Nissan Qashqai 2022, previsión

You can’t sleep, you can’t eat, there’s no doubt, you’re in deep Robert Palmer (Addicted to love, 1985)

Teresa ha comenzado su paseo y se ha detenido un momento. Tiene que decidir si marcha por la derecha, que tiene más sombra, o por la izquierda, para escuchar a los niños en el patio del colegio vecino antes de que suene la campana para que vuelvan a sus clases. Teresa no tiene prisa por decidirse y se sienta en un banco debajo de un almendro. Siempre da almendras cuando aprieta el calor, pero alguien es siempre más rápido que ella y las recoge en su punto y a ella siempre le da pena recogerlas un poco verdes. Y se queda sin, claro. A la sombra del árbol comprueba que la tormenta de anoche ha dejado en su sitio casi todas las flores. Habrá muchas almendras… que no podrá probar. Aún así se sonríe al pensarlo. Se ha entretenido mirando las flores y los chicos ya deben estar de nuevo en clase. Así que decidido: a la derecha. Además a esa hora es posible que se cruce con Antonio. Ya debería estar recuperado de su operación de cadera.

Teresa marcha despacito observando desde debajo de su visera transparente, levantando los codos como aprendió en el vídeo que le enseñó su nieta. Hay poco movimiento en el barrio a esta hora, pero al doblar la esquina de la iglesia se encuentra con algo que no esperaba. Hay vallas cortando la calle. Cuatro furgonetas de policía se encuentran tras ellas y hay agentes con casco y chaleco antibalas que deambulan por la calle con la ametralladora en ristre haciendo preguntas. Teresa se sonríe al ver a Antonio acercarse a ella por detrás y espera pacientemente a que se ponga a su altura. Cuando llega a su lado se da cuenta del espectáculo. «¿Y eso?» Pregunta el anciano con el aliento entrecortado apoyándose en su andador pesadamente. Teresa sin decir palabra se descuelga la mochilita roja que lleva a la espalda y rebusca dentro de ella. Saca una pistola y un cargador que monta con un movimiento certero. «Esos vienen a por mi Antonio. ¿Qué tal la cadera por cierto?»

El Nissan Qashqai es todo un clásico en el mundo de los SUV, se trata de uno de los modelos precursores y al mismo tiempo más exitosos de la categoría. Pero el auge de los SUV ha obligado a Nissan a no dormirse en los laureles y recientemente ha realizado una actualización profunda de este modelo para seguir siendo uno de los más importantes del mercado. Como siempre nosotros hemos hecho lo posible por probarlo y comprobar si sigue teniendo argumentos para mantenerse como referencia.

Se trata de la tercera generación del modelo japonés (hemos podido probar dos versiones anteriores) que en esta ocasión cambia de plataforma y de estética, algo que hasta ahora no había entrado en la apuesta de Nissan. Este nuevo Qashqai mide es más grande que sus antecesores. Su longitud es de 4,42 metros, crece con respecto a los 4,39 de la generación anterior, su altura 1,62, con respecto a 1,59, y finalmente en anchura (importante para la habitabilidad) 1,85 frente a los 1,80 metros de sus antecesores.

Nueva plataforma, nuevo diseño

Hay dos puntos importantes a comentar sobre esta nueva generación, el primero es que el coche se basa en la plataforma CMF-C fruto de la ya larga colaboración entre la marca japonesa y Renault. El segundo punto es que el diseño ha salido de las mesas de trabajo del departamento de diseño europeo de Nissan, lo que justificaría el que las líneas de este nuevo coche están más cerca de los gustos y la estética del mercado del viejo continente.

Está claro que Nissan busca ganar la batalla del espacio interior, pero también ha intentado dar un toque distinto y más moderno al exterior. Para ello el diseño de la carrocería ha cambiado radicalmente con un frontal más moderno y agresivo con unos peculiares faros en forma de flecha muy alargada (el elemento superior muy similar al del Juke) que recorren buena parte del lateral compuestos de dos elementos. La parrilla tiene la forma de trapecio de sus antecesores pero es más grande y prominente con un embellecedor en color metálico rodeando la parte inferior.

Las luces de posición quedan hundidas en los laterales del paragolpes y flanquean la entrada de aire inferior mientras que el spoiler redondea esta parte delantera. El resultado es un buen equilibrio entre conservar el aire de familia con la rejilla en forma trapezoidal con el logotipo de la marca en el centro y la incorporación de elementos modernos y con aire deportivo que transmiten una evolución en el diseño decidida para dejar bien claro que se trata de una importante evolución.

Líneas estilizadas

Los laterales quedan marcados por los faros que se alargan por la parte delantera del capó y por el embellecedor en color negro que protege la parte inferior del coche y los pasos de rueda. La configuración de la parte acristalada mantiene la misma distribución de elementos aunque a primera vista la caída de la carrocería es más pronunciada en la parte posterior lo que conjuntamente con el spoiler de color negro le dan dando un aire ligeramente más dinámico al coche con respecto al Qashqai anterior.

La parte posterior del nuevo Qashqai también mantiene a grandes rasgos el diseño de los modelos anteriores, pero con cambios significativos. Los grupos ópticos en este caso también se han diseñado en forma de flecha pero con una disposición menos radical y más cercana a los faros del anterior modelo. El portón es algo más grande y el parachoques luce un gran protector de plástico en color negro y una defensa en color plateado en la parte inferior.

Centrándonos en el interior del coche los ingenieros de Nissan han querido aprovechar el mayor tamaño para recuperar terreno frente a la competencia en el apartado de habitabilidad, uno de los puntos menos sobresalientes del anterior Qashqai. El resultado es bueno, con algo más de espacio y una buena cantidad de luz que entra por las superficies acristaladas, lo que aumenta la sensación de confort y habitabilidad para los ocupantes.

Para el diseño de los elementos de la parte interior del coche Nissan ha modificado el diseño pero a diferencia de lo que ha hecho en el exterior, sobre todo con los faros, ha arriesgado menos. La disposición de los elementos es clásica y tendremos todo a mano sin grandes alardes de originalidad ni en los mandos ni en los elementos como pantallas o indicadores. Loa acabados son buenos y los materiales agradables al tacto con una percepción de calidad que convence bastante y que le permite competir con los mejores rivales de la categoría.

Nuevas pantallas

La pantalla de nueve pulgadas del sistema de información y entretenimiento se encuentra dispuesta en la parte superior del salpicadero de forma que no hay que apartar la vista de la carretera demasiado. Dos grandes diales a los lados permiten controlar el volumen y seleccionar opciones dentro de los menús mientras que bajo la pantalla se encuentran botones que dan acceso a funciones importantes de forma directa como el menú de audio, avanzar o retroceder en las pistas de música o acceder al mapa o al menú.

Se trata de un panel táctil que responde bien y tiene buena calidad de imagen aunque con gráficos de una calidad algo justa y con un diseño de los menús también un poco desfasado. Contrasta de hecho con la pantalla de 12 pulgadas que hace las veces de panel de información tras el volante sustituyendo a la instrumentación tradicional. Tiene una muy buena resolución y el diseño es excelente con una alta legibilidad y cierto grado de personalización con distintas configuraciones y detalles como la representación gráfica del propio coche para algunos menús.

El puesto de conducción nos ha gustado especialmente por varias razones: un asiento cómodo con suficientes posibilidades de configuración, una disposición de mandos racional (a destacar el buen trabajo con los mandos del volante, de buen tamaño y de uso intuitivo) y la buena visibilidad de la carretera. Los asientos, como hemos dicho, son cómodos y tienen un diseño atractivo con una trama de rombos tanto en la parte del asiento como en el respaldo y una buena sujección lumbar que ayuda en las curvas.

Interior cuidado

Como detalles se ha incorporado detrás de la palanca de cambios un espacio para depositar el móvil con superficie de carga inalámbrica. Nos ha gustado el bloque de la palanca porque no está infestado de botones como pasa en algunos modelos. Simplemente tendremos la palanca, el selector de modos de conducción y el pulsador que acciona el freno de mano junto al que activa el Hill Holder para que se active el freno en las cuestas automáticamente.

Esta parquedad parece mentira pero ayuda mucho a no distraerse ya que no tenemos que estar pendientes de qué botón estamos pulsando, sobre todo porque el selector y el botón tienen dos formas distintas de ser accionados por lo que no utilizaremos sin querer uno por otro. Detrás de este módulo se encuentra el reposabrazos que como suele ser habitual oculta un espacio portaobjetos con una bandeja para depositar los mismos que se puede apartar para colocar objetos más grandes. El tacto del plástico de esta zona nos ha parecido de menor calidad que el de otras zonas accesibles del coche.

En la parte trasera el acceso al interior parece mejorado con el aumento de cotas del coche y se percibe una mayor amplitud respaldada por las medidas que proporciona Nissan. Es más cómodo en cuanto espacio para las piernas y en altura, pero también en anchura. Aunque tres personas de cierto tamaño siguen viajando justas, lo harán con más holgura que en los modelos anteriores sin ninguna duda. Los pasajeros disponen de dos tomas USB y dos salidas de ventilación.

El maletero es otro de los puntos en los que Nissan ha hecho hincapié en esta evolución ya que ha crecido considerablemente con respecto a la generación anterior. Ahora la capacidad es de 504 litros frente a los 430 de la generación anterior. Si optamos por la versión con tracción total el espacio se reduce, así como la que lleva un subwoofer de la marca Bose en el maletero. El espacio es muy aprovechable y hay dos espacios adicionales bajo el suelo a los que podemos acceder retirando los paneles correspondientes.

Prueba de conducción

Pero el Qashqai no solamente ha evolucionado en diseño y espacio interior, sino que también se ha renovado la gama de motores. En nuestro caso el modelo que probamos ha sido el DIC-T de 158 caballos con un motor de 1.3 litros de gasolina que lleva la etiqueta ECO gracias a un pequeño motor eléctrico que aunque se denomine micro híbrido no tiene la capacidad de mover el coche y ayuda solamente de forma testimonial a la propulsión mientras alimenta otros sistemas del vehículo.

En nuestras pruebas en ciudad comprobamos que el funcionamiento del sistema es suave, aunque no al nivel de los vehículos híbridos o híbridos enchufables en los que en estas situaciones es el motor eléctrico el protagonista. La insonorización del coche hace un buen trabajo y el coche se percibe confortable en cualquier circunstancia de conducción urbana, gracias también al buen funcionamiento del sistema start and stop que para el motor en los semáforos.

En carretera los 158 caballos no empujan con fuerza desde el principio y hay que llevar al motor a un régimen de unas 2.500 vueltas para empezar a notar el empuje de los casi 160 caballos. Eso hacer que inevitablemente tengamos que hacer uso del cambio si necesitamos un pico de potencia (por ejemplo en los adelantamientos) con el consiguiente aumento del ruido interior. El cambio es bastante rápido y preciso por lo que estas maniobras no se hacen con dificultad. El único pero es que el cambio es un poco tosco en su manejo, pero como decimos eficaz.

Curvas

En carreteras viradas la suspensión transmite una buena seguridad en los apoyos cuando tenemos que girar con decisión, aunque la dirección no se puede considerar deportiva por cierta lentitud de respuesta que en ningún caso nos ha parecido excesiva. Más bien es una sensación que nos invita a conducir con más tranquilidad aunque si queremos buscarle las cosquillas seleccionando la modalidad Sport podemos ignorar esas «sensaciones» y conducir a buen ritmo sin peligro.

En lo que respecta al consumo no hay grandes noticias ya que podríamos decir que está dentro de lo esperado para un motor de gasolina de ese tamaño. Si conducimos con parsimonia podemos mantenernos en el entorno de los siete litros a los cien kilómetros y es difícil superar los ocho en carretera. En ciudad ya es otra historia y depende mucho de la fluidez del tráfico, pero ahí sí que superar los ocho litros es mucho más fácil.

Conclusiones

El Qashqai 2021 es una muy inteligente evolución de un modelo de SUV que ha marcado toda una época dentro del mercado de la automoción. Se trata de un modelo que ha recibido numerosas actualizaciones y al que se le ha proporcionado una estética mucho más acorde con los tiempo que casi podríamos tildar de arriesgada frente a las líneas mucho más conservadoras de las generaciones anteriores. Se han incorporado muchas novedades a los sistemas de conducción, como el sistema Pro Pilot o las luces adaptativas, así como nuevos motores.

En este caso el sistema de propulsión que probamos de tipo micro híbrido no supone una revolución con respecto a los que ya conocemos de otras marcas, pero es lo suficientemente eficaz para una conducción agradable y unos consumos razonables. Una baza importante es el aumento en la habitabilidad y el confort así como el crecimiento de un maletero que ahora sí ya puede competir de tú a tú con los modelos de la competencia de tamaño similar.