La capa de ozono se va recuperando poco a poco

Todos sabemos que la capa de ozono juega un papel vital para la vida en la Tierra, ya que actúa como filtro y absorbe entre el 98 y el 99 por ciento de la radiación ultravioleta de alta frecuencia, es decir, la más peligrosa.

La exposición a dicho tipo de radiación puede acabar generando melanomas (cáncer de piel), pero también tiene efectos muy negativos en los ojos (puede generar cataratas) y en el sistema inmunitario de los seres vivos. Si a esto unimos que afecta a cultivos sensibles podemos comprender mejor el riesgo que implica y la importancia de la capa de ozono como escudo frente a ella.

El caso es que como muchos sabrán desde los años cincuenta hasta los años ochenta se registró un agujero en la capa de ozono que fue creciendo en tamaño y acabó en una alarma general que desembocó en el protocolo de Montreal, negociado inicialmente en 1987 y cuyo objetivo siempre ha sido el mismo, tomar las medidas necesarias para poder reducir dicho agujero.

Afortunadamente parece que dichas medidas han empezado a surtir efecto, ya que tal y como informan desde el MIT, siglas del Massachusetts Institute of Technology de Boston, el agujero situado en la zona de la Antártida se ha reducido en 400 millones de kilómetros cuadrados, un dato muy positivo que de momento se sitúa como el mejor de toda la historia.

Para que podamos interiorizarlo mejor basta con hacer una comparativa sencilla, esa cifra equivale casi a la superficie de toda la Europa continental.

¿Y qué hay que hacer exactamente para evitar la destrucción de la capa de ozono? Pues básicamente reducir las emisiones contaminantes que afectan a la misma, como los compuestos que utilizan clorofluorocarbonos, aunque debemos tener en cuenta que la propia naturaleza también genera emisiones que afectan a la capa de ozono, así que es necesario maximizar el respeto y el cuidado hacia la misma.

Más información: SlashGear.