¿Están los jugadores listos para asumir un aumento en el precio de los videojuegos?

Casi desde el primer anuncio de la nueva generación de consolas, se comenzaron a gestar diversas opiniones y declaraciones provenientes de las desarrolladoras de videojuegos, asegurando que el aumento de exigencia de las nuevas plataformas debía venir acompañada de un aumento en el precio de los videojuegos, llegando incluso a sopesarse la cifra de hasta 80 euros por los nuevos títulos de PS5. Algo que por supuesto, no tardó en alterar a los jugadores.

Y es que aunque muchas compañías aseguraron que no necesitaban apostar por este tipo de estrategia para mantener sus beneficios, todavía podemos ver otras desarrolladoras que continúan defendiendo la subida en el precio de los videojuegos.

Durante la conferencia de Morgan Stanley Technology, Media & Telecom la semana pasada, transcrita y compartida por VGC, Strauss Zelnick, jefe de la matriz a cargo de Rockstar, 2K Games y Take-Two, fue preguntado sobre el por qué su última entrega de NBA 2K21 optó por lanzarse bajo un precio 10 dólares superior al de la mayoría de los títulos nuevos.

La respuesta, sorprendentemente, se centró en dos puntos: la alta calidad y rejugabilidad de su juego, factores que quizás deberían ser considerados como algo básico y no un privilegio; y el largo periodo de quince años desde la última subida general en el precio de los videojuegos, donde al igual que ahora, «los consumidores estaban preparados«.

En contraparte, como bien señalan desde Eurogamer, también se podría argumentar que pocos de los títulos distribuidos en ese entonces no venían acompañados de métodos secundarios de pago como las microtransacciones, pases de temporada, DLCs y expansiones, y otros métodos casi normalizados actualmente para obtener más dinero de los consumidores.

Sin embargo, Zelnick insinuó que no todos los juegos futuros deberían aumentar su precio, matizando que los precios se deberían determinar individualmente para cada título, y no por una norma general. Aunque por supuesto, serían las propias desarrolladoras las que tendrán la última palabra a la hora de valorar y establecer estos precios.

«Siempre queremos asegurarnos de que los consumidores sientan que les entregamos mucho más de lo que pedimos a cambio» argumentaba Zelnick. Algo que, por desgracia, chocó con la consiguiente polémica alrededor de este mismo título, que con un precio mayor «justificado debido a los mayores costos de desarrollo y la mejora de la experiencia del usuario«, nos presentó a una de las más recientes controversias del sector, al añadir unos anuncios promocionales no omisibles de terceros en las pantallas de carga y repeticiones de las jugadas.

El precio de los videojuegos: ¿realmente compensa optar por un aumento?

Durante años los jugadores hemos ido evolucionando para acostumbrarnos constantemente a pagar las nuevas entregas de nuestros videojuegos favoritos. Más tarde, también nos acostumbramos a pagar sus expansiones, las cuales evolucionaron en pequeños packs de contenidos o DLC’s; y finalmente llegaron los contenidos virtuales exclusivos mediante microtransacciones.

Sin embargo, ante unos precios cada vez mayores, y una mayor cantidad de contenidos adicionales disponibles de forma separada, ¿realmente estamos ante unos precios justos? ¿se mantendrá el ritmo de compra de los jugadores, o se venderán menos juegos por más precio?

Comenzando por la primera premisa, lo primero de todo pasa por no desmerecer nunca el enorme esfuerzo por parte de los desarrolladores, con el consiguiente gasto en recursos y salarios que incluye a toda la gente que interviene en el proceso para lograr que estos videojuegos lleguen a nosotros.

Aunque aparte de estos gastos, existen otros factores externos que sí provocan una subida adicional de los precios. Hace ya un par de años vimos un estudio que situaba a España como el cuarto país de Europa en el que más videojuegos se consumen, llegando a posicionarnos entre el Top 10 a nivel mundial. Una posición que por desgracia, viene acompañada del no tan positivo título de ser uno de los países europeos con mayor precio de los juegos, siendo los gamers españoles los segundos que más sobreprecio soportamos.

El mercado de segunda mano

Si bien no tenemos acceso a las cantidades exactas de videojuegos que se venden a día de hoy, está claro que la industria del videojuego no parece estar teniendo que hacer frente a ninguna crisis actualmente, habiendo logrado de hecho un aumento en las ventas de videojuegos durante la actual pandemia. Aunque también que podemos hablar sobre un aumento en las transacciones de juegos en el mercado secundario.

Como prácticamente todo en esta vida, el precio de los videojuegos se abarata con el paso del tiempo, pero las copias de segunda mano suelen seguir su propia norma, manteniéndose siempre entre un 5% y un 10% más baratas, llegando a mostrar una bajada media de hasta el 25% cuando los originales experimentan rebajas permanentes.

Es por eso por lo que muchos jugadores están comenzando a optar por no comprar los juegos directamente de lanzamiento, esperando hasta que estos reciban algún tipo de oferta, o aparezcan a un precio menor dentro del mercado de segunda mano. Aunque esto no implica algo necesariamente negativo para el sector de los videojuegos, ya que casi tres cuartos los usuarios que venden sus juegos suelen hacerlo para poder permitirse comprar otros nuevos.

El futuro de los videojuegos: juegos gratis y servicios de pago

No obstante, la propia industria está atravesando un cambio en el modelo de negocio y desarrollo de juegos, notándose una gran tendencia hacia el modelo gratuito con microtransacciones de artículos dentro del juego, destacando grandes éxitos como League of Legends o Fortnite, que cuentan con una alta financiación ​​de estas compras in-game.

Aunque también estamos viendo una fuerte tendencia por los nuevos servicios de juego en la nube, con cada vez más y mejores plataformas de streaming bajo demanda que eliminan la necesidad de comprar una consola y ordenador, e incluso la compra individual de los juegos, sustituidos por el pago único de una suscripción periódica.