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AMD aclara el valor máximo del modo turbo de sus procesadores

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El modo turbo de los procesadores AMD experimentó un cambio importante con el salto de los FX Bulldozer a los Ryzen. Ya no teníamos un aumento de frecuencias único cuando el procesador afrontaba una carga de trabajo determinada (por ejemplo, el FX 8350 podía subir de 4 GHz a 4,2 GHz), sino un modo mucho más dinámico que ajusta la velocidad de trabajo y también el número de núcleos activos.

Como habrá podido intuir más de uno de nuestros lectores este enfoque es el mismo que sigue Intel con sus procesadores, y sí, en resumen la idea base es la misma en ambos casos: se produce un incremento de la frecuencia del procesador en función de:

  • La carga de trabajo.
  • Número de núcleos en uso.
  • Temperaturas y voltajes.

Esto es muy importante, y es que al tratarse de una tecnología que tiene en cuenta todos esos aspectos el aumento de la velocidad de trabajo no se llevará a cabo si las condiciones de alimentación o de temperatura no lo permite. Por eso es tan importante contar con un sistema de refrigeración aceptable, para que el procesador pueda desarrollar todo su potencial, incluso aunque no tengamos pensado hacerle overclock.

Ahora que tenemos claro qué es el modo turbo y cómo funciona vamos a profundizar con un ejemplo. Os lo explico utilizando un modelo que conozco a la perfección, ya que es el chip que utilizo desde hace más de dos años, el Ryzen 7 1800X. Este procesador tiene 8 núcleos y 16 hilos que funcionan, según AMD, a 3,6 GHz de velocidad base y 4 GHz en modo turbo.

Bien, ¿significa esto que todos los núcleos pueden llegar en modo turbo a 4 GHz de forma automática? Pues no, así es como trabaja el modo turbo de este procesador.

  • Hasta 3,7 GHz (+100 MHz) con todos los núcleos activos.
  • Hasta 4 GHz (+400 MHz) con uno o dos núcleos activos.

La primera generación de procesadores Ryzen era muy sensible a las frecuencias de trabajo, tanto que no era extraño ver modelos que no podían llegar con overclock a las velocidades máximas del modo turbo, y como vemos es normal, ya que dicho modo solo se maximiza cuando se utilizan uno o dos núcleos.

Con los procesadores Intel pasa exactamente lo mismo. Por ejemplo, el Core i9 9900K trabaja a 3,6 GHz en modo base y alcanza los 5 GHz en modo turbo, pero solo con un núcleo activo. Cuando trabaja con todos  los núcleos activos su frecuencia máxima en modo turbo es de 4,7 GHz, y con todos los hilos activos baja a 4,4 GHz.

En el caso del Ryzen 7 2700X la situación mejoró bastante, ya que este procesador funciona a 3,7 GHz de frecuencia base, pero puede llegar a los 4,3 GHz con un núcleo activo y mantenerse en los 4 GHz con todos los núcleos e hilos activos.

AMD quiere evitar confusiones con sus procesadores

Como podemos ver cada fabricante tiene que explicar de forma sencilla y directa cómo trabaja el modo turbo para evitar confusiones. Por ejemplo, si nos limitamos a publicitar una CPU diciendo que trabaja a 3,6 GHz en modo normal y a 4 GHz en modo turbo el consumidor puede creer que alcanza dicha frecuencia con todos los núcleos activos, cuando no es así.

Intel explica claramente en su web que el modo turbo máximo aplica solo a un núcleo activo, y lo mismo acaba de hacer AMD en las páginas de producto de sus procesadores, un movimiento fundamental para que el consumidor pueda tener información veraz, directa y sencilla que le permita tener claro qué es lo que está comprando.

Antes de terminar un apunte que creo que es muy importante. Sé que puede que muchos de vosotros os preguntéis qué sentido tiene dar esa prioridad a las cargas de trabajo con uno o dos núcleos y elevar de esa forma las frecuencias de trabajo, y la respuesta es muy sencilla, porque todavía hoy hay muchas aplicaciones y juegos que priorizan el rendimiento monohilo y la velocidad del procesador.

En estos casos la mayoría de los núcleos del procesador quedarán en reposo y estarán desaprovechados. Ahí es donde entra en juego el modo turbo, que tendrá en cuenta las temperaturas y el voltaje, y en función de ambos elementos subirá la velocidad de trabajo para ofrecer un extra de potencia y compensar la no utilización del resto de núcleos. Dicho de una forma más sencilla, permite hacer un uso más eficiente y óptimo de la CPU afrontando diferentes cargas de trabajo.

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