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No merece la pena overclockear un Ryzen 3000, te contamos por qué

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Cuando se produjo el lanzamiento de los procesadores Ryzen 1000 uno de los aspectos más interesantes fue el hecho de que todos los modelos tenían el multiplicador desbloqueado, lo que significa que se podían overclockear fácilmente, un enfoque que se ha mantenido en los Ryzen 2000 y Ryzen 3000, aunque ha perdido prácticamente todo su valor en estos últimos.

La arquitectura MCM que utiliza AMD en sus Ryzen serie 1000, 2000 y 3000 se caracteriza por facilitar el desarrollo de procesadores multinúcleo potentes y económicos, pero tiene como contrapartida unas frecuencias de trabajo y una capacidad de overclock inferior si comparamos directamente con los procesadores Core de Intel, que utilizan una arquitectura de núcleo monolítico.

No es necesario entrar en comparativas complejas para darnos cuenta. Por ejemplo, el Core i9 9900K tiene 8 núcleos y 16 hilos y puede alcanzar con overclock los 5 GHz sin esfuerzo, mientras que el Ryzen 7 3700X, que tiene también 8 núcleos y 16 hilos, llega en el mejor de los casos a los 4,3 GHz. La diferencia es, como vemos, de 700 MHz por núcleo.

A pesar de esa diferencia de frecuencias y de capacidad de overclock los procesadores Ryzen 3000 ofrecen un valor muy sólido gracias a su alto IPC, su elevado conteo de núcleos y su precio. Son un valor redondo, de eso no hay duda alguna, ¿pero vale la pena overclockear un Ryzen 3000? Es una buena pregunta, y en este artículo os vamos a ayudar a resolverla.

Overclockear un Ryzen 3000: la importancia de Precision Boost 2

Los procesadores Ryzen tienen, desde su primera generación, varios tipos de frecuencias claramente diferenciadas. Hace algunas semanas publicamos un artículo dedicado al modo turbo que profundiza en esta cuestión y vimos que, a grandes rasgos, podemos dividirlas en modo base y modo turbo.

El modo base es aquel al que trabaja un procesador en general, y el modo turbo representa un incremento de las velocidades de trabajo cuando se cumplen determinadas condiciones que puede afectar de manera distinta en función de los núcleos e hilos activos. Por ejemplo, en un Ryzen 7 3700X la frecuencia base es de 3,6 GHz, pero puede alcanzar los 4,4 GHz en modo turbo con uno o dos núcleos activos, pero con todos los núcleos activos ronda los 4,2 GHz.

Como vemos la diferencia entre el modo base y el modo turbo con uno o dos núcleos activos es muy grande, y se reduce de forma gradual según vamos utilizando una mayor cantidad de núcleos. Por ejemplo, con cuatro núcleos activos lo normal es que el modo turbo de dicho procesador ronde los 4,2-4,25 GHz, aproximadamente.

Si comparamos con los procesadores Ryzen serie 1000 vemos que se ha producido una evolución importante. Por ejemplo, el Ryzen 7 1800X cuenta con 8 núcleos y 16 hilos como el Ryzen 7 3700X, pero funcionan a una velocidad de 3,6 GHz en modo base y 4 GHz en modo turbo. Si todos los núcleos están activos la velocidad del modo turbo baja hasta los 3,7 GHz, lo que nos deja una diferencia de 500 MHz por núcleo frente al Ryzen de tercera generación.

Esta sencilla comparativa nos permite entender las mejoras que ha introducido AMD en el modo turbo de sus Ryzen 3000, y también nos sirve de aperitivo para empezar a comprender por qué decimos que no merece la pena overclockear dicha generación de procesadores.

El modo turbo de los Ryzen 3000 se apoya en lo que conocemos como Precision Boost 2, una tecnología que no debemos confundir con Precision Boost Overdrive, ya que trabaja de una manera diferente. La primera permite ajustar de manera más eficiente y progresiva el modo turbo de los procesadores Ryzen 2000 y 3000 en función de la cantidad de núcleos que se utilicen, de manera que la reducción de las frecuencias de trabajo es más lineal y equilibrada conforme aumenta el número de núcleos activos. Por contra, la segunda es una tecnología que puede, en teoría, elevar la frecuencia máxima del modo turbo por encima de los valores máximos del procesador cuando se cumplen ciertos requisitos de temperatura, alimentación e intensidad de la corriente eléctrica.

Pues bien, ese alto nivel de mejora que ha logrado AMD con Precision Boost 2 y el buen escalado de frecuencias de trabajo en función de la cantidad de núcleos activos es una de las claves que explican por qué no vale la pena overclockear un Ryzen 3000, la otra la tenemos en su escasa capacidad de overclock, y es que AMD ha apurado tanto las frecuencias del modo turbo que las diferencias al hacer overclock manual son, en la mayoría de los casos, mínimas.

Ryzen 7 3700X de referencia y con overclock: qué ganas y qué pierdes

Ya tenemos claro todo lo que hay detrás del modo base y del modo turbo, y también hemos explicado que las posibilidades de overclockear un Ryzen 3000 son, en general muy reducidas si comparamos las frecuencias máximas que vamos a obtener con los valores que pueden alcanzar de forma automática a través del modo turbo, pero para tener una visión más clara de esta realidad nada mejor que un ejemplo concreto.

El Ryzen 7 3700X es, como dijimos, un procesador de 8 núcleos y 16 hilos que funciona a 3,6 GHz y alcanza los 4,4 GHz en modo turbo, pero con todos los núcleos activos su frecuencia ronda entre los 4,2 GHz y 4,25 GHz. Cuando dejamos un procesador Ryzen 3000 trabajar tal y como viene de casa las frecuencias se ajustan automáticamente en todo momento a la carga de trabajo que afrontan, cosa que no ocurre al hacer overclock.

En este caso en concreto lo normal es que un Ryzen 7 3700X alcance los 4,25 GHz con overclock manual y un voltaje de 1,4V. Debemos tener en cuenta que superar esa franja puede darnos problemas de inestabilidad, temperaturas muy elevadas con altas cargas de trabajo (más de 85 grados) y reducir la vida útil del procesador si esa situación se mantiene de manera prolongada.

Con overclock manual todos los núcleos trabajarán a 4,25 GHz, lo que significa que en tareas que dependan únicamente de uno o dos núcleos perdemos ese impulso extra que, en el caso del Ryzen 7 3700X, nos da el modo turbo al llegar a 4,4 GHz. Pero esto no es todo, en cargas de trabajo que requieran de un máximo de cuatro núcleos activos también estamos sacrificando los 100 MHz extra (4,3 GHz) que logra el modo turbo. Las pruebas de rendimiento no mienten.

Aunque es una prueba básica CPU-Z nos permite ilustrar a la perfección el valor que ofrece esa mayor escalabilidad del modo turbo en aplicaciones que utilizan un menor número de núcleos. Como vemos en al prueba monohilo el Ryzen 7 3700X supera al Ryzen 7 3700X overclockeado, aunque el segundo se impone por la mínima en la prueba multihilo.

En Cinebench R20 el Ryzen 7 3700X con overclock logra una victoria muy ajustada, pero pierde en PCMark 10. En Shadow of the Tomb Raider y Metro Exodus el Ryzen 7 3700X sin overclock logra mejores resultados, aunque la diferencia es pequeña en ambos casos.

No podemos terminar sin echar un vistazo al consumo y a las temperaturas de trabajo. Con un disipador Corsair H60 2018 el Ryzen 7 3700X a frecuencias de stock registra picos máximos de 77 grados cuando se encuentra trabajando con todos sus núcleos al 100% de forma sostenida. No es lo habitual, en un entorno normal se mueve siempre por debajo de los 70 grados. Cuando hacemos overclock las temperaturas llegan a superar los 85 grados.

Como vemos tenemos un aumento de las temperaturas de trabajo significativo, y lo mismo ocurre con el consumo, que pasa de 90 vatios a los 122 vatios.

Notas finales: una pequeña excepción a la regla

Queda claro que no vale la pena overclockear un procesador Ryzen 3000. El margen de overclock que ha dejado AMD al pulir y apurar tanto el modo turbo es tan pequeño que incluso tenemos una pérdida de rendimiento en casos concretos, y estamos sacrificando temperaturas de trabajo y consumo sin obtener un beneficio real.

Esa es la regla general y aplica a todos los procesadores Ryzen 3000 excepto a uno, el Ryzen 5 3600. La razón es muy sencilla, este chip viene a unas frecuencias de trabajo relativamente bajas, lo que hace que su modo turbo alcance unos valores inferiores a los que podemos obtener con un overclock manual.

No es complicado de entender. Los Ryzen 5 3600X y Ryzen 5 3600 tienen 6 núcleos y 12 hilos, pero el primero funciona a 3,8 GHz en modo normal y 4,4 GHz en modo turbo (uno o dos núcleos activos), mientras que el segundo funciona a 3,6 GHz en modo normal y 4,2 GHz en modo turbo (uno o dos núcleos activos).

La diferencia a nivel de frecuencias es clara, y se deja notar en los valores del modo turbo con más de dos núcleos activos, ya que el primero ronda los 4,2 GHz y el segundo queda en unos 4 GHz, aproximadamente. En la mayoría de los casos el Ryzen 5 3600 puede llegar a los 4,15-4,2 GHz con overclock manual sin comprometer voltajes ni temperaturas, una cifra que lo coloca prácticamente al nivel del Ryzen 5 3600X.

Dicho de una manera más sencilla, podemos comprar un Ryzen 5 3600 y tirar de overclock manual para conseguir prácticamente el mismo rendimiento que tendríamos con un Ryzen 5 3600X. Gracias a ello nos habremos ahorrado casi 50 euros que podremos invertir, por ejemplo, en un buen ventilador.

Mi objetivo con este artículo era mostraros que no debemos obsesionarnos al overclockear un procesador Ryzen serie 3000. AMD los ha lanzado al mercado con unas frecuencias perfectamente ajustadas que hacen que tirar de overclock manual haya perdido prácticamente todo su sentido. Por otro lado tened en cuenta también que la mayoría de estos procesadores no logrará mantener de forma estable unas frecuencias de trabajo superiores a las que alcanza el modo turbo, y que aumentar unos pocos MHz puede tener un impacto casi nulo en el rendimiento, pero una gran repercusión a nivel de voltajes y temperaturas.

Ambos valores, voltaje y temperaturas, son cruciales de cara a la vida útil del chip ya que pueden acelerar la degradación de las puertas lógicas y acelerar la aparición de fugas eléctricas, algo que, en última instancia, hará que el procesador quede inutilizado. No vale la pena jugárnosla por apurar unos MHz, deja que tu Ryzen 3000 y su modo turbo hagan su trabajo.

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