Un CFC que fue prohibido sigue en uso y está dañando la capa de ozono

Tuvieron que pasar años hasta que nos diéramos cuenta del daño que varios tipos de CFC estaban causando a la capa de ozono de nuestro planeta, pero al final se tomaron las medidas oportunas y el Protocolo de Montreal de 1987 sirvió para poner fin al uso de los tipos más perjudiciales.

Al menos esa era la teoría, ya que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ha confirmado que las emisiones del CFC 11 han aumentado un 25 por ciento desde 2012, lo que significa que se sigue produciendo y utilizando a pesar de que como dijimos fue prohibido por el Protocolo de Montreal y que por tanto sus emisiones a día de hoy deberían ser nulas.

Esto es un problema ya que el CFC 11 destruye la capa de ozono, una barrera natural y básica para la vida en nuestro planeta que se encarga de absorber entre el 97 y el 99 por ciento de la radiación ultravioleta de alta frecuencia que nos llega del Sol. La degradación de esta protección puede tener consecuencias muy graves que incluye un aumento de los casos de cáncer de piel, cataratas oculares, depresión del sistema inmunitario y pérdidas masivas de cultivos vulnerables (lo que a su vez puede causar hambrunas mortales).

Por desgracia desconocemos dónde se está produciendo esas emisiones y si son intencionadas o no. Esta situación ha generado un gran desconcierto ya que en la actualidad hay una cantidad de alternativas que han hecho que el CFC 11 pueda ser abandonado sin mayor problema. Con todo es posible que por intereses económicos (menor coste por ejemplo) existan personas que hayan decidido seguir recurriendo a él para hacer caja.

Duwood Zaelke, un experto en el Protocolo de Montreal, comentó que es evidente que alguien está haciendo trampa ya que sería muy extraño que se produjese una liberación tan grande y tan continuada de CFC 11. Indicó también que podrían tener su origen en la zona de oriente medio y que están haciendo todo lo posible por descubrir a los responsables.

Más información: NOAA.