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El cambio climático avanza y el mundo está “al borde del abismo”

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Estado del clima mundial 2020

El mundo está «al borde del abismo», ha declarado el Secretario General de la ONU ante la publicación del informe anual «El estado del clima mundial 2020» que preparado por la Organización Meteorológica Mundial pone los ‘pelos como escarpias’ a cualquier con la mínima conciencia de lo que estamos haciendo con el planeta que nos acoge. Y nos protege hasta que un día diga basta, si no hemos cruzado ya todas las líneas rojas y la catástrofe es inevitable.

El estado del clima mundial 2020 compilado por la OMM y una amplia red de organismos asociados que lo controlan por todo el planeta, es una actualización de la versión provisional publicada en diciembre de 2020 y está acompañado de un mapa histórico sobre los indicadores climáticos a escala mundial y efectos en los océanos, gases de efecto invernadero, criosfera, crecidas y sequías, incendios, ciclones. Con todo ello, aseguran que la desaceleración de la economía por la pandemia del COVID-19 no ha logrado frenar los motores del cambio climático ni la aceleración de sus impactos.

Más aún, en un «doble golpe» para millones de personas afectadas por los fenómenos climáticos extremos, las restricciones económicas para frenar la pandemia mundial de coronavirus también retrasaron la ayuda en algunas regiones, según la ONU. «Estamos al borde del abismo. Estamos viendo niveles récord en las tormentas tropicales, en derretimiento de las capas de hielo o de los glaciares, en relación con la sequía, las olas de calor y los incendios forestales», ha asegurado el secretario general Antonio Guterres.

Estado del clima mundial 2020

El informe documenta los indicadores más relevantes del sistema climático, entre los que se incluyen las concentraciones de gases de efecto invernadero, el incremento de las temperaturas terrestres y oceánicas, el aumento del nivel del mar, el derretimiento del hielo, el retroceso de los glaciares y los fenómenos meteorológicos extremos. Asimismo, se ponen de relieve las repercusiones en el desarrollo socioeconómico, las migraciones y los desplazamientos, la seguridad alimentaria, y los ecosistemas terrestres y marinos.

Según el estudio, 2020 fue uno de los tres años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del fenómeno de enfriamiento de La Niña. La temperatura media mundial fue de aproximadamente 1,2 °C superior a los niveles preindustriales (1850 – 1900). Los seis años transcurridos desde 2015 son los más cálidos de los que se tienen datos. La década de 2011 a 2020 fue la más cálida jamás registrada.

Estado del clima mundial 2020

Toda la información sobre los indicadores climáticos fundamentales y los impactos conexos que se exponen pone de relieve el avance constante e implacable del cambio climático, el aumento de la incidencia y la intensificación de los fenómenos extremos, y los graves daños y pérdidas que afectan a las personas, las sociedades y las economías.

La tendencia negativa en lo que respecta al clima continuará durante las próximas décadas, independientemente de los resultados favorables que obtengamos de las medidas de mitigación. Por lo tanto, es importante invertir en la adaptación. «Varios países menos desarrollados presentan grandes deficiencias en sus sistemas de observación y carecen de servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos modernos», ha alertado uno de los responsables del estudio.

La COVID no ha ayudado

Más allá de lo que podríamos pensar ante la reducción de la actividad económica que ha supuesto la pandemia del coronavirus, la COVID 19 sumó una nueva y lamentable dimensión a los peligros relacionados con el tiempo, el clima y el agua, con un amplio abanico de impactos combinados en la salud y el bienestar de los seres humanos.

Las restricciones de circulación, la contracción de la economía y las perturbaciones en el sector agrícola exacerbaron los efectos de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos, lo cual incrementó los niveles de inseguridad alimentaria y retrasó la entrega de asistencia humanitaria.

Inseguridad alimentaria

La pandemia también dificultó las observaciones meteorológicas y complicó los esfuerzos de reducción de riesgos de desastres. Y es que puede ser que ante la crisis sanitaria y económica del COVID nos hayamos relajados, pero el cambio climático sigue siendo «la mayor emergencia global humana» como la califica la ONU.

La verdad es que no hacen falta demasiados informes para concluir que nos estamos cargando el planeta y poniendo en peligro la supervivencia futura de los humanos y también de numerosas especies vegetales y animales. No hay un científico de peso que niegue hoy el cambio climático y la responsabilidad (mayoritaria aunque no total) que las actividades humanas y el sistema económico y de vida implantado en las últimas décadas tienen en ello. O cambiamos o nos cambian.

Cumbre de Líderes sobre el Clima: nueva oportunidad

Hoy comienza una conferencia virtual organizada por la Casa Blanca en la que participarán 40 dirigentes de todo el mundo. El anuncio más importante llegará de Joe Biden que, según las informaciones, se comprometerá a recortar las emisiones de gases con efecto invernadero de Estados Unidos al menos a la mitad para 2030, casi el doble del objetivo inicial que asumió su país bajo el Acuerdo de París.

El anuncio es consecuencia de la primera orden ejecutiva de Biden cuando llegó a la Casa Blanca para revertir algunas de las políticas de la etapa de Trump, como la vuelta de Estados Unidos al Acuerdo de París y a sus compromisos, los acuerdos más avanzados conseguidos nunca a nivel planetario contra el cambio climático, pero incumplidos sistemáticamente.

Y es que el planeta sigue muy lejos del objetivo marcado bajo el Acuerdo de París de mantener la media de incremento de temperatura del planeta por debajo de los 2 grados centígrados, y se dirige más bien hacia un calentamiento global de 3 a 5 grados a finales de este siglo, según la Organización Meteorológica Mundial.

Aunque el nuevo compromiso de Estados Unidos se quedará por debajo del asumido por la Unión Europea (UE), que ha aumentado su objetivo de reducción de emisiones para 2030 al 55% y buscará la neutralidad de carbono para 2050, Biden se comprometerá con una meta mucho más ambiciosa que la que asumió en 2015 el gobierno de Barack Obama.

También se espera que este cambio de rumbo presione a los otros grandes gigantes contaminadores (China, India y Rusia) de cara a la nueva gran cumbre climática de la ONU, COP26, que se celebrará en noviembre en Glasgow presidida por Reino Unido.

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