¿No te gusta machacar botones? Incluso para ti hay juegos

Nos encontramos en un momento curioso de la historia del videojuego. La carrera de la potencia gráfica continúa, pero ya no es el único factor que importa. Ahora los juegos se pueden disfrutar en mil plataformas diferentes, el movimiento indie le planta cara a los grandes estudios y lo retro está de moda, entre otras particularidades de un negocio en alza que hace tiempo que dejó de ser reducto de niños y frikis.

Sin embargo, es precisamente en este momento de plena aceptación, cuando más ‘frikadas’ se encuentra uno por ahí; si bien habría que matizar cuál es el propósito de un juego: ¿jugar o entretenerse? ¿No es lo mismo? Según la RAE sí, y de hecho su primera definición para la palabra jugar es «hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades».

Así pues, si tú eres una de esas personas que se entretiene mirando las nubes pasar (tampoco tiene nada de malo) y crees que los videojuegos y su locura de machacar botones no va contigo, te equivocas: los hay que a su lado el noble arte del punto de cruz es incluso estimulante, y como muestra te traemos tres ejemplos.

Mountain

Mountain es tu propia montaña. Ni más, ni menos. Una montaña flotando en el espacio que puedes observar desde el ángulo que quieras, ver cómo pasa el tiempo… a veces llueve… a veces nieva… a veces caen objetos del cielo, aunque también se le podría llamar basura… Cuesta un dólar y, más insólito todavía, le acompañan las buenas críticas.

Bonsai

Si la montaña es demasiado hardcore para ti, hazte con este Bonsai. Podrás «hacer crecer tu árbol, podarlo y velar por él a medida que madura en la edad adulta»; o eso es lo que advierte la descripción del juego, si es que se le puede denominar tal cosa. Cuesta 0,99 céntimo de dólar y… ¿los vale? Eso ya que lo decida cada cual.

Among Ripples

Among Ripples es un término medio. Ni «toda» una montaña, ni un mísero bonsai: un pequeño estanque donde criar peces y ver cómo interactúan entre ellos, porque lo que es contigo… Este título se presenta como un simulador de ecosistema y parece que a la gente le gusta, aunque también puede ser porque es gratuito.

Tres ejemplo de muchos, y es que supuestos simuladores que apenas son vídeos sutilmente interactivos los hay de todo tipo: una isla, césped, un cuadro, un gato, zombis… Así son alguno de los juegos de nueva hornada que de juego tienen poco, siempre en función de lo que se espere. ¿Y no es mejor salir de casa e ir a pasear a la montaña, cuidar un bonsai de verdad, ir a un museo a ver cuadros de verdad…? La respuesta sobra.

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