A Fondo
AMD cuadriplica las ventas de Intel en Alemania, pero tiene un problema importante
Recuerdo a la perfección el lanzamiento de los primeros procesadores Ryzen de AMD, una generación con la que la compañía de Sunnyvale demostró que había logrado esquivar a los fantasmas de Bulldozer y que no solo podía competir de tú a tú con Intel, sino que además podía llegar a superarla.
La arquitectura Zen fue lo que AMD necesitaba, un paso en la dirección correcta, ya que ofrecía un rendimiento muy similar al que podíamos encontrar en los procesadores Skylake en términos de IPC, pero superaba a estos en rendimiento multihilo y ofrecía un valor mucho mayor en relación calidad-precio.
No es un tema que debamos tomar a la ligera, os pongo en situación para que se entienda mejor. Antes de la llegada de Zen estábamos enfrascados en procesadores de cuatro núcleos y ocho hilos en la gama alta con precios que superaban los 300 euros. Si queríamos un procesador de seis núcleos y doce hilos teníamos que pagar alrededor de 450 euros (Core i7 6800K), y un procesador de 8 núcleos y 16 hilos nos obligaba a desembolsar unos 1.100 euros (Core i7 6900K).
Los procesadores Ryzen serie 1000 pusieron patas arriba el mercado. Los Ryzen 7 1700 ofrecían 8 núcleos y 16 hilos con un precio de 369 euros, es decir, casi 100 euros menos de lo que costaba el Core i7 6800K, un chip inferior en términos de potencia bruta, ya que cuenta con dos núcleos y cuatro hilos menos.
La diferencia de precio era brutal, y lo mejor es que esta vez lo nuevo de AMD no defraudaba en rendimiento, y tampoco a nivel de plataforma. Podíamos montar un PC de alto rendimiento con ocho núcleos y dieciséis hilos por menos de 1.000 euros, algo que en aquél momento era impensable.
Ese huracán llamado Zen forzó a Intel a subir número de núcleos en su gama de consumo y propició una guerra de precios que ha hecho posible que hoy podamos comprar un procesador de seis núcleos por poco más de 120 euros. Tenemos mucho que agradecer a esta arquitectura, y también a sus sucesores, Zen+ y Zen 2, dos generaciones que han terminado de consolidar un enfrentamiento entre Intel y AMD que no se producía a este nivel desde los tiempos de los Athlon 64.
AMD arrasa a Intel en Alemania
Los últimos datos del conocido minorista alemán Mindfactory.de son claros, AMD cerró julio con un 79% del total de CPUs vendidas, mientras que Intel apenas llegó al 21%. Esto quiere decir que la firma de Sunnyvale llegó casi a multiplicar por cuatro las ventas de procesadores Intel, un dato que confirma la excelente acogida que han tenido los procesadores Ryzen 3000.
Si nos fijamos en la gráfica adjunta veremos que el Ryzen 7 3700X se ha convertido en un auténtico superventas, de hecho es el más vendido de todos los procesadores que AMD colocó a través de este minorista el pasado mes. En segundo lugar queda el Ryzen 5 2600, uno de los mejores procesadores calidad-precio de AMD, y cierra el top tres el Ryzen 5 3600.
Curiosamente el Ryzen 7 3800X fue el que peor acogida tuvo dentro de la nueva generación de procesadores de AMD, algo comprensible ya que solo se diferencia del Ryzen 7 3700X por las frecuencias de trabajo, y tiene un precio de venta muy superior. Esto quiere decir que podemos comprar el Ryzen 7 3700X por un precio menor, hacerle un poco de overclock y listo, lo hemos convertido en un Ryzen 7 3800X.
En cuanto a Intel vemos que sus CPUs más vendidas fueron las más potentes. El Core i9 9900K se mantiene junto con los Core i7 9700K y Core i5 9600K como los procesadores más vendidos de Intel, y compiten directamente con los Ryzen 7 3700X y Ryzen 5 3600 de AMD.
Si echamos un vistazo a los ingresos nos encontramos con otra sorpresa importante, y es que la compañía que dirige Lisa Su ha logrado aglutinar el 75% del total de los ingresos del mes de julio registrados por Mindfactory.de, mientras que Intel tuvo que conformarse con un 25%. Son datos muy positivos que confirman, en definitiva, que Zen y sus sucesores han logrado devolver a AMD al buen camino.
Equipos originales, el talón de Aquiles de AMD
Las ventas de procesadores AMD han subido como la espuma, de eso no hay duda. El dominio de Ryzen no se limita al mercado alemán, también se ha extendido a otros tan importantes como el japonés y el surcoreano, pero esto es solo la punta del iceberg.
Si hablamos del mercado CPU y nos limitamos a mirar al sector DIY (hazlo tú mismo, es decir, los equipos que montamos por piezas) no estamos viendo la realidad al completo, solo una pequeña parte de la misma. Portátiles, convertibles, equipos todo en uno y PCs originales representan una parte enorme del mercado y mueven muchísimo dinero, así que su importancia está fuera de cualquier duda.
Que AMD haya logrado mejorar posiciones en el mercado a nivel de componentes es muy positivo, pero la compañía tiene una cuenta pendiente con el sector OEM. Parémonos por un momento y echemos un vistazo a los equipos originales que podemos comprar ahora mismo en el mercado, tanto portátiles tradicionales como ultraligeros, convertibles, todo en uno, portátiles gaming y PCs de sobremesa. En efecto, la inmensa mayoría utiliza procesadores Intel, con todo lo que ello supone tanto a nivel de ingresos como de cuota de mercado real para el gigante del chip.
En sentido estricto, y desde una perspectiva realista, Intel sigue siendo un gigante que domina en el sector CPU desde una posición muy cómoda. AMD ha empezado a cambiar esa realidad y está haciendo frente a Intel de una manera efectiva, pero todavía tienen mucho trabajo por delante en el sector OEM.
El día en el que entremos a una tienda y veamos una paridad de equipos originales con procesadores Intel y AMD podremos decir que la firma de Sunnyvale ha logrado de verdad poner «contra las cuerdas» al gigante del chip. Obvia decir que esto supondría un nivel de competencia enorme entre ambas compañías, algo que resultaría muy beneficioso para todos nosotros.
Mientras esperamos a que llegue ese día solo podemos alegrarnos de que, al fin, se haya producido una transición tan rápida y equilibrada de los procesadores de cuatro núcleos hacia los procesadores de ocho núcleos, algo que no habría sido posible sin Zen.