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Cómo puede ayudar el Big Data en la toma de decisiones

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Big Data

«La Inteligencia Artificial es la nueva electricidad«. Andrew Ng, profesor de Ciencias de la Computación y de Ingeniería Electrónica en la Universidad de Stanford, es el autor de esta frase, que se cita de forma recurrente para advertir de que el futuro (y el presente) pasan por la inteligencia artificial y el big data. Sectores tan diversos como la automoción, la industria, el comercio o la salud son ya inconcebibles sin estas herramientas, concebidas hace décadas, pero que han experimentado un boom desconocido en el último lustro.

Han pasado casi veinticinco años desde que Deep Blue, la supercomputadora de IBM, se impuso al ajedrecista ruso Gary Kasaparov. ¿Su secreto? La aplicación de una descomunal fuerza, que traducido a términos tecnológicos resultaba en una potencia de cálculo de 200 millones de posiciones por segundo.

Hoy, esas capacidades se han multiplicado exponencialmente, porque el hardware ha seguido evolucionando. Las tarjetas gráficas, optimizadas para cálculos matemáticos y operaciones complejas con matrices, también pueden usarse para programar algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático. A ello se suma que nuestra capacidad para recoger datos es también mucho mayor. Millones de dispositivos de todos los ámbitos se han incorporado a esta particular red de información.

La ecuación es sencilla: si se pone esta potencia de cálculo a trabajar sobre millones de datos, obtendremos modelos predictivos de enorme fiabilidad, que proporcionarán a las personas y a las empresas productos, servicios y procesos mucho más eficientes que satisfagan de forma más precisa y completa sus necesidades.

Big data en el ámbito de la salud

La utilización del big data para la toma de decisiones permite establecer modelos de comportamiento que una persona nunca podría detectar por sí sola. De esta forma, los modelos predictivos basados en relaciones de múltiples fuentes de datos (por ejemplo, lo que se ha publicado en redes sociales o la información de la que dispone una empresa) conforman el llamado Business Analytics, una disciplina que permite detectar tendencias de negocio. La banca, la automoción o los servicios son sectores donde las aplicaciones del big data y la inteligencia artificial son también enormes.

Las posibles aplicaciones de la inteligencia artificial también están revolucionando el sector de la salud, cuya sostenibilidad lleva años en entredicho por el envejecimiento de la población y las restricciones presupuestarias. La tecnología puede ayudar a resolver estos problemas y ya hay ejemplos de iniciativas exitosas en este sentido.

Es el caso, por ejemplo, de Dezzai. Esta compañía ha desarrollado una solución para ayudar a los profesionales de la medicina a encontrar la información que necesitan y a tomar decisiones mejor informadas, gracias a la combinación de las inteligencias artificial y humana.

Así, el frenético crecimiento de la información médica en la actualidad imposibilita a los profesionales sanitarios mantenerse actualizados. La inteligencia artificial soluciona este reto extrayendo y organizando miles de documentos para ofrecerles información médica relevante, que va a mejorar en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. A futuro, la realización de un diagnóstico automático a partir del procesamiento de millones de historiales clínicos abre la puerta a una especie de automatización de la práctica médica.

¿Cómo puede la Inteligencia Artificial mejorar el cumplimiento de los tratamientos?

La aplicación de la inteligencia artificial al ámbito de la salud se extiende también al tratamiento. Pensemos, por ejemplo, en los problemas de falta de adherencia farmacológica. Con el aumento de la esperanza de vida, la alta prevalencia de enfermedades crónicas y de la multimorbilidad, y la polimedicación entre la población envejecida, este problema está cobrando cada vez mayor relevancia. Cerca del 50% de los pacientes que sufren enfermedades crónicas y se someten a un tratamiento a largo plazo no se adhieren al régimen de medicación prescrito por su médico.

Un paciente que no sigue el tratamiento prescrito por el médico pone en peligro su tratamiento y consume un recurso sin utilizarlo adecuadamente, lo cual tiene un importante coste económico. Pues bien, gracias a la tecnología y la inteligencia artificial, Dezzai ha diseñado un mecanismo que permite:

  • Identificar patrones de comportamiento de no adherencia, a partir de estudios clínicos, historiales de pacientes y literatura médica.
  • Generar conversaciones en un entorno de confianza, para detectar y poner en marcha acciones personalizadas para cada paciente, con el objetivo de cambiar su comportamiento hacia la adherencia.
  • Proporcionar contenidos y servicios personalizados según el perfil del paciente.

De esta forma, el big data y la inteligencia artificial repercuten positivamente en el régimen de adherencia, generando efectos beneficiosos para todos los actores implicados.

  • Las compañías farmacéuticas reducen los fracasos y obtienen un mejor conocimiento de uso a largo plazo de sus productos.
  • El sistema sanitario logra un ahorro debido a la disminución de los reingresos hospitalarios, el descenso de bajas laborales y la reducción de la tasa de fracaso terapéutico. Además, mejora la comunicación entre el profesional sanitario y el paciente, aumenta la confianza y accesibilidad y se reduce la burocracia.
  • Por último, el paciente ve mejorado el control de su enfermedad, reduciéndose las posibles complicaciones. Además, el acceso a una información más completa le permite mejorar el conocimiento que tiene sobre de su dolencia, aumenta su motivación y le ayuda a comprender la gravedad que implica no cumplir con el tratamiento.

Se trata de otro ejemplo de cómo la inteligencia artificial y el big data están ya revolucionando todos los ámbitos de nuestra vida, con una finalidad: hacerla mejor y más sencilla.

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