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El día en que MS salvó a Apple

Ayer se cumplieron doce años de la famosa aparición de Bill Gates en la pantalla gigante de la MacWorld Expo detrás de Steve Jobs para anunciar la compra de 150 millones de dólares en acciones para contribuir a salvar a Apple. La imagen gigante del entonces enemigo acerrimo de Apple empequeñeciendo a Jobs y anunciando que iba a proporcionar un chaleco salvavidas para Apple, cobra en estos tiempos de crisis un interesante significado, con Apple viento en popa y Microsoft bajando ingresos.

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Ayer se cumplieron doce años de la famosa aparición de Bill Gates en la pantalla gigante de la MacWorld Expo detrás de Steve Jobs para anunciar la compra de 150 millones de dólares en acciones para contribuir a salvar a Apple. La imagen gigante del entonces enemigo acerrimo de Apple empequeñeciendo a Jobs y anunciando que iba a proporcionar un chaleco salvavidas para Apple, cobra en estos tiempos de crisis un interesante significado, con Apple viento en popa y Microsoft bajando ingresos.

En la MacWorld Expo de Boston, el 6 de agosto de 1997, se vivieron emociones contradictorias, se pudieron escuchar abucheos, aplausos, gritos de apoyo, silencios tensos… Concurrieron dos acontecimientos importantes para la historia de Apple. Por un lado retornaba el hijo pródigo. Steve Jobs, que había sido apartado en 1985 de la directiva de la compañía, volvía para dar esperanzas con un plan de recuperación ambicioso.

En pleno show en el que los aficionados celebraba su reaparición como posible salvador, Jobs comenzó a hablar de Microsoft, ante la sorpresa y el rechazo de algunos. Y entonces dijo "Necesitamos deshacernos de algunos conceptos. Necesitamos deshacernos del concepto de que para que Apple gane Microsoft tiene que perder". Era el preludio al segundo acontecimiento histórico del día.

Bill Gates aparecía entonces acogido por sonoros abucheos en una pantalla gigante para anunciar a los fans de Apple que su compañía iba a comprar 150 millones de dólares en acciones de Apple sin derecho a voto. La conmoción entre los aficionados fue grande, Bill Gates era la imagen del enemigo natural de Apple y para desconcierto de los asistentes estaba tendiendo un bote salvavidas a una compañía que atravesaba unos difíciles momentos económicos.

Hay que tener en cuenta que en esos momentos el enfrentamiento entre Apple y Microsoft había llegado a los tribunales. Apple había denunciado que Microsoft había copiado elementos del sistema operativo de los ordenadores Mac para incorporarlo a su propio Windows. Las relaciones entre ambas compañías eran más que tensas, hasta que llegó Steve Jobs.

Por parte de Apple el acuerdo suponía el apoyo de la compañía durante cinco años al Office para Mac y la incorporación de Internet Explorer como navegador por defecto, aunque no el único, además de cruce de pantentes y colaboración en el desarrollo Java. Lo que no apareció en la pantalla gigante del palacio de congresos de Boston fue la renuncia de Apple a seguir con el pleito por la apropiación de elementos del sistema por parte de Microsoft.

Como dijeron entonces muchos analistas, Apple necesitaba a Microsoft mucho más de lo que Microsoft necesitaba a Apple. La renuncia al juicio no puede considerarse significativa, pues seguramente Microsoft habría podido llegar a un acuerdo por mucho menos de los 150 millones que invirtió finalmente en la compañía.

Por otra parte el apoyo de Apple al Office e Internet Explorer para Mac, no deja de ser anecdótico para una empresa con la cifra de negocio que manejaba entonces Microsoft. Algunos analistas apuntaron que las autoridades antimonopolio de Estados Unidos estaban apretando las tuercas a Microsoft y que posiblemente la desaparición de Apple le habría traído más problemas que la cuota de mercado que podría arrebatar a Microsoft si sobrevivía.

En cualquier caso no se puede descartar el factor personal. Con el tiempo hemos sabido que Steve Jobs y Bill Gates se respetan, incluso se admiran. En una entrevista conjunta en All Things Done, los dos personajes se intercambiaron elogios y muestras de admiración.

Es posible que simplemente Steve Jobs se presentara en el despacho de Bill Gates y le dijera "tengo un proyecto, pero necesito ayuda" y que Gates se la ofreciera. Lo que parece seguro por comentarios que se le atribuyen, es que si Steve Ballmer hubiera ocupado ese mismo despacho no hubiera concedido esos 150 millones de dólares.

Esos 150 millones suponían entonces el 6% de las acciones de Apple. Permitieron a Steve Jobs poner en marcha sus proyectos estratégicos como el nuevo iMac, reducir las líneas de producto y cambiar la imagen de la compañía. Es posible que sin ese bote salvavidas de Microsoft no hubiésemos visto nacer iconos como el iMac, el iPod, el iPhone…

Ahora sin embargo el panorama ha cambiado. Apple, gracias entre otras cosas a los cambios que puso en marcha Jobs, se ha convertido en una de las compañías tecnológicas más innovadoras pero también más rentables en estos momentos de crisis. Con respecto al mismo trimestre del año pasado, Apple presentaba a finales de junio unos beneficios un 12 por ciento superiores.

En Microsoft, a la espera del lanzamiento de Windows 7 y del nuevo Office, han acusado el golpe de la crisis y han tenido un descenso de los ingresos de un 17 por ciento respecto al año anterior. No parece factible que se cambien ahora las tornas y que sea Ballmer el que le pida ayuda a Jobs. Los tiempos han cambiado y aunque Ballmer insista en decir que Apple no daña al negocio de Microsoft, no puede uno evitar pensar qué hubiera sido de Microsoft si no hubiera ayudado a Apple.

Mientras su enfrentamiento sigue con golpes recíprocos en los anuncios para televisión, ambas compañías tienen otras cosas de las que preocuparse. Una compañía a la que en 1997 aún le faltaba un año por nacer domina las búsquedas en Internet y amenaza con entrar con fuerza en mercados como el de los navegadores o los sistemas operativos. Google puede convertirse en el enemigo común.

Vídeo de la aparición de Bill Gates en la Mac World Expo de 1997

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