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Tarjetas gráficas: guía de compras actualizada con lo mejor de NVIDIA y AMD

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El sector de las tarjetas gráficas ha experimentado una renovación importante tras los últimos lanzamientos de NVIDIA y AMD, una renovación parcial que ha sido beneficiosa, ya que podemos encontrar nuevos modelos con una mejor relación precio-rendimiento, pero que al mismo tiempo ha acabado generando confusión.

Esa confusión tiene una explicación muy sencilla: la coexistencia de las series GeForce GTX serie 10 con las GeForce RTX serie 20, una situación que se ha visto agravada tras la llegada de las tarjetas gráficas GeForce GTX serie 16.

En efecto, ahora mismo NVIDIA tiene un total de tres gamas de tarjetas gráficas en el mercado con rendimientos y precios muy distintos, algo que complica, y mucho, la elección entre varios modelos si no tenemos unos conocimientos mínimos.

La última guía que publicamos está fechada en septiembre del año pasado, lo que significa que no incluye las dos últimas gamas que ha lanzado NVIDIA, y tampoco tiene en cuenta la llegada de la Radeon VII, así que creo que es un buen momento para realizar una renovación completa y ofreceros una nueva guía totalmente actualizada.

Vamos a mantener el modelo habitual, es decir, os daremos diferentes recomendaciones en función de distintos presupuestos, pero también las acompañaremos de una descripción simplificada que os permitirá ver el rendimiento que podéis esperar de cada una de esas tarjetas gráficas. Como siempre nos basaremos en el criterio del valor calidad-precio para elegir, ya que creemos que es lo que priorizan la mayoría de los usuarios.

Dicho esto estamos listos para empezar. Poneos cómodos que hay mucho que leer, y recordad que podéis dejar cualquier duda en los comentarios.

Cuatro cosas a tener en cuenta antes de comprar una tarjeta gráfica

Es cierto que el rendimiento de los juegos dependerá en gran medida de la tarjeta gráfica que utilicemos, pero no en exclusiva. Esto quiere decir que la experiencia de uso puede variar de forma notable en función de otros componentes, como el procesador y la memoria RAM.

Por ejemplo, una GeForce RTX 2080 no rendirá al mismo nivel en un equipo formado por un procesador Ryzen 7 2700X con 16 GB de RAM que en un PC que utilice un FX 8350 y tenga 8 GB de RAM. En el segundo habrá un cuello de botella importante motivado, principalmente, por el procesador, que impedirá a la tarjeta gráfica desplegar todo su potencial.

Antes de empezar a ver tarjetas gráficas debes tener claros los cuatro puntos que vamos a repasar a continuación:

  1. Qué uso vas a dar a la tarjeta gráfica: debes pensar a qué títulos quieres jugar (triple A exigentes o juegos poco exigentes), y en caso de hacerlo a qué resolución quieres moverlos,con qué nivel de calidad y qué fluidez esperas.
  2. NVIDIA o AMD: olvida los prejuicios, ambas compañías comercializan tarjetas gráficas muy competitivas que sirven para jugar sin problemas. No te dejes llevar por la ideología de marca o podrías acabar limitándote de forma innecesaria.
  3. El hardware que utilizas: ya lo hemos anticipado en los párrafos anteriores. Debes valorar qué procesador va a acompañar a tu nueva tarjeta gráfica, si tienes espacio en tu torre para montarla y si tu fuente cuenta con la potencia, el amperaje y los conectores necesarios.
  4. Tu presupuesto: es fundamental, ya que te dirá a qué puedes aspirar y en qué niveles moverte. Si tienes suficiente para comprar una tarjeta gráfica que no te permite jugar en condiciones óptimas a la resolución que quieres sería buena idea ahorrar un poco más y esperar a que puedas comprar un modelo superior.

Tarjetas gráficas personalizadas y factores de forma

La elección de una tarjeta gráfica no se reduce a lo que hemos visto en el apartado anterior. Incluso cuando tenemos claros esos cuatro puntos hay otra serie de claves que debemos valorar si queremos llevar a cabo una decisión totalmente acertada.

En este sentido entran en juego lo que conocemos como tarjetas gráficas con diseños de referencia y con diseños personalizados, y también los factores de forma. No siempre les damos la importancia que merecen, pero lo cierto es que pueden marcar una diferencia muy grande.

¿Qué es un diseño de referencia?

A grandes rasgos es el diseño base que ha dado el fabricante, NVIDIA o AMD, a una concreta tarjeta gráfica. Esto incluye tanto el PCB como el sistema de disipación, el de alimentación y unas especificaciones concretas (frecuencias de trabajo y cantidad de memoria gráfica, por ejemplo). Los ensambladores pueden adoptar directamente ese diseño de referencia en sus tarjetas gráficas para conseguir una integración sencilla y un precio de venta que, por lo general, resulta más económico.

Los diseños de referencia se han caracterizado siempre por ofrecer una calidad de construcción «modesta» y unas prestaciones inferiores a las que podemos encontrar en las tarjetas gráficas con diseños personalizados. Un ejemplo de tarjeta gráfica de referencia lo tenemos en la GTX 1080 Ti Founders Edition, cuyo rendimiento se ve afectado por el sistema de disipación tipo turbina que integra, ya que resulta menos efectivo que otros modelos con diseños personalizados que integran sistemas de disipación más potentes.

Con la llegada de la serie GeForce RTX 20 NVIDIA ha dado un importante salto a nivel de calidad en los diseños de referencia, llegando a un nivel que no tiene nada que envidiar a los diseños personalizados de los principales OEMs, y lo mismo ha ocurrido con la Radeon VII de AMD, que integra un sistema de disipación sobresaliente que es capaz de mantener bajo control las temperaturas de trabajo.

Los diseños de referencia suelen comercializarse a un precio más bajo, pero en general el ahorro que representan es mínimo y no merece la pena optar por ellos, salvo casos concretos como los que ya hemos indicado; la serie GeForce RTX 20 Founders Edition y la Radeon VII.

¿Qué es un diseño personalizado?

Como su propio nombre indica se caracteriza por introducir cambios sobre el diseño de referencia que ha presentado NVIDIA o AMD. Esos cambios pueden ser parciales, es decir, afectar a ciertos elementos de la tarjeta gráfica, o totales, lo que nos dejaría una tarjeta gráfica completamente personalizada.

Una tarjeta gráfica totalmente personalizada tendrá la misma GPU que su equivalente de referencia, y en la mayoría de los casos también la misma memoria gráfica, pero el resto de sus componentes serán completamente distintos.

A continuación os dejamos los principales cambios que pueden introducir las ensambladoras en sus diseños personalizados:

  • Sistema de disipación: sin duda uno de los puntos más importantes. Los modelos con diseños de referencia suelen venir con sistemas de disipación muy sencillos y no demasiado eficaces, aunque como vimos hay excepciones. Por contra los modelos personalizados traen en la mayoría de los casos grandes radiadores acompañados por dos o tres ventiladores, y algunos recurren a la refrigeración líquida o a la refrigeración híbrida. Esto les permite ofrecer mejores temperaturas de trabajo aunque hagamos overclock.
  • PCB: es la base sobre la que se monta cualquier tarjeta gráfica. Puede suponer simples cambios estéticos, por ejemplo un color diferente al del modelo de referencia, pero también ese puede utilizar para llevar a cabo cambios más profundos, que permitan la introducción de sistemas de alimentación con diferentes fases y conectores adicionales. Hoy por hoy hasta los diseños de referencia tienen una calidad excelente y cumplen sin problema.
  • Conectores de alimentación: tienen una gran importancia, ya que de ellos depende el correcto funcionamiento de una las tarjetas gráficas que los utilizan (no necesitan conectores adicionales). Normalmente una tarjeta gráfica con diseño de referencia utiliza una cantidad fija de conectores, pero las versiones personalizadas pueden alterarlo, ya sea reduciendo o aumentando el número requerido. Por ejemplo, la hay modelos de Radeon RX 560 que no requieren conector de alimentación adicional y otros que sí, y también hay versiones GTX 1080 TI que requieren dos o incluso tres conectores de alimentación de ocho pines, cuando el modelo de referencia requiere uno de ocho pines y otro de seis pines.
  • Salidas de imagen y conexiones: son los conectores a través de los cuales la tarjeta gráfica se conecta a una pantalla. Lo más habitual es que la mayoría de las versiones personalizadas mantengan los del diseño de referencia, pero algunas pueden añadir puertos concretos, tanto en la parte trasera como en los laterales. Un ejemplo lo tenemos en la GTX 1080 AORUS de GIGABYTE, que trae dos HDMI adicionales en la zona frontal, y también en la serie GeForce RTX 20, que viene con un USB Type-C en la parte trasera.
  • Overclock: es un recurso que permite a las ensambladoras añadir valor a una tarjeta gráfica personalizada y diferenciar varios modelos dentro de una misma gama. Al subir las frecuencias de trabajo se mejora el rendimiento, aunque la diferencia frente a los modelos de referencia puede variar y llegar a ser anecdótico si el overclock es mínimo. En la mayoría de los casos ese overclock se puede conseguir de forma manual, así que no merece la pena pagar un extra por un pequeño aumento de frecuencias de casa.
  • Mayor cantidad de memoria: ha perdido peso con las últimas generaciones, pero ha tenido etapas en las que ha sido muy importante. Por ejemplo, algunas ensambladoras lanzaron versiones de la GTX 680 con 4 GB que han envejecido mejor que el modelo estándar con 2 GB, y lo mismo ocurrió con las GTX 960 de 4 GB. ¿Tenéis dudas? Este artículo sobre la memoria gráfica os ayudará a resolverlas.
  • Placa metálica trasera: es un elemento que se ha convertido casi en imprescindible en las soluciones de gama alta y también de gama media. Aporta solidez al PCB y ayuda a refrigerar la tarjeta gráfica, no es imprescindible, pero supone un valor añadido, sobre todo cuando hablamos de tarjetas gráficas grandes y pesadas.

Por último tenemos los elementos estéticos, como la iluminación LED por ejemplo, y el software dedicado. Cada fabricante adopta un diseño y una decoración diferente para llamar la atención del usuario. Normalmente una tarjeta gráfica más «vistosa» suele implicar un mayor coste que, obviamente, no merece la pena. Con todo esto es cuestión de gustos y de presupuestos.

En el caso del software hoy por hoy podemos encontrar herramientas universales, como MSI Afterburner, que permiten hacer overclock a cualquier tarjeta gráfica sin diferenciar por ensambladores, así que no debemos preocuparnos por este tema.

¿Merece la pena una tarjeta gráfica personalizada?

Sí, sin duda. Las tarjetas gráficas personalizadas presentan una calidad de construcción y que, como mínimo, es ligeramente superior a la que encontramos en los modelos de referencia y cuentan con sistemas de disipación muy superiores (siempre teniendo en cuenta las excepciones que comentamos sobre las RTX 20 Founders Edition y la Radeon VII).

Con todo, debemos tener en cuenta que hay límites que no debemos superar. Por ejemplo, actualmente podemos encontrar la GeForce GTX 1660 con precios que van desde los 230 euros hasta los 285 euros, un rango de precios que la lleva a pisarse en sus modelos más caros con la GeForce GTX 1660 Ti, una tarjeta gráfica que podemos comprar a partir de 290 euros. Con este sencillo ejemplo podemos entender mejor esa idea del límite que no debemos superar, y es que comprar una GTX 1660 que cueste lo mismo que una GTX 1660 Ti por el mejor hecho de tener pequeñas mejoras a nivel de ensamblado no tiene sentido alguno.

Lo ideal es buscar un modelo con un diseño personalizado de calidad que sea económico, ya que si nos acercamos al precio del modelo superior estaremos haciendo una mala compra.

¿Y qué hay de los factores de forma?

Las tarjetas gráficas pueden tener tamaños y formatos muy distintos. Por lo general los modelos de gama alta suelen ser muy voluminosos, pero las ensambladoras tienen libertad para alterar el formato original, siempre que no comprometa la integridad funcional de la tarjeta.

Así, podemos encontrar tarjetas gráficas que ocupen una, dos o tres ranuras de expansión, versiones con sistemas de refrigeración muy compactos, modelos en formato mini ITX y otros con una terminación de perfil bajo, ideales para equipos muy pequeños.

Debemos tener claro que hay tarjetas gráficas que no son viables en determinados formatos (por ejemplo una RTX 2080 de perfil bajo), y que al reducir el tamaño se limita la efectividad de los sistemas de refrigeración, así que hay que tener cuidado a la hora de elegir el formato de nuestra tarjeta gráfica, no solo porque de ello dependerá el espacio que ocupará en nuestro PC, sino también sus temperaturas de trabajo.

Hay modelos como la Katana GTX 1070 de GALAX que lograron reducir al máximo el tamaño y mantener unas temperaturas «aceptables» (75-80 grados a plena carga), pero no llegan al nivel de lo que podemos esperar de un modelo estándar de doble ranura, así que cuidado, ya que las diferencias pueden ser importantes.

¿Qué tarjeta gráfica debo elegir? Recomendaciones ordenadas por precio

Entramos en la recta final de la guía y te dejamos con una selección de las mejores tarjetas gráficas en relación calidad-precio que puedes encontrar ahora mismo en el mercado.

Como dijimos al inicio NVIDIA mantiene ahora mismo dos generaciones en el mercado, las tarjetas gráficas basadas en Turing (GTX 16 y RTX 20) y las basadas en Pascal (GTX 10). Sin embargo, el precio de las GeForce GTX 10 no ha bajado como debería para responder a la llegada de las GTX 16, así que ahora mismo no tienen ningún sentido, ya que la mayoría de los modelos son más caros y rinden menos que aquellas.

Por lo que respecta a AMD estamos pendientes de una esperada renovación de tarjetas gráficas para la segunda mitad de año, pero gracias a los movimientos de precio que han llevado a cabo el valor de su serie de tarjetas gráficas Radeon ha mejorado considerablemente.

ASUS Radeon RX 470 de 4 GB por 89,95 euros

  • Arquitectura Polaris 10.
  • 2.048 shaders.
  • 128 unidades de textura.
  • 32 unidades de rasterizado.
  • Bus de 256 bits.
  • GPU a 1.206 MHz.
  • 4 GB de GDDR5 a 7 GHz efectivos.
  • Requiere conector de 6 pines.

Recomendable acompañarla con un procesador Core i3 8100 o un Ryzen 3 1200. Los Core i5 2500 y FX 8350 son una alternativa aceptable. Necesitaréis una fuente de alimentación de 28A y 450 vatios.

Ideal para jugar en 1080p con calidades muy altas y mantener un buen nivel de fluidez (60 FPS medios) en la mayoría de los casos.

GIGABYTE Aorus Radeon RX 580 de 4 GB por 179,90 euros

  • Arquitectura Polaris 20.
  • 2.304 shaders.
  • 144 unidades de textura.
  • 32 unidades de rasterizado.
  • Bus de 256 bits.
  • GPU a 1.380 MHz.
  • 4 GB de GDDR5 a 7 GHz efectivos.
  • Requiere un conector de 8 pines.

Podremos sacarle un buen partido también con un Core i3 8100 o un Ryzen 3 1200, aunque lo ideal sería utilizar un procesador de cuatro núcleos y ocho hilos, como los Core i7 4770 o los Ryzen 5 1400. Nos nos hará falta una fuente con 30A y 500 vatios.

Está pensada para jugar en 1080p con calidades máximas y un buen nivel de fluidez, aunque también puede ofrecer una buena experiencia en 1440p reduciendo un poco la calidad gráfica.

Zotac Gaming GeForce GTX 1660 de 6 GB por 229 euros

  • Arquitectura Turing.
  • 1.408 shaders.
  • GPU a 1.530 MHz-1.785 MHz.
  • 88 unidades de texturizado.
  • 48 unidades de rasterizado.
  • Bus de 192 bits.
  • 6 GB de memoria GDDR5 a 8 GHz efectivos.
  • Requiere conector de 8 pines.

También ofrece una buena experiencia a partir de un Core i3 8100 o de un Ryzen 3 1200, pero es mejor acompañarla de un procesador de cuatro núcleos y ocho hilos, como los Core i7 4770 o los Ryzen 5 1400. Nos nos hará falta una fuente con 26A y 450 vatios.

Perfecta para jugar en 1080p y calidades máximas manteniendo 60 FPS estables, y también para jugar en 1440p con garantías.

Zotac Gaming GeForce GTX 1660 Ti Twin Fan de 6 GB por 295,99 euros

  • Arquitectura Turing.
  • 1.536 shaders.
  • GPU a 1.500 MHz-1.770 MHz.
  • 96 unidades de texturizado.
  • 48 unidades de rasterizado.
  • Bus de 192 bits.
  • 6 GB de memoria GDDR6 a 12 GHz efectivos.
  • Requiere conector de 8 pines.

Desarrolla su potencial de forma óptima a partir de procesadores como el Core i7 4770 o Ryzen 5 1400 (o superiores). Necesitaremos una fuente con 26A y 450 vatios.

Va sobrada para jugar en 1080p con calidades máximas, puede con juegos en 1440p con calidades máximas manteniendo 60 FPS en la mayoría de los casos y hasta puede llegar a 2160p si reducimos calidad gráfica, aunque manteniendo una fluidez mucho menor.

GIGABYTE Radeon RX Vega 56 Gaming OC 8GB por 307 euros

  • Arquitectura Vega 10.
  • 3.584 shaders.
  • 224 unidades de texturizado.
  • 64 unidades de rasterizado
  • Bus de 2.048 bits.
  • 8 GB de HBM2 a 1.600 MHz efectivos.
  • Hasta 1.501 MHz en la GPU (frecuencia dinámica).
  • Requiere dos conectores de alimentación de 8 pines.

Es recomendable utilizarla en equipos que cuenten al menos con un Core i7 4770 o Ryzen 5 1400. Necesitaremos una fuente con 32A y 650 vatios.

Puede con todo en 1080p y calidades máximas manteniendo una excelente fluidez, también puede con juegos en 1440p con calidades máximas manteniendo 60 FPS en casi todos los casos y ofrece una experiencia más que aceptable en 2160p, siempre que reduzcamos la calidad gráfica.

Zotac RTX 2060 AMP de 6 GB por 344,90 euros

  • Arquitectura Turing.
  • 1.920 shaders.
  • GPU a 1.680-1.800 MHz.
  • 120 unidades de texturizado.
  • 48 unidades de rasterizado.
  • 240 núcleos ténsor para inteligencia artificial.
  • 30 núcleos RT para trazado de rayos.
  • Bus de 192 bits.
  • 6 GB de GDDR6 a 14 GHz.
  • Conector de alimentación de 8 pines.

Para conseguir una experiencia óptima es recomendable contar con un procesador Core i7 6700 o de un Ryzen 5 1500X. Necesitaremos una fuente con 28A y 500 vatios.

Una de las mejores tarjetas gráficas en relación calidad-precio. Está pensada para jugar en resoluciones 1440 de forma totalmente óptima y permite jugar en 2160p sin grandes sacrificios.

MSI RTX 2070 Ventus con 8 GB por 529,90 euros

  • Arquitectura Turing).
  • 2.304 shaders.
  • GPU a 1.410 MHz-1.710 MHz.
  • 144 unidades de texturizado.
  • 64 unidades de rasterizado.
  • 288 núcleos tensor.
  • 36 núcleos RT.
  • Bus de 256 bits.
  • 8 GB de memoria GDDR6 a 14 GHz efectivos.
  • Necesita un conector de alimentación de 8 pines y otro de 6 pines.

Es recomendable contar con un procesador Core i5 8400 o un Ryzen 5 1600. Necesitaremos una fuente de 32A y 550 vatios.

Con ella podremos jugar en 1440p en calidades máximas disfrutando de una fluidez absoluta, y también en 2160p reduciendo un poco la calidad gráfica.

MSI GeForce RTX 2080 Ventus con 8 GB por 734,90 euros

  • Arquitectura Turing.
  • 2.944 shaders.
  • GPU a 1.515 MHz-1.710 MHz.
  • 184 unidades de texturizado.
  • 64 unidades de rasterizado.
  • 368 núcleos tensor.
  • 46 núcleos RT.
  • Bus de 256 bits.
  • 8 GB de memoria GDDR6 a 14 GHz efectivos.
  • Necesita un conector de alimentación de 8 pines y otro de 6 pines.

En relación precio-rendimiento es de las mejores tarjetas gráficas que  podemos encontrar en la gama alta. Debemos contar al menos con un un procesador Core i5 8400 o un Ryzen 5 1600 para que pueda trabajar de forma óptima. Necesitaremos una fuente de 35A y 600 vatios.

Esta tarjeta gráfica puede mover juegos de forma óptima en resoluciones 2160p, aunque en algunos casos puede que tengamos que bajar un pelín la calidad gráfica.

Sapphire Radeon VII con 16 GB por 744,99 euros

  • Arquitectura Vega de segunda generación.
  • 3.840 shaders.
  • GPU a 1.400 MHz-1.750 MHz.
  • 240 unidades de texturizado.
  • 64 unidades de rasterizado.
  • Bus de 4.096 bits.
  • 16 GB de memoria HBM2 a 2 GHz.
  • Necesita dos conectores de alimentación de 8 pines.

También debemos contar al menos con un Core i5 8400 o un Ryzen 5 1600. En el caso de la fuente requiere una de 650 vatios y 38A.

Rinde prácticamente un poco por debajo de la RTX 2080, así que es viable para jugar en 2160p con garantías.

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