Retrocompatibilidad en PS5: una patente apunta a ello

Una patente de 2016 suscrita por Sony sugiere que la compañía japonesa lleva ya varios años trabajando en PS5, y que dicha consola podría ser retrocompatible con las generaciones anteriores, un movimiento que podría ser muy positivo para los usuarios, y que francamente tiene mucho sentido.

La patente es bastante escueta así que no tenemos claro de qué tipo de retrocompatibilidad estamos hablando. Lo más sencillo para Sony sería hacer que todos los juegos de PS4 funcionen en PS5 y no, esto no supondría un problema para la compañía nipona a la hora de diferenciar ambas consolas: la primera quedaría como opción económica y capaz de trabajar en resoluciones 1080p y la segunda sería una opción más cara y capaz de mover juegos en resoluciones superiores (4K, en teoría).

No podemos descartar que la compañía japonesa opte también por introducir retrocompatibilidad con generaciones anteriores en PS5. Sí, con esto nos referimos a PS3, PS2 y PS1, tres consolas muy queridas que han marcado a varias generaciones. Microsoft hizo una importante apuesta por la retrocompatibilidad en Xbox One y la jugada le salió redonda, así que no resulta descabellado que Sony decida seguir sus pasos.

PS5: ¿una auténtica sucesora?

Es una pregunta interesante, más de lo que parece a simple vista. Muchos analistas creen que PS5 llegará a finales de 2020, pero que no desplazará realmente a PS4. El plan que defienden es que Sony aprovechará para mantener ambas consolas (tres si contamos a PS4 Pro) en el mercado durante bastantes años, dando así la opción a los jugadores de optar por una u otra en función de su presupuesto.

Las diferencias estarían dadas por la resolución y la calidad gráfica de cada una de ellas y no por el catálogo de juegos. Si esto se confirma PS5 no será una auténtica sucesora y la idea de generaciones de consolas podría extinguirse por completo, al menos en su sentido más tradicional.

Obvia decir que sería una noticia que tendría consecuencias positivas y negativas. Por el lado positivo destaca el alargamiento generacional y la posibilidad de extender la vida útil de una consola, algo que beneficiaría a muchos usuarios, y por el lado negativo destaca sobre todo el posible estancamiento de los desarrollos de videojuegos, que tendrían que mantener una base mínima para funcionar de forma óptima en PS4.

¿Cómo se diferenciarían entonces los juegos en PC? Pues puede que con tecnologías «exclusivas» como el trazado de rayos, el DLSS y otras similares que vayan llegando en los próximos años.