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Baterías integradas: gran negocio para el fabricante, pesadilla para el consumidor

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baterías integradas

Las baterías integradas (pegadas, soldadas…) no reemplazables por el usuario es una mala moda que se está extendiendo entre los fabricantes. La imagen que ves en portada corresponde a una literalmente reventada en un portátil MacBook Pro pero el fallo puede extenderse a otros dispositivos como smartphones y de ello nos hablan en betanews.

Esta inflamación de la batería es algo que, por lo general, ocurre gradualmente pero termina sucediendo en más ocasiones que las que pensamos con múltiples problemas para el usuario.

Para empezar, el fallo progresivo de una batería reemplazable es fácilmente detectable porque está a la vista simplemente retirando la carcasa y se puede reemplazar antes de que se produzcan mayores daños en el equipo. Con una batería integrada no tenemos tantas facilidades y cuando nos demos cuenta del problema, la expansión física de la batería puede haber triturado todo lo que pille cerca, tarjeta de circuitos, chips o incluso la pantalla.

Daños cuya reparación corre por parte del usuario en la mayoría de los casos porque las baterías se consideran «material fungible» no cubierto por la garantía general. Y es cara, cara, tanto para solucionar los daños colaterales como para reemplazar la misma batería que habitualmente es más económica por terceros fabricantes.

Otro aspecto a considerar es el de la autonomía, una pesadilla para una parte de usuarios. Si llevar una segunda batería es la salvación en smartphones con baterías reemplazables, en el caso de las integradas o encuentras una conexión a la red o te quedas sin móvil, más allá del uso de baterías externas portables. En el caso de portátiles ni eso, te quedas sin equipo.

En resumen. Las baterías integradas son un gran negocio para algunos fabricantes pero una mala idea para el consumidor por mucho que nos insistan en las ventajas de diseño, reducción de peso o grosor. Un negocio no menor porque los precios no son económicos. Hay que citar a Apple porque es el fabricante que hace un mayor uso de las baterías integradas. Reemplazar la de un MacBook Pro cuesta 139 euros y casi 90 euros en el caso de un iPhone.

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