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Cómo actualizar un PC de forma óptima: cosas que debes y que no debes hacer

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No importa la configuración que hayas montado en tu nuevo ordenador, antes o después acabará necesitando una puesta al día para seguir funcionando de forma óptima. Cuando llega este momento muchos usuarios optan por comprar un equipo nuevo, pero lo cierto es que en la mayoría de los casos actualizar un PC nos permite darle una segunda vida con un gasto mínimo.

Es muy fácil de entender. Al montar un ordenador nuevo tenemos que comprar todos los componentes, con el gasto que ello supone, mientras que al actualizar un PC podemos aprovechar la mayoría de los componentes que ya teníamos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que actualizar puede ser complicado, sobre todo si no tenemos claro qué pasos debemos dar y qué necesitamos cambiar realmente.

A esto debemos unir otras cuestiones importantes, el presupuesto del que disponemos, los objetivos que tenemos marcados y la configuración base de la que vamos a partir. Debemos valorar todo esto en conjunto para acertar a la hora de actualizar un PC, ya que de lo contrario puede que acabemos comprando componentes que no cubran del todo nuestras necesidades, que perdamos la oportunidad de adquirir otros con mejor relación calidad-precio o que incluso lleguemos a comprar piezas que no son compatibles con los componentes que vamos a mantener.

Sé que actualizar un PC de forma óptima puede llegar a abrumar, y por eso quiero ayudaros con esta guía en la que abarcaremos este tema de forma amplia, valorando las claves más importantes y dejando claro qué debemos y qué no debemos hacer. Nuestro objetivo no es profundizar en recomendaciones concretas caso por caso, pero tocaremos también esta cuestión para que la información sea más completa y que así tengáis referencias que os ayuden a tomar decisiones.

Consideraciones previas: piensa antes de actualizar un PC

Puede parecer sencillo, pero es un paso que no siempre damos con la tranquilidad y la claridad que merece. Lo primero que debemos pensar es qué queremos hacer con el PC que vamos a actualizar, es decir, el uso que le vamos a dar y qué rendimiento esperamos.

No es una cuestión baladí, ya que de ello dependerán cosas tan importantes como el presupuesto que vamos a necesitar, el tema de la compatibilidad a nivel de hardware y los componentes que deberemos priorizar. Podemos dividir este tema en tres grandes categorías:

Uso a nivel de ofimática y multimedia

Es una de las actualizaciones más económicas y más sencillas. En general debemos priorizar la unidad de almacenamiento, que debería ser un SSD, la memoria RAM, que en ningún caso debería bajar de los 4 GB, y el procesador, que debería tener al menos dos núcleos y cuatro hilos con un IPC similar al que encontramos en las arquitecturas Sandy Bridge de Intel (Core 2000) y Piledriver de AMD (FX serie 4300).

En este caso con algo tan simple como un SSD de 30 euros podemos dar una segunda vida a un equipo que parecía obsoleto, incluso aunque no tenga conectores SATA III a 6 Gbps.

Juegos de última generación

Nos encontramos en un nivel que supera con creces las exigencias del anterior y que altera totalmente el orden de prioridad de los componentes. El rendimiento de los juegos dependerá principalmente de la tarjeta gráfica, así que esa debe ser nuestra prioridad, siempre que el procesador y la RAM cumplan el mínimo necesario para ofrecer una experiencia aceptable (Core i5 2400-FX 8300 y 8 GB de RAM).

Por ejemplo, si tenemos un Core i7 2600K con 8 GB de RAM y una GTX 670 podríamos actualizar a una Radeon RX 580 de 4 GB por 99 euros y disfrutaríamos de una experiencia excelente en resoluciones 1080p con calidades máximas.

Trabajo con aplicaciones profesionales

Aquí la actualización a realizar dependerá de las aplicaciones que vayas a utilizar y del hardware que vayas a poder conservar. Si trabajas con aplicaciones de renderizado y de edición de fotografía y vídeo en las que tanto GPU como CPU y RAM tienen un peso importante tu meta debe ser equilibrar esos tres componentes, centrando tus esfuerzos en aquél que presente mayores carencias.

Es importante recordar que subir de 8 GB de RAM a 16 GB de RAM puede marcar una diferencia muy grande, y que una GPU muy potente sin una CPU capaz de paralelizar altas cargas de trabajo no hará milagros. En resumen, debemos apostar por el equilibrio.

Esos tres casos típicos nos sirven como referencia a la hora de actualizar un PC, pero como anticipamos también hay otras cosas importantes que debemos tener en cuenta para evitar sorpresas desagradables:

  • Asegurarnos de que los componentes cabrán en nuestra caja, sin tener que sacrificar flujo de aire ni complicar en exceso la gestión del cableado.
  • Comprobar que nuestra fuente de alimentación tiene potencia suficiente para alimentar los nuevos componentes, y que dispone de los cables necesarios.
  • Revisar que la placa base cuenta con los conectores y ranuras necesarias para poder utilizar de forma óptima los nuevos componentes.
  • Ver si el sistema operativo que utilizamos es compatible con los nuevos componentes, y si el fabricante ofrece controladores oficiales para el mismo (lo normal es que sí).
  • Valorar el equilibrio, o desequilibrio, que crearemos al actualizar el PC con los componentes que tenemos en mente. Algunos desequilibrios pueden llegar a ser incluso «óptimos», sobre todo cuando hablamos de ordenadores para juegos, pero no siempre es así.

Sé que vais a necesitar mucha información para poder cumplir todos esos puntos, así que os dejo a continuación una serie de guías que os ayudarán a aclarar cualquier duda:

Guía de equivalencias de tarjetas gráficas NVIDIA y AMD.

Qué fuente de alimentación elegir, guía con un listado exhaustivo del requisito de potencia y amperaje de las principales tarjetas gráficas del mercado.

Equivalencias de procesadores Intel y AMD, una guía completa con todo lo que debes saber.

Memoria RAM, qué es y por qué es importante.

Cuello de botella: todo lo que debes saber.

Errores que no debes cometer a la hora de actualizar

La complejidad que conlleva actualizar un PC, unida a los mitos y a la información errónea que todavía campa a sus anchas por Internet, hace que resulte muy fácil cometer errores que pueden acabar arruinando por completo un proceso de renovación parcial de componentes.

Por ejemplo, pensar que con más memoria RAM vamos a poder disfrutar de una multitarea perfecta es un error, ya que también influyen otros componentes como el procesador. De igual modo montar una tarjeta gráfica de mayor potencia puede ayudarnos a mejorar nuestra experiencia en juegos, pero como dijimos anteriormente no hará milagros si nuestra RAM y nuestra CPU no llegan aun nivel mínimo.

Otro error habitual es forzar el uso de componentes o de accesorios de gama alta en configuraciones desequilibradas que se acaban convirtiendo en una locura. El equilibrio es fundamental, de nada sirve invertir en un componente o en un periférico que no vamos a aprovechar realmente. En este sentido quiero hacer un importante inciso, y es que, como dijimos en el apartado anterior, hay desequilibrios menores que pueden acabar siendo un acierto, pero no debe ser la regla general.

Dicho esto entramos, sin más preámbulos, a ver cinco errores importantes que debemos evitar a la hora de actualizar un PC.

1.-Limitarte a comprar componentes nuevos

El mercado de segunda mano y las soluciones restauradas o puestas a nuevo, que cuentan con uno o dos años de garantía, son una excelente opción si tenemos un presupuesto muy reducido, y pueden llegar a convertirse, en algunos casos, en la única opción viable, así que no debemos ignorarlo.

Imagina, por ejemplo, que quieres actualizar un equipo que tiene una placa base con socket LGA1155, donde tienes instalado un Core i3 2100. Esa generación de procesadores fue descatalogada hace tiempo, así que no encontrarás unidades nuevas, y si te limitas al sector profesional acabarás pagando precios muy altos.

El mercado de segunda mano puede ayudarte a encontrar una mayor variedad de opciones con precios más atractivos, lo que te permitirá ahorrar dinero y adquirir los componentes que realmente necesitas.

Sí, implica riesgos, pero si buscas vendedores con valoraciones positivas de operaciones anteriores, utilizas plataformas que ofrezcan algún tipo de protección al comprador y pruebas antes de tomar una decisión definitiva reducirás las posibilidades de hacer una mala compra.

2.-Priorizar solo un componente

Es lo que dijimos en su momento al hablar de los desequilibrios. En algunos casos puede ser una buena opción, pero es una excepción a la regla general. Lo ideal es que hagas una «radiografía» total de tu equipo y determines qué es lo que quieres mejorar para conseguir una buena experiencia de uso.

Aquí entra en juego lo que dijimos al inicio, debemos tener claro qué uso queremos dar al PC, qué debemos (en consecuencia) mejorar y qué presupuesto tenemos. Por ejemplo, si tienes un Core i3 2100 con 4 GB de RAM y una GTS 250 y decides invertir 225 euros en comprar una GTX 1070 de segunda mano habrás tomado una mala decisión, ya que tendrás un desequilibrio enorme.

Lo ideal, en ese caso, habría sido repartir esos 225 euros y comprar un Core i5 2500 (unos 30-35 euros), ampliar la RAM a 8 GB (un módulo de 4 GB de DDR3 de segunda mano ronda los 10-15 euros) y comprar una tarjeta gráfica con los 175 euros restantes.

Valora lo que tienes, lo que quieres montar y el dinero del que dispones, y si tienes dudas pregunta antes de dar el paso.

3.-Más no es siempre sinónimo de mejor

Un error muy frecuente. Pensar que por actualizar a un procesador de ocho núcleos o por doblar la memoria RAM vamos a mejorar mágicamente el rendimiento de nuestro equipo es un fallo muy habitual que, por desgracia, siguen alimentando tanto medios como usuarios.

Elevar la RAM de 8 GB a 16 GB no hará que tus juegos dejen de ir a trompicones, y tampoco hará magia en trabajos de renderizado si tu CPU y tu GPU no están a la altura. Pero esto no es todo, en el caso de la memoria también debemos tener en cuenta la velocidad y la configuración escogida.

Los procesadores antiguos que utilizan memoria DDR3 mejoran de forma notable su rendimiento cuando se acompañan de memoria más rápida. Por ejemplo, un Core i5 4690K sigue ofreciendo un rendimiento muy bueno con memorias a 2.133 MHz, pero pierde potencial con memorias a 1.600 MHz e inferiores.

Con los procesadores Ryzen la velocidad de la memoria también influye debido a las particularidades de la arquitectura MCM que utiliza AMD. Lo ideal es equilibrar cantidad y frecuencias, buscando siempre memorias que estén, como mínimo, en la franja de los 2.666-2.933 MHz.

Si vamos a utilizar una GPU integrada debemos recordar que instalar dos módulos para aprovechar el doble canal puede suponer una mejora de rendimiento de hasta el 30%, así que tenedlo muy en cuenta.

Equilibrar cantidad y calidad es fundamental, no solo cuando hablamos de RAM, también cuando nos referimos a procesadores y tarjetas gráficas. Por ejemplo, un procesador de ocho núcleos como el FX 8300 ofrece un rendimiento inferior al de un Ryzen 5 1500X con cuatro núcleos y ocho hilos, y una tarjeta gráfica con más memoria no tiene por qué ser mejor que otra con menos memoria.

Si tenéis dudas sobre este tema os recomiendo revisar esta guía dedicada a cuántos núcleos necesitamos para jugar en 2019, y también este otro sobre núcleos, hilos e IPC. Si lo que te trae de cabeza es la tarjeta gráfica esta guía te interesa.

4.-Buscar lo último del mercado (y lo más caro)

Quieres actualizar y tienes claro que esperas que los nuevos componentes te duren el mayor tiempo posible. Eso está muy bien, a todos nos gusta rentabilizar al máximo nuestras compras, pero no debes caer en el error de pensar que por comprar componentes de última generación o piezas más caras estarás haciendo una buena elección.

Los componentes que mejor valor precio-prestaciones ofrecen son, salvo contadas excepciones, los modelos de gama media y gama-media alta. Por ejemplo, la GTX 970 ofrecía en su momento un rendimiento muy similar al de la GTX 980 (un 15% menos de media) y llegó a costar 200 euros menos (casi un 40% menos).

Pero esto no es todo, también es buena idea mirar componentes que estén una o dos generaciones por detrás de los actuales, ya que en la mayoría de los casos siguen ofreciendo un rendimiento sobresaliente y tienen precios muy bajos. En este sentido uno de los mejores ejemplos lo tenemos en los procesadores Ryzen serie 1000, que ofrecen un valor excelente para el precio que tienen.

En conclusión, no busques lo último ni lo más caro, si quieres hacer una buena inversión busca lo que mejor relación precio-prestaciones ofrezca dentro de los niveles que se ajustan a tus necesidades.

5.-Olvidarnos de ciertos componentes

Si hemos decidido actualizar un PC en varias ocasiones es probable que hayamos dejado algún componente sin cambiar durante varios años. Esto puede acabar siendo un problema importante, no solo por el desgaste que acumulan debido al uso continuado durante largos periodos de tiempo, sino también porque pueden acabar generando limitaciones que se dejen notar en el peor momento.

Podríamos poner muchos ejemplos, pero los más habituales afectan a la caja que alberga los componentes, al sistema de disipación, a la fuente de alimentación y a las unidades de almacenamiento.

Vamos a entenderlo mejor con un ejemplo. Volvemos a ese equipo con Core i3 2100, 4 GB de RAM y una GTS 250 que hemos mencionado anteriormente. Bien, imagina que actualizas a un Core i5 2500, amplías a 8 GB de RAM y montas una RX 580 con 4 GB de memoria gráfica, manteniendo fuente de alimentación, caja, sistema de refrigeración y disco duro.

Pasan dos años y decides volver a actualizar. En esta ocasión te vas a un Core i7 2600 para apurar al máximo tu plataforma, montas 16 GB de RAM y sustituyes la Radeon RX 580 por una Radeon RX Vega 56, dejando el resto de componentes sin cambiar. Puede que sigas disfrutando de una buena experiencia de uso, pero deberías empezar a plantearte cambiar el disco duro por un SSD, buscar una fuente que vaya más holgada y un sistema de refrigeración que mantenga temperaturas de trabajo más frescas.

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