La Tierra supera su récord global de temperatura

La temperatura de nuestro planeta es un problema, un problema enorme y que se va complicando más cada día que pasa. Y ocurre que, al igual que como un tren cuando alcanza su máxima velocidad, desarrolla tal inercia que frenarlo requiere de un enorme esfuerzo. Y aunque haya quienes parecen no darse cuenta de ello (o no querer hacerlo, más probablemente), al final las consecuencias las pagamos todos, y apuntan a ser cada vez peores.

Es cierto que son muchos los factores que contribuyen al calentamiento global, y que pese a que es necesaria una acción global, algunos de los principales responsables (ya hablemos de países, industrias o empresas) no parecen dispuestos a hacer nada o, como mucho, a dar un par de tímidos pasos para cubrir el expediente. Sin embargo, toda contribución suma, ya sea desde las acciones individuales o con las acciones destinadas a presionar a los principales responsables para que actúen con más responsabilidad.

El caso es que la Tierra nos está alertando, desde hace tiempo, con múltiples señales. La más reciente, como podemos leer en Gizmodo, es que el lunes la Tierra alcanzó su récord de promedio de temperatura, que fue de 17,01 grados Celsius, y ayer martes ascendió hasta los 17,18 ° C. El dato proviene del  Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine , que recopila y evalúa datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) estadounidense, una entidad federal de la que depende, entre otros, el popular NHC (Centro Nacional de Huracanes), que supervisa e informa sobre la actividad de huracanes y sucesos de su clase en el Atlántico y en el Pacífico.

17,18 grados centígrados puede parecer una temperatura muy agradable, incluso un poco baja para este inicio de verano que estamos viviendo en España, pero debemos entender que esta métrica evalúa la temperatura de todo el planeta (en base a una gran cantidad de mediciones satelitales) durante las 24 horas, es decir, es una media global, lo que significa que hablamos de temperaturas diurnas y nocturnas, de hemisferio norte y hemisferio sur, y que incluye mediciones de lugares como el Ártico y la Antártida, así como la superficie de los mares y océanos.

Los registros empleados para asignar el récord a esta temperatura son todos los obtenidos por los sistemas de análisis de temperatura basados en mediciones por satélite, que cubren un rango de cerca de 50 años. Según los mismos, el anterior récord se estableció en 2016, con 16,92 grados, temperatura que se volvió a alcanzar en julio del año pasado. Y lo ideal sería que el nuevo récord, al actual, perdurara por mucho tiempo, pero dadas las condiciones actuales, esto parece poco probable.