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Sekiro: Shadows Die Twice: rendimiento y comparativa gráfica

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El lanzamiento de Sekiro: Shadows Die Twice se produjo justo ayer, y como habréis podido imaginar ha generado un gran revuelo. No esperábamos menos, ya que estamos ante un nuevo título de From Software que mantiene la esencia de la franquicia «Souls», pero que se atreve a innovar adoptando un enfoque más directo y centrado en la acción.

Estoy seguro de que esa descripción llevará a muchos de nuestros lectores a pensar en Bloodborne, y sí, Sekiro: Shadows Die Twice sigue en parte el planteamiento que vimos en dicho juego, pero lo lleva a otro nivel al introducir una jugabilidad más rápida, con desplazamientos en vertical y un nuevo sistema de bloqueos y de esquiva que tendremos que aprender a dominar con paciencia si no queremos morir a las primeras de cambio.

Sekiro: Shadows Die Twice ha llegado a PC, Xbox One y PS4, y está optimizado para funcionar en PS4 Pro y Xbox One X. Los chicos de Digital Foundry han tenido la oportunidad de analizarlo a fondo en todas estas plataformas, y podemos decir que en general From Software ha conseguido dar forma a un juego que mejora de forma notable el apartado gráfico a pesar de mantener el mismo motor gráfico que vimos en Dark Souls 3.

La calidad gráfica de Sekiro: Shadows Die Twice es muy buena, ¿pero qué tal rinde y qué resolución ofrece en consolas? En PS4 Pro y Xbox One X el juego se renderiza en 3.200 x 1.800 píxeles, aunque los chicos de DigitalFoundry sugieren que la primera tira de reescalado mientras que la segunda logra ese conteo de píxeles de forma nativa. Las dos consolas tienen desbloqueada la tasa de imágenes por segundo, pero en general logran tasas muy variables que rondan entre los 37 y los 50 fotogramas por segundo. En PS4 Pro el rendimiento es ligeramente superior, lo que de nuevo refuerza la idea de que logra 1800p tirando de reescalado.

En PS4 la resolución es de 1080p nativos con 30 fotogramas por segundo, mientras que en Xbox One S tenemos una resolución de 900p nativos y también 30 FPS. En general el rendimiento en ambas consolas es bueno, no hay bajadas de fotogramas por segundo que puedan arruinar la experiencia, pero sí problemas de sincronización de fotogramas, algo que ya vimos en juegos como Bloodborne y que puede provocar una pérdida de fluidez notable.

¿Y qué hay de la versión para PC? Pues tenemos buenas noticias. A partir de una GTX 1050 TI el juego funciona de forma fluida en 1080p y calidad máxima, con medias de 40 a 50 FPS. Si tenemos una GTX 970, GTX 1060 de 3 GB o una RX 480 de 4 GB podremos moverlo en 1080p con calidad máxima y mantener medias de 55 a 60 FPS. Dichas tarjetas gráficas son las que aparecieron listadas en los requisitos recomendados del juego.

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