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El fallo de una computadora de la década de los 80 mantiene inactivo al Hubble

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Hubble averiado

NASA trabaja a marchas forzadas para reparar el Hubble después que un problema con una computadora de a bordo de la era de 1980 obligara a desactivar temporalmente el funcionamiento del telescopio espacial y ponerlo en modo seguro.

El Hubble es uno de los grandes veteranos de la exploración espacial que siguen en activo. Un instrumento magnífico que ha revolucionado todas las áreas de investigación astronómica tras observar con detalle decenas de miles de cuerpos celestes y regalarnos las imágenes más hermosas del Universo profundo.

Pero el tiempo pasa factura. Y más en el espacio donde hacer operaciones de mantenimiento no es tan sencillo como reparar máquinas informáticas de la Tierra. El año pasado el gran telescopio espacial cumplió 30 años desde su puesta en órbita por el transbordador Discovery y si se ha mantenido activo gracias a las actualizaciones que ha ido recibiendo y las operaciones de reparación que comenzaron nada más lanzarse, ya que un problema con el pulido del espejo principal estuvo a punto de convertirlo en un fiasco.

El problema ahora es distinto y el equipo de operaciones del Hubble sospecha que podría deberse a un módulo de memoria degradado que provoca errores en una de sus computadoras. La memoria puede degradarse con el tiempo debido a los años de exposición a la radiación en el espacio. NASA esperaba este tipo de problemas, por lo que hay módulos de memoria de respaldo en el telescopio espacial. En cuanto a la computadora, es de la década de 1980 cuando se diseñó y construyó Hubble.

No es la primera vez que el Hubble anda ‘malito’ y las operaciones de reparación han sido continuas. Lo mismo que los programas de mantenimiento que han permitido mejorar sus prestaciones y aumentar su vida útil. El último de gran impacto lo llevó a cabo el personal del transbordador Atlantis en 2009 cuando a 560 kilómetros de altura sobre la tierra y a una velocidad de 25.000 kilómetros por hora, sustituyeron las baterías, las cubiertas aislantes, sensores de guiado y los giróscopos encargados de su orientación.

Hubble averiado

Hubble activo hasta el James Webb

Aunque se espera que el Hubble aguante una vida útil cercana a los 40 años, su sucesor está en marcha. Se llama James Webb y ofrecerá una resolución y sensibilidad sin precedente en la historia de la cosmología.

El proyecto astronómico «más ambicioso y complejo jamás construido», será construido y operado conjuntamente por la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, y será capaza de captar los eventos y objetos más distantes, desde la formación de galaxias y estrellas a la observación directa de exoplanetas y novas.

El tamaño importa aquí y el del Webb es colosal. El telescopio tendrá 18 hexágonos para formar el espejo primario de 6,5 metros, casi el triple que el del Hubble. Es tan grande que no existen lanzadores espaciales preparados y por ello los hexágonos se desplegarán una vez abierto en órbita el telescopio. Otro elemento gigantesco es el parasol. Encargado de proteger el conjunto y mantener los espejos y los instrumentos científicos a temperaturas cercanas al cero absoluto tendrá el tamaño de una cancha de tenis.

Y más allá en el futuro apunta WFIRST, cien veces más potente que el Hubble y el primer observatorio espacial que permitirá a los científicos buscar con precisión agua, metano, dióxido de carbono y otros gases que podrían indicar la presencia de actividad biológica.

El premio es por el que suspira cualquier astrónomo: probar la existencia de otros mundos fuera del Sistema Solar con la capacidad de albergar vida.

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