El telescopio Kepler se despide: ¡hasta la vista, cowboy del espacio!

Nada dura para siempre, una máxima que hoy tenemos que aplicar al telescopio Kepler, todo un veterano de la exploración espacial que como recordarán nuestros lectores habituales llevaba un tiempo trabajando con un nivel mínimo de combustible.

Como vimos en este artículo Kepler empezó a explorar el espacio en 2009, es decir, hace unos 9 años. Hace unos meses la NASA decidió ponerlo a dormir mientras decidía qué hacer con las últimas reservas de combustible que le quedaban. Finalmente decidieron despertarlo para completar el envío de diversa información que había recopilado durante sus últimas «maratones» de trabajo.

Sabíamos que este momento iba a llegar, pero no sabíamos cuándo. Su posición era muy lejana (más de 150 millones de kilómetros de la Tierra), así que llevar a cabo una misión que permitiera reabastecerlo quedó totalmente descartada por razones técnicas y de costes: era demasiado complicado y excesivamente caro.

Fue justo ayer cuando se confirmó el adiós del conocido telescopio, ya que agotó el poco combustible que le quedaba. Kepler nos deja pero con un currículum impresionante, ya que nos ha ayudado a descubrir alrededor del 70% de los exoplanetas que conocemos actualmente, y en su haber tiene logros tan importantes como la identificación de más de 2.600 exoplanetas confirmados como rocosos y ubicados en la zona habitable de su estrella.

Su sucesor será TESS, siglas de Transiting Exoplanet Survey Satellite (Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito), un explorador espacial de última generación que fue lanzado con éxito el pasado mes de abril y que tiene por delante un objetivo muy ambicioso: identificar unos 20.000 exoplanetas.

Para ello se centrará en «vigilar» las 200.000 estrellas más brillantes y cercanas a la Tierra, una región muy amplia en la que buscará exoplanetas siguiendo el mismo método «en tránsito» que había empleado Kepler, una operación que mantendrá durante un periodo de dos años.

TESS toma el testigo de Kepler, un «trozo de tecnología» que hoy pasa a la historia como uno de los mayores estandartes de la exploración espacial y del ingenio y  la inventiva humana.