Rendimiento del Intel Hades Canyon NUC con Core i7-8809G

El Intel Hades Canyon NUC es un PC compacto de alto rendimiento que viene equipado con un Core i7-8809G, una solución MCM (módulo multi-chip) que consta de un procesador Core basado en la arquitectura Coffee Lake y de una GPU Radeon RX Vega.

A diferencia de lo que ocurre con las APUs el Core i7-8809G no integra ambos componentes en el mismo encapsulado sino en un mismo PCB, lo que permite superar barreras térmicas y de espacio y montar una configuración mucho más potente.

Esto se deja notar sobre todo en las especificaciones de la GPU, ya que la Radeon RX Vega que integra esta unidad MCM suma 1.536 shaders, tiene un bus de memoria de 1.024 bits y cuenta con 4 GB de memoria HBM2.

Para que os hagáis una idea de las diferencias que presenta frente a una APU tomamos como referencia Vega 11, la solución que van montada en las Ryzen 5 2400G. Dicha GPU tiene 704 shaders, utiliza un bus de 128 bits y recurre a la RAM del sistema para utilizarla como memoria gráfica.

Por su parte el procesador es un Core i7 Coffee Lake con cuatro núcleos y ocho hilos a 3,1 GHz-4,2 GHz, modo normal y turbo, más que suficiente para garantizar una buena experiencia en juegos actuales.

Las pruebas de rendimiento que ha publicado WCCFTech confirman que el Core i7-8809G presente en el Intel Hades Canyon NUC es un auténtico «monstruo» y que es capaz de ofrecer un rendimiento excelente en resoluciones 1080p y calidades máximas.

Su rendimiento es más que suficiente para disfrutar de cualquier título actual de forma óptima y en general equivale al que conseguiríamos con una tarjeta gráfica de gama media.

A pesar del tamaño tan compacto del equipo las temperaturas de trabajo que registra son buenas, ya que la CPU ronda los 70 grados y la GPU no supera los 60 grados. El consumo total en condiciones normales (sin overclock) es de 140 vatios.