térmica sobre el procesador, o en aquél que no se preocupa en la gestión del cableado y deja una maraña de cables en el interior del chasis, reduciendo con ello el flujo de aire y facilitando la interferencia de estos con algún ventilador, con todo el riesgo que ello supone.
La lista de ejemplos es muy larga, ya que podríamos incluir los errores en las conexiones de alimentación, una sujeción errónea de la placa base o un montaje inadecuado del sistema de refrigeración que acabe generando problemas de temperatura.
Para montar un PC de forma óptima debemos elegir bien los componentes y equilibrar nuestras decisiones, y también hay que prestar el debido cuidado al montaje de cada componente. Si no estás seguro o tienes algún problema no fuerces las cosas, espera y pide ayuda a amigos que tengan conocimientos en la materia o a profesioinales.
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