1 de noviembre
Todo cambia, sin embargo, cuando el primero de este mes, Sezar publica el mensaje que acabas de ver en su perfil de Instagram: una imagen en blanco con un texto en el que denuncia que al menos parte de sus «compañeros», es decir, de creadores de contenido del mundo foodie, sí que realizan colaboraciones (algo totalmente lícito hasta aquí) pero que, en contra tanto de la legalidad vigente como del respeto a sus seguidores, no las identifican como tales.
Por explicarlo aún más claro, denuncia que algunas personas, sin dar nombre, están engañando a sus seguidores, al subir publicidad encubierta haciéndola pasar por contenidos independientes, en vez de dirigidos por quién ha contratado (y pagado) la colaboración. Algo que no es ya que éticamente sea difícil de aceptar, es que además contravienen la Ley 13/2022, de 7 de julio, General de Comunicación Audiovisual. Esto es lo que indica dicha norma en este sentido:
Artículo 136. Identificación y diferenciación de la comunicación comercial audiovisual y respeto a la integridad del programa.
1. La comunicación comercial audiovisual cuyas características de emisión puedan confundir al espectador sobre su carácter publicitario incluirá una sobreimpresión permanente y legible con la indicación «publicidad».
Y por sí te estás preguntando si esta norma regula también la actividad de los creadores de contenido en las plataformas online, esto es lo que podemos leer en el Punto IV del preámbulo de esta norma:
«Asimismo, se incluye en este Título una previsión para los usuarios de especial relevancia que empleen servicios de intercambio de vídeos a través de plataforma. Estos servicios que, en muchos ámbitos, son agrupados bajo el concepto de «vloggers», «influencers» o «prescriptores de opinión», gozan de relevancia en el mercado audiovisual desde el punto de vista de la inversión publicitaria y del consumo, especialmente, entre el público más joven. La irrupción y consolidación de estos nuevos agentes requiere de un marco jurídico que refleje el progreso del mercado y que permita lograr un equilibrio entre el acceso a estos servicios, la protección del consumidor y la competencia. La propia Directiva de Servicios de Comunicación Audiovisual señala que: «(…) los canales o cualquier otro servicio audiovisual que estén bajo la responsabilidad editorial de un prestador pueden constituir servicios de comunicación audiovisual en sí mismos, aunque se ofrezcan a través de una plataforma de intercambio de vídeos». El desarrollo aún incipiente de estos servicios aconseja el establecimiento de una serie de obligaciones básicas relativas a los principios generales de la comunicación audiovisual, a la protección del menor, a la protección del consumidor y a su inscripción en el Registro.»
Parece claro y en botella, ¿verdad?
Las reacciones
Aunque, como ya he indicado anteriormente, Sezar Blue no citó de manera explícita a otros creadores de contenido, no son pocas las personas que se han dado por aludidas y que, además, han respondido de manera airada al mensaje de Sezar, así como a su decisión de dejar de seguir, en Instagram, a los creadores de la comunidad foodie. Y también hemos podido ver como parte de las comunidades de seguidores de los mismos, también se han lanzado al ataque contra el denunciante.
Gran parte de la polémica se ha centrado en el enfrentamiento entre Sezar Blue y otro popular creador, Cenando con Pablo, con el que durante bastante tiempo ha mantenido amistad y con el que ha realizado múltiples colaboraciones, pero que ha sido de los que ha respondido de manera más contundente y crítica a Sezar. En un vídeo que ha circulado por las redes sociales, se ha podido ver también a Pablo reconociendo que sí que ha hecho colaboraciones no identificadas como tales, pero justificándolo al compararlo con un peatón que cruza un semáforo en rojo, es decir, como algo común.
No es mi intención, sin embargo, entrar en este punto de la polémica, es decir, en el de las respuestas, los enfrentamientos y demás, en la parte más «salseante», como se suele decir en las redes sociales, creo que ese asunto es absolutamente secundario, y que el foco está (o al menos debería estar) en lo denunciado por Sezar Blue, y en cómo entiendo que debería responder la gente.
La denuncia de Sezar Blue
Puesto al habla con el creador, con el fin de obtener su versión de lo que ha ocurrido y lo que está ocurriendo, lo primero que hago es preguntarle por las razones, por las motivaciones para haber decidido tirar de la manta, siendo consciente de que las repercusiones podían ser sonadas:
– Mi objetivo es que todos juguemos con las mismas reglas, que por otra parte están muy claras en la normativa de cada red social, en este caso instagram.
– Es bastante injusto que algunos creadores de contenido aprovechen los likes que le regala su audiencia para ganar barbaridades de dinero engañándoles. Está claro que no les conviene decir que es publicidad, y que en el caso de los restaurantes, tanto a los foodies como a los propios restaurantes les viene mejor que parezca algo natural y que realmente los instagramers han acudido a su restaurante por su calidad y porque merece la pena la visita.
– Curiosamente suelen ser lugares que «necesitan» esa promoción para que la gente vaya a sus establecimientos. Estoy seguro que Can Roca, DiverXO o Etxebarri no pagarían nunca a un influencer por ir a comer.
Y es que es cierto lo que menciona Sezar. Antes hemos visto el marco legal español que regula la publicidad en las plataformas, pero a esto debemos sumar que también éstas cuentan con sus propias normas, que son aceptadas por los creadores para poder subir sus contenidos. Y el problema es que esto no parece ser algo puntual, que se circunscriba exclusivamente a unas pocas cuentas. Esto es lo que nos dijo Sezar Blue al preguntarle hasta qué punto está extendida la publicidad encubierta entre los creadores de contenido:
– En mi sector es lo más habitual. De hecho no conozco ninguna cuenta «foodie» de más de 50.000 seguidores que no haya llevado a cabo prácticas de publicidad encubierta.
En este punto es importante recordar que hablamos de uno de los creadores más veteranos, reconocidos y asentados dentro del mundo foodie, condiciones que nos indican que cuenta con una perspectiva singularmente amplia de todo el ecosistema, y que sin duda genera una gran brecha en la confianza con la que se debería observar, a partir de ahora, el contenido de dichos creadores.
Preguntado por dicha visión de la situación actual, Sezar nos decía esto:
– Yo llevo años denunciando esta situación, y creo que todo este revuelo que se ha formado a raíz de la publicación en blanco que hice en Instagram ha removido conciencias, y ha abierto un poco los ojos de los consumidores de Instagram, que tantas y tantas veces han sido engañados en este sentido.
– Ninguna cuenta foodie de más de 50k ha respondido aclarando su postura ni posicionándose, y deben estar esperando que se pase el revuelo para continuar con estas prácticas. Espero que pronto haya una ley que proteja más a los consumidores de estas redes sociales y que se trabaje con transparencia al respecto.
De nuevo, como decía tras revisar el marco legal, me repito: blanco y en botella. Y es que es cierto que no es la primera vez que Sezar Blue denuncia este tipo de acciones, si bien es cierto que nunca hasta ahora había alcanzado tanta repercusión. Desgraciadamente ha sido a consecuencia del «enfrentamiento» con el creador que he mencionado anteriormente pero, como decía en ese momento, creo que centrarse en eso es fijarse en el dedo, en vez de aquello a lo que señala.
Conclusiones
Soy, ya lo he dicho anteriormente, seguidor de algunos canales de creadores de contenido del mundo foodie, como Edu bravasbarcelona y JDalmau entre otros, además del propio Sezar, claro, y aunque siempre he sentido la sombra de la sospecha ceñirse sobre algunos de ellos (no los que acabo de mencionar, pero hablo solo de mi percepción «desde fuera»), reconozco que el alcance de estas técnicas que afirma Sezar Blue me ha dejado un tanto compungido.
Seguiré viendo contenidos de este tipo, sí, y no solo (aunque también, claro) los de Sezar Blue, pero personalmente, y salvo en casos contados basados en mi percepción personal (que ojo, puede ser errónea), me quedo con una lista de creadores, digamos de confianza, que se puede contar con los dedos de una mano. Y claro, desde este punto tengo claro que reforzaré las opiniones de restaurantes que vea en redes con el feedback que proporcionan los clientes de los mismos a través de Google, TripAdvisor y otros servicios que se dediquen a recopilarlas.
En cuanto a mi opinión sobre la decisión de Sezar Blue, soy consciente de que, de una manera puramente egoísta, hacer lo que ha hecho podría ir en contra de sus intereses, pues se ha enfrentado a una parte importante de la comunidad, amigos incluidos. Y es eso, precisamente, lo que me ha llevado a querer hacer esta publicación. Siempre he tenido la sensación, y lo he comentado anteriormente, de que Sezar es una persona honesta y con principios, y que en esta ocasión, éstos se han antepuesto al interés personal, y es algo que me parece digno de mención.
Con respecto a las reacciones, en un par de vídeos muy recientes, precisamente de Edu bravasbarcelona y de JDalmau he visto que afirmaban que habían pagado sus consumiciones, con coletillas que se pueden resumir en un «No como otros», lo que de alguna manera los posiciona del lado de Sezar Blue, si bien es cierto que, como afirmaba al responder a nuestras preguntas, no han sido posicionamientos explícitos en el contexto de todo el ruido que se ha generado estos días. Algo es algo, sí, aunque no estaría mal que fuera un poco más. Un aprobado está bien, pero es mejor un notable o un sobresaliente, en mi opinión.
Si abordamos la reacción de la comunidad de seguidores de las cuentas foodie, reconozco que me cuesta más entender la reacción de parte de la misma, que no ha dudado en posicionarse en contra de la denuncia para defender a las cuentas que Sezar Blue habría señalado implícitamente (pues, repito, explícitamente no ha nombrado a creador alguno). Y es que sí, puedo entender que a unos les guste Fulanito y a otros Menganito, pero lo que está denunciando Sezar, y esto es el epicentro de toda esta historia, es un engaño colectivo y constante por parte de algunos creadores a sus seguidores.
¿Tiene sentido defender a quién te está mintiendo frente a quien lo denuncia? Yo no se lo encuentro, la verdad. Quizá tenga que ver con que evito el dogmatismo y la confianza ciega, y que si alguien me engaña y lo descubro, pues no me hace ninguna gracia. Personalmente, y esto se lo he hecho llegar a él, me siento agradecido a Sezar por haber tirado de la manta, lo que no quita que la próxima vez que vea algo en un contenido suyo con lo que no esté de acuerdo, seguiré pensando que no estoy de acuerdo y, si lo considero necesario, se lo haré llegar a través de los comentarios de dicha publicación.
Y es que, para cerrar esta noticia-reflexión sobre lo denunciado por Sezar Blue, y al ver reacciones de usuarios que en vez de agradecer la denuncia y tenerla en cuenta a la hora de ver contenidos de sus creadores favoritos, han optado por atacar al mensajero, volveré a citar una de sus frases más habituales, que resume un poco mi grado de hastío ante determinadas actitudes, «me está empezando a dar un Camilo Sesto: ya no puedo más».