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Cuántos núcleos necesito para jugar en 2019: todo lo que debes saber

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El sector del videojuego ha experimentado una evolución clara en 2018. Los procesadores de cuatro núcleos se habían mantenido como el nivel recomendado para poder disfrutar de forma plena de los títulos más avanzados, una realidad que empezó a cambiar gradualmente y que a día de hoy ha quedado totalmente en entredicho.

No hay duda, contar con un procesador de cuatro núcleos es toda una garantía de que podremos, al menos, ejecutar un juego de nueva generación y disfrutar de una experiencia aceptable, siempre que éste cumpla ciertos requisitos a nivel de IPC, instrucciones y velocidad de trabajo. El procesador es un elemento muy complejo, ya tuvimos la oportunidad de descubrirlo en este artículo, y los que nos leéis a diario sabéis que núcleos y MHz no lo son todo.

Ahora mismo nos encontramos en una situación complicada. Hemos encarado la recta previa a la etapa de transición que marcarán las consolas de nueva generación, y los juegos triple A más avanzados ya han empezado a aprovechar de forma eficiente procesadores más potentes, así que buena parte de los criterios que imperaban a la hora de montar un PC Gaming han empezado a cambiar.

En este artículo vamos a afrontar esta problemática centrándonos en la pregunta que nos sirve de título: cuántos núcleos necesita un procesador para mover de forma eficiente juegos de nueva generación, tanto los actuales como los que irán llegando en 2019. Con esto esperamos poder ayudaros a acertar en la elección de vuestro nuevo procesador, un elemento importante que como vimos en su momento afectará al rendimiento potencial de otros componentes, como la tarjeta gráfica.

Sin más preámbulos nos ponemos manos a la obra. Si tenéis cualquier duda podéis dejarla en los comentarios.

Ryzen 5 1600X por dentro. Tiene ocho núcleos, pero dos están desactivados, por lo que suma seis funcionales.

Consideraciones previas: núcleos, hilos y rendimiento bruto

Antes de entrar a responder a la cuestión principal debemos tener claras las diferencias cuando hablamos de núcleos e hilos, y también el peso del rendimiento bruto de cada núcleo.

Un núcleo es una unidad de procesamiento que constituye la base de la CPU. Actualmente el nivel mínimo arranca en dos núcleos y puede llegar a un máximo de ocho núcleos en procesadores de consumo general como los Ryzen 7 2700X y Core i9 9900K.

Cada núcleo es capaz de manejar un proceso, lo que significa que un procesador de dos núcleos puede paralelizar dos procesos y uno de ocho núcleos puede hacer lo propio con ocho procesos. Por contra los hilos son subprocesos que aprovechan los tiempos de espera que se producen en cada núcleo cuando se trabaja con procesos.

Dicho de una manera más sencilla, los procesos representan el potencial básico de un procesador, y los subprocesos aprovechan el potencial residual para mejorar el rendimiento en cargas de trabajo que presentan un alto nivel de paralelizado.

Lo explicamos con un ejemplo: un Pentium G4560 tiene dos núcleos físicos y cuatro hilos, lo que significa que puede manejar dos procesos y cuatro subprocesos. Esto mejora su rendimiento de forma notable frente a procesadores que solo pueden manejar dos procesos, pero no está al nivel de un procesador de cuatro núcleos físicos y cuatro hilos, ya que por su estructura puede manejar cuatro procesos.

La conclusión que podemos sacar de esto es simple: es mejor tener un procesador con más núcleos físicos que uno con menos núcleos físicos y más hilos. Por ejemplo, un Core i5 8400 (6 núcleos y 6 hilos) es superior a un Core i7 7700K (4 núcleos y 8 hilos).

Las partes clave de un procesador Core serie 2000 (Sandy Bridge). Como vemos tiene cuatro núcleos que comparten caché L3.

Con esto claro podemos pasar a hablar del rendimiento bruto, algo que podemos denominar como IPC. El IPC se determina a través de aspectos como la velocidad de trabajo, la arquitectura, la configuración de memoria caché y las instrucciones que incorpora el procesador, y en conjunto determina su potencia bruta.

Por ejemplo, un Core i5 2500K tiene un IPC menor que un Core i3 8100, lo que significa que aunque ambos tengan el mismo número de núcleos e hilos el segundo rinde mucho mejor. Esto es posible porque se encuadra en una generación mucho más avanzada y tiene mejoras a nivel de arquitectura y de instrucciones que aumentan significativamente el IPC.

La conclusión que debemos sacar de esto es que un mismo número de núcleos no rinden igual si comparamos procesadores de generaciones y líneas diferentes. Sobre este criterio podemos construir un ránking que nos permitirá identificar los niveles mínimos, medios y óptimos que debemos buscar en un procesador:

  • Nivel mínimo recomendable: arquitectura Sandy Bridge (Core serie 2000) o Piledriver (AMD FX 4300-6300-8300).
  • Nivel medio recomendado: arquitectura Haswell (Core serie 4000) o Ryzen serie 1000.
  • Nivel alto-óptimo: arquitectura Skylake (Core serie 6000) o Ryzen serie 2000.

Cuántos núcleos necesito para jugar con garantías

Como anticipamos los procesadores de cuatro núcleos se habían mantenido como el estándar del sector, pero la llegada de juegos como Assassin’s Creed Origins y Odyssey, Battlefield V, Shadow of the Tomb Raider y Call od Duty: Black Ops IIII han confirmado que esta configuración ya no es suficiente para conseguir un rendimiento totalmente óptimo.

En las imágenes que acompañamos, cortesía de DSOGaming, podemos ver pruebas de rendimiento realizadas con diferentes juegos utilizando un procesador Intel i7 4930K, que suma 6 núcleos y 12 hilos y que ofrece un rendimiento bruto (IPC) situado en el mínimo recomendable, ya que utiliza la arquitectura Ivy Bridge-E.

Dicho procesador se ha puesto a prueba en las siguientes configuraciones para ver el impacto de los núcleos en cada juego:

  • Dos núcleos y dos hilos activos.
  • Dos núcleos y cuatro hilos activos.
  • Cuatro núcleos y cuatro hilos activos.
  • Cuatro núcleos y ocho hilos activos.
  • Seis núcleos y seis hilos activos.
  • Seis núcleos y doce hilos activos.

Podéis ampliar la galería que os dejamos abajo haciendo clic en ella.

La conclusión que podemos sacar es clara, a día de hoy el mínimo recomendable para disfrutar de una buena experiencia es un procesador con un IPC al nivel de un Core serie 2000 que cuente al menos con cuatro núcleos y ocho hilos, es decir, cuatro procesos y ocho subprocesos.

Sin embargo, si queremos disfrutar de una experiencia totalmente óptima y afrontar con garantías la transición que marcará la nueva generación de consolas lo ideal es contar con un procesador de seis núcleos y doce hilos, o con un procesador de ocho núcleos y ocho hilos.

Recomendaciones de compra

La llegada de Ryzen ha tenido un gran impacto en los precios de los procesadores de última generación. Ya sabéis que la competencia siempre es buena, aunque los problemas productivos de Intel con el proceso de 14 nm han acabado inflando los precios de las CPUs Core 8000 y 9000.

Con todo, podemos encontrar en el mercado una gran cantidad de opciones interesantes que merece la pena tener en cuenta:

  • Ryzen 5 1400: cuatro núcleos y ocho hilos con un precio de 117,90 euros.
  • Ryzen 5 1600X: seis núcleos y doce hilos por 157,50 euros.
  • Ryzen 7 1700X: ocho núcleos y dieciséis hilos por 206,67 euros.
  • Core i5 8600K: seis núcleos y seis hilos por 265,90 euros.
  • Core i7 8700: seis núcleos y doce hilos por 365,11 euros.

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